«No tengo con el Principado toda la sintonía que me gustaría»

Susana D. Machargo OVIEDO

ASTURIAS

Tomás Mugueta

El rector espera una cooperación más efectiva con el Gobierno asturiano de la que se ha encontrado en este primer primer año y medio de trabajo. Quiere que se use todo el potencial de la Universidad y que no se piense que solo pide dinero

16 oct 2017 . Actualizado a las 12:37 h.

Comienza la entrevista con una ligera afonía que se va diluyendo a medida que entra en materia. Mientras defiende una Universidad de Oviedo fuerte, que pueda dialogar en igualdad de condiciones con los Gobiernos y contribuir al desarrollo económico y social de la región, su voz mejora. Santiago García Granda habla con suavidad, siempre con una media sonrisa, pero con un mensaje contundente y sin concesiones. Quiere que se bajen las tasas universitarias, que se planifique un calendario de ayudas para la investigación, que se apuesta por un macrocampus en El Cristo, que se consoliden las plantillas y, sobre todo, que no se vea a los rectores como unos gestores que siempre llaman a la puerta del Principado para pedir sino como los líderes de una institución que tienen mucho que aportar. Apuesta por elaborar un nuevo plan de titulaciones que conserve la vocación generalista y social de la institución. No concibe, por ejemplo, una Universidad de Oviedo sin Filosofía, aunque tuviera un solo alumno matriculado.

-Ha pasado año y medio desde su toma de posesión. ¿Qué balance hace de estos 18 meses? ¿Qué le ha quedado en el tintero de todo lo que consideraba urgente cuando llegó al cargo?

-El balance es bastante positivo. No es todo lo que uno espera porque llegas con toda la ilusión y crees que en un año puedes hacer muchas cosas y eso no es del todo cierto. Puedes hacer mucho pero también hay cosas imposibles. De todos modos, el balance ha sido muy positivo. La Universidad está muy tranquila, no ha habido ningún sobresalto importante. Hemos obrado con transparencia en todo lo que hemos podido. Hemos hecho una buena planificación de las convocatorias de estabilización y promoción de todas las plazas a las que tuvimos acceso y ahora tenemos una buena expectativa para 2018. Habíamos prometido unos criterios que fueran aceptados por toda la comunidad universitaria y lo hemos logrado hasta un punto muy amplio. Son cosas positivas. Los estudiantes están muy tranquilos y tenemos una buena comunicación. El Consejo de Gobierno tiene dentro a todos los directores de centro y de departamento, a los directores de escuela, decanos y decanas y no hay ningún problema. Es un foro bueno de discusión y no hay luchas.

-Lo que parece es que no hay oposición universitaria.

-Sí hay oposición. La oposición siempre existe. Pero nosotros llegamos con la idea de integrar y eso es algo que creo que hemos conseguido. Seguro que hay personas que piensan que no lo estamos haciendo todo lo bien que se debería o que a lo mejor no estamos yendo en la dirección que ellos creen que tiene que ir la Universidad. Esa oposición está ahí pero no es de bandos, que es de lo que yo creo que debemos huir en la Universidad. Solo es buena la oposición de cosas bien y mal hechas. 

-¿Qué es, entonces, lo que no han podido lograr?

-Si nos referimos a algo importante o global, no he logrado tener toda la sintonía que quería con el Principado de Asturias. No digo que el Principado no colabore pero no estamos en un nivel de colaboración o integración como yo creo que tiene que estar una universidad con un Gobierno de una comunidad tan pequeña como esta, con una única universidad.

-¿Se refiere al contrato-programa sobre el que ya hay un acuerdo verbal o es algo más amplio?

-Me refiero a todo, un poco al día a día, a abordar grandes proyectos no solo la financiación de la universidad que, por supuesto, es algo importante y básico. Me refiero a proyectos comunes y a estrategias. Hemos sacado un plan estratégico y nos gustaría que ese plan estuviera contemplado dentro de la estrategia general de la comunidad autónoma. No es una queja. Quizá por mi forma de ser yo esperaba mayor integración y esa integración no es tan plena.

-¿Dónde está fallando? ¿Qué es lo que falta para terminar de entenderse?

-Hace falta cambiar mentalidades y que uno esté abierto a las ideas de los demás, que no estemos tanto en la defensa de nuestras propias competencias sino más abiertos. En este caso es estar más abierto supone usar la Universidad, que es una institución que pesa mucho en el Principado, usar todo su potencial sin complejos y sin pensar que la Universidad solo busca la financiación. No es cierto solo busquemos financiación, buscamos la colaboración.

-¿Tiene la sensación de que le ven como alguien que está siempre pidiendo?

-Exacto. Tenemos que pedir porque no tenemos suficiente. Es lógico. Pero nos gustaría que el Gobierno y también las empresas y la sociedad vieran que pedimos para trabajar más, para utilizar toda nuestra potencia, que tenemos mucha.

-¿Han presentado el plan estratégico que han redactado al Gobierno del Principado?

-El plan estratégico es público. El nuevo equipo de Gobierno de la Universidad aspiraba a tener un adelanto de un contrato-programa en el año 2016. Empezamos a preparar un plan estratégico que estaba basado solamente en un contrato-programa y una financiación por objetivos, puesto que había un plan vigente hasta 2017. Nos dijeron desde un primer momento que era imposible porque ya había un plan de financiación en vigor. Pero nosotros insistimos. Presentamos nuestra financiación por objetivos y esa financiación estuvo siempre en manos del Principado, de las organizaciones políticas, de los sindicatos, de todo el mundo… No fue posible, así que en un momento determinado, empezamos a negociar un nuevo plan global de financiación y ese es el plan de financiación que está a punto de ser firmado. Hay un acuerdo, yo diría, que total.

-Es decir, que da por cerrada la negociación aunque ya ha dicho públicamente que no está del todo satisfecho con el plan.

-Me gusta el marco, en el que se desarrolla, con tres bases: la financiación ordinaria, con los gastos de la Universidad, que incluyen sueldos y gastos corrientes; un pequeño contrato-programa con financiación por objetivos, y luego otro aspecto importante que es la financiación de infraestructuras. El marco me parece bien. Las cantidades que están dentro de ese marco me parecen escasas.

-¿Es escasa la financiación de todos los apartados? ¿Dónde están las mayores necesidades?

-Tanto el contrato-programa como la financiación de las infraestructuras son muy escasos y se podría hacer un esfuerzo mayor. No sé si un 50% más o un 25% más, pero algo. El Principado podría hacer un esfuerzo mayor puesto que la inversión es muy corta. Estamos hablando de 10 millones en cinco años. Para el volumen de inversión en I+D+i del Principado y para lo que representa la Universidad son cantidades muy pequeñas. En cambio, en el apartado uno, en los gastos corrientes, con este esquema de financiación podemos afrontar cualquier situación. Es suficiente dentro de lo que es una Universidad española, en una provincia del norte del país, con un millón de habitantes y con una pujanza media.

-Después de tantos años de crisis, donde el recorte en las inversiones fue drástico, para salvar otros apartados, ¿por dónde empezar con las infraestructuras? ¿Cuál es la mayor urgencia?

-Lo más urgente es adecuar ciertas instalaciones que necesitamos y que ahora están fuera de uso. Después, tenemos edificios con problemas y tenemos que abordar de todo, hasta goteras. Pero lo más importantes es un plan de eficiencia energética. El plan de eficiencia energética es importantísimo para nosotros porque nos va a permitir ahorrar y ofrecer unas condiciones ambientales óptimas. Hicimos un esfuerzo en las condiciones ambientales. Todo el mundo pensaba que sería necesaria una gran inversión pero, al final, con las medidas correspondientes de control, pudimos hacer una inversión pequeña del orden de 40.000 euros. Con esos 40.000 eeros pudimos tener a todo el personal y a todos los estudiantes en unas condiciones razonables durante el invierno. Si somos capaces de ahorrar en energía ese dinero podemos destinarlo a otras cosas. Eso es lo más urgente: ofrecer un servicio que sea igual en todos los campus de la Universidad y que permita a las personas realizar su actividad en una condición mínima. Después tenemos que acondicionar nuestros laboratorios que sea han quedado obsoletos después de tanto tiempo sin inversiones. Tenemos que hacer nuevos espacios para las nuevas tendencias docentes, como áreas de coworking, espacios donde los estudiantes puedan realizar tareas y tener una independencia. Es necesario que nuestras instalaciones deportivas lleguen a todos los campus. Y luego está el gran tema de la informática. La actualización tecnológica también son infraestructuras y también es muy importante, mejorar nuestra capacidad de administración y servicio electrónico. Tenemos que ser capaces de interacciones mucho mejor con todas las instituciones y con las personas que necesitan algo de la Universidad. No podemos seguir rellenando papeles en registros. Esto es una pequeña decepción, uno de los temas pendientes de este primer año y medio. Vamos más lentos de lo que queríamos. Estás con las manos en la masa pero no es fácil cambiar procedimientos. Es frustrante porque hay que cambiar mentalidades y porque no tenemos la suficiente capacidad económica para abordar proyectos globales.

-¿Cómo va la residencia estudiantil de Gijón?

-Muy bien, parece, ¿no? Dicen que en 2018 empiezan a trabajar. Ya tienen los permisos y la calificación del ayuntamiento. Por lo tanto, han dicho que para 2019 estará funcionando. Es lo que ha dicho el promotor y me lo tengo que creer. Yo no tengo capacidad para construir una residencia.

-En el contrato-programa la Universidad de Oviedo también ha exigido al Principado que incluya una cláusula con el compromiso de dotar recursos extra si se produce una bajada de la matrícula, para compensar la pérdida de ingresos. Esta es una vieja reivindicación estudiantil. ¿Se van a bajar las tasas?

-Yo creo que sí. La tendencia en todo el territorio nacional es a bajar las tasas. No sé si tanto como son las aspiraciones de los estudiantes, que nosotros apoyamos, pero sí va a haber una igualación de tasas de máster y grado, igualando el máster al grado, y luego con una bajada de las tasas para igualarlas en el rango más bajo dentro de todo el país. A nosotros no nos gusta que las tasas de Galicia y Cantabria sean más bajas que las de Asturias. Al Principado le hemos insistido mucho para que se incluyera esa cláusula. No fue algo directo. El Principado es el que tiene la última palabra a la hora de fijar las tasas. Él decidirá. Lo importante es que los alumnos de cualquier Universidad, y en este caso de la Universidad de Oviedo, tengan una atención y una inversión que sea la razonable. Hablo de unos 10.000 euros por alumno. Universidades de fuera de España tienen mucho más. Pero la realidad es que la inversión total actual es de 6.000 euros, de los que el Principado paga 5.000 euros y los estudiantes, 1.000. Eso en grado. En master, el Principado invierte 5.000 y los estudiantes pagan unos 2.000 de promedio. El sentido de introducir esa cláusula es justamente que la cantidad que invertimos por alumno no baje. Si el alumno paga menos eso tendrá que ser compensado. Si no podríamos bajar las tasas, como dijo algún consejero, pero llegaría un momento en que podríamos invertir solo 1.000 euros por cada uno. ¿Qué universidad tendríamos entonces? 10.000 euros son un mínimo razonable que no cumplen la mayoría de las Universidades españolas. Solo País Vasco está cerca y Navarra también.

-¿Ha visto que el Principado es consciente de la necesidad de bajar las tasas?

-Las reuniones fueron en un buen ambiente. El Principado, al menos los interlocutores, la directora general de Universidades y el director general de Presupuestos, tuvieron una actitud colaborativa. Fue fácil negociar con ellos pero había límites que ellos no podían sobrepasar. Lo entendieron rápido y no hubo problema.

-¿Tras cinco años de tasas congeladas, el próximo curso podrá haber ya una bajada?

-Esa será una lucha que tenemos que empezar ahora, convencer al Principado de que es necesario. Lo que suceda a nivel nacional, también influirá. Tenemos que convencer entre todos que las tasas no deben ser un hándicap para que las personas se formen. Nosotros tenemos unos programas de unos 200.000 euros en ayudas de urgente necesidad. En la Universidad de Oviedo nadie tiene que dejar los estudios porque no tiene dinero para pagar la matrícula. Pero hay que mejorar

-La Conferencia de Rectores (Crue) ha vuelto a instar al Gobierno a que modifique el decreto de becas, fundamentalmente, el hecho de exigir una nota por encima de un 5 para acceder a ellas. ¿Es algo urgente?

-Es algo que todos los rectores, o al menos la mayoría, compartimos. Es una pelea. La nota para poder tener una beca tiene que ser un cinco, la misma que se pone a todos los alumnos para poder estudiar. Puedes incorporarte por nota pero si no tienes recursos te puedes quedar fuera porque te exigen más que al resto que sí tiene recursos. No sé por qué un 5,5. No entiendo esa selección. En eso soy muy beligerante.

-Los terrenos del viejo HUCA no sé si son un dolor de cabeza, una oportunidad o quizá ambas cosas a la vez. ¿Qué espera la Universidad de Oviedo de ese suelo que se va a liberar y cuyo proyecto se acaba de presentar?

-Soy muy optimista. La Universidad solo he recibido mensajes de alegría por el plan. Por fin vamos a tener la posibilidad de organizar un campus en Oviedo. No me había leído bien el proyecto. Ahora que ya lo he repasado, pienso que el hecho de la Universidad esté contemplada con siete u ocho actuaciones y otras que pueden ser también compartidas, como los viveros de empresa, nos viene bien. El ambiente es bueno. Tenemos que ver cómo se integra todo esto con el resto del campus. Tenemos que ver las comunicaciones internas. Y hay y un buen plan para conectar El Cristo con el resto de Oviedo, a pie, en bicicleta, en transporte públicos,… Eso nos parece bien. De todos modos, en una primera lectura, me parece que este plan nos reserva un volumen escaso para la Universidad. Hablo de edificios, de metros cuadrados. El volumen es escaso si queremos trasladar todo lo que tenemos en el centro de Oviedo.

-La tramitación de las becas Severo Ochoa recaba constantes quejas de los estudiantes de doctorado porque acumula meses de retrasos. Primero fue la convocatoria general y ahora la de estancias en el extranjero. ¿Qué se puede hacer para resolverlo? ¿Entiende que es una traba añadida para la ya de por sí maltrecha investigación?

-Son becas del Principado. Siempre que tenga ocasión digo que debemos hacer una planificación. El Principado puede hacerlo con sus convocatorias y puede imponerse límites. No existe ningún problema, entiendo yo, con que haya presupuestos prorrogados o nuevos, para que se convoquen las becas a principios de año. Solo tiene que existir voluntad política. Lo contrario es algo que no podemos entender. Con el resto de convocatorias igual. Espero que el nuevo Plan de Ciencia, Tecnología e Investigación para el periodo de 2018 a 2022 tenga un calendario de convocatorias y se respete. Si existiera un calendario de convocatorias, todos sabríamos a qué atenernos. En la Universidad hacemos lo que podemos. Tratamos de flexibilizar todo lo referente al doctorado porque los estudiantes no saben cuándo van a poder optar a una beca Severo Ochoa y para conseguir una beca es una condición estar matriculados. Si se matriculan y no sale la convocatoria, igual no pueden pagar o no pueden seguir investigando. Así que lo que hacemos es que la inscripción sea continua. Los aceptamos en cualquier momento. En cuanto hay convocatoria aceptamos su inscripción.

-Ha repetido en múltiples ocasiones que la investigación es una de sus preocupaciones, que se necesita estabilidad y no estar sometido a los vaivenes de la financiación. Ahora que los políticos aseguran que se está dejando atrás la crisis, ¿comienzan a llegar más fondos a la investigación?

-De momento, no llegan. Igual que la crisis llegó más tarde, porque los proyectos son a tres o cuatro años y hubo un colchón de un par de años en los que los grupos trabajaron con fondos de convocatorias anteriores, ahora ocurre lo contrario. Los programas no han crecido. El plan nacional no ha crecido y hasta se ha retrasado un poco. La mejora no ha llegado a los investigadores. El problema que tenemos es que la investigación y los recursos humanos no se regeneran en un año ni en dos. Todos lo destruido hay que volver a construirlo. Los recursos, además, no volverán a lo loco. Crecerán de forma gradual, si es que crecen. El programa Ramón y Cajal está bajo mínimos. Hemos recibido cinco ramones y cajales y algunas universidades no han recibido ninguno. Los programas de financiación de técnicos están también bajos y los del plan nacional están en los niveles de 2016.

-Hablemos un poco de las plantillas. La Universidad cuenta con una plantilla envejecida, bloqueada por la falta de tasa de reposición. ¿Qué expectativas baraja para los próximos años? ¿Se podrán atender todas las necesidades?

-Estamos trabajando con unas 50 jubilaciones por año y quizá se incrementen en los próximos cursos ligeramente. Teníamos una bolsa de acreditados de unos 120, tantos de acreditados a profesores titulares como a catedráticos. Y esa bolsa la estamos reduciendo rápidamente, con las convocatorias de este año y, con la flexibilización que trajeron los presupuestos de 2016, se nos ha permitido convocar más plazas. Estamos sacando unas 170. Eso es una reducción de más del 50% de esa bolsa de acreditados. A este ritmo, todos esos acreditados a día de hoy tendrán la posibilidad de concurrir a una plaza a finales de 2018. Después tenemos una buena noticia, que es que los contratados doctores interinos podemos estabilizarlos a contratados doctores, podemos sacar sus plazas. Y luego todo el personal interino que cumpla ciertos requisitos de antigüedad podemos sacar también sus plazas. Por tanto, las noticias son buenas mientras se mantenga el actual ritmo de acreditados. Si el ritmo de acreditados creciera, podríamos volver a tener problemas. Podemos hacer una planificación más pausada. No habría tapón y los acreditados acudirán a los concursos con más ilusión porque cuando te acreditas y pasa el tiempo vas perdiendo un poco la ilusión de concurrir a una plaza.

-El último informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) destacaba precisamente el gran número de doctorados en la Universidad de Oviedo que luego hacen carrera sin moverse. Solo Canarias, donde la insularidad juega un papel importante, tenía porcentajes mayores. ¿Esta tendencia genera endogamia? ¿No sería necesaria más movilidad?

-Este en un mal endémico de la universidad española no es solo nuestro mal. Yo soy un caso típico de endogamia. Soy de aquí, hice mi carrera aquí. Hice un postdoc de dos años fuera. Muchos no lo han hecho. Volví aquí y aquí hice mi oposición a titular y luego a catedrático, aunque es verdad, que me habilité en Madrid. Lo que tendríamos que potenciar, y solo se puede hacer a nivel nacional, es que la movilidad sea mayor. Otra cosa importante, que nosotros no tenemos, es traer profesores de fuera de España. No tenemos un programa de captación de talentos o de regeneración para que nuestras plantillas no estén solo formadas por las personas que estudiaron en Oviedo, que eso es malo. Pero necesitamos recursos para contratar a investigadores distinguidos que hagan su carrera aquí, que se integren y se acrediten. Para conseguir eso debemos que tener capacidad suficientes para pagarles, al menos, durante cinco años. Ahora estamos trabajando en un plan para conseguir ERCs (european research council), ayudas o proyectos, de forma que las personas que vengan con esas ayudas, ya sean de la Universidad de Oviedo o de fuera, puedan iniciar un proyecto con la debida financiación. Luego podrán integrarse en nuestras plantillas o moverse a otros centros. Pero son gente que no procede de un grupo de aquí. Tiene que haber una componente de personas formadas aquí y que hayan trabajado con los grupos. Pero también tiene que haber gente de fuera que ese integre en esos equipos o que abra nuevas líneas de investigación.

-Ese mismo informe de la Fundación CYD también habla de la baja tasa de idoneidad de los graduados en Oviedo, es decir, muy pocos alumnos acaban su carrera año a año. ¿Cómo se puede mejorar ese porcentaje, cómo mejorar estos indicadores?

-Voy a salirme un poco de la corriente oficial. Nosotros no somos una fábrica. Formar a un titulado universitario no es lo mismo que fabricar una rueda. Hay personas que son muy buenas que necesitan más de cuatro años. Como hay alumnos que lo hacen en tres. Hay gente que no se adapta al ritmo que se impone dentro de una programación fija y rígida. Sé que hay alumnos que alargan su titulación para conseguir mejor nota y así concurrir a una beca. Eso ocurre. Cada vez más personas tienen que trabajar y tienen que realizar una evaluación diferenciada. Así que cuentan con más años para acabar su carrera. Supongo que esos ratios de idoneidad los debemos mejorar, como todo. Eso también tiene que ver con la exigencia que nosotros tenemos para aceptar a nuestros estudiantes. Tienes que llegar a un compromiso. ¿Quieres solamente a una élite de estudiantes? En Medicina todos acaban en el tiempo marcado. Hay una selección muy fuerte y tienen una sobrecapacidad para hacer ese grado y seguramente otras muchas cosas a la vez, como prepararse para el MIR. Así que tenemos que decidir. Mi apuesta es que la Universidad de Oviedo tiene que acoger a cualquiera de Asturias que quiere cursar una carrera. Si lo consigue, está cumpliendo su objetivo. Después, tiene que dar el mejor servicio, la mejor educación y un programa que se ajuste a lo que los empresarios quieren. Hay que asegurarles que no solo acaben la carrera sino también que trabajen. Donde sea, como autónomos, que vayan a un centro de investigación o a una gran empresa. En esto pasa un poco como con los ránkings. Están ahí. Sería mejor estar el primero en todos. ¿Sería mejor tener una eficiencia plena y que todo el que sale salga al 100%, como una máquina en la que metes a las personas por aquí y a los cuatro años salen titulados y a los que no los destruye…? En otros sitios, los aspirantes no pasan el primer control y no entran, como sucede en las Universidades de élite. Oviedo, como universidad pública, no tiene que basarse su elitismo en la entrada. Hay que tener cierto control pero también formar personas que sean útiles para la sociedad y líderes.

-¿Tiene algo en mente para mejorar todos estos parámetros?

-Una cosa muy importante: orientar. Necesitamos un plan de orientación para todos los estudiantes. Todos los alumnos que llegan tienen que estar instruidos y con el pleno conocimiento de que la titulación que van a hacer es la que quieren y la que se adapta a sus condiciones. Tenemos muchos cambios de titulación y eso responde a que hay poca orientación. Por otra parte, tenemos que hablar con los empleadores y ya lo estamos haciendo con Fade para llegar a acuerdos. Tenemos que saber el perfil que se requiere y tenemos que ser capaces de darselo.

-¿Esto obligaría a una restructuración de la oferta de titulos?

-Es necesario reestructurar la oferta. Además de un plan estratégico en tres apartados, como comentamos antes, nosotros vamos a hacer también un nuevo plan de titulaciones. Un plan estratégico de oferta de titulaciones. Tenemos ya un estudio previo que hizo el Consejo Social, promovido por la Dirección General de Universidades. Ese documento nos puede servir de ayuda para hacer el nuestro propio. Creo que eso es importante. Hay que adaptarse a lo que nos pide el mercado.

-¿Y qué pasaría con esas titulaciones que no demanda el mercado y que no tienen demasiados alumnos? ¿Habría que prescindir de ellas?

-Soy más partidario de evolucionar que de suprimir. Tenemos muchas áreas del conocimiento. En cada una de ellas tenemos profesores que son funcionarios e investigadores que tienen que realizar su función. Sería un error que la Universidad de Oviedo, después de tantos años de universidad generalista y con el bagaje que tiene, actuara de forma mercantilista. Al fin y al cabo, la contribución que nos dan los estudiantes es muy baja. La Universidad tiene otra función importante que es la investigación. Tenemos que mantener un mapa de titulaciones que se correspondan con la historia y con lo que la sociedad nos demanda. No concibo esta universidad sin unos estudios de Filosofía, aunque tengan un solo alumno. No sería una universidad. Jugamos con las plantillas, las adaptamos a la demanda. Pero también debemos actuar proactivamente. Podemos captar alumnos. Acabamos de visitar universidades rusas. No podemos pretender que la universidad asturiana esté solo para atender a los estudiantes de Asturias, que son cada vez menos. Hay que amoldarse a un factor demográfico. El mundo está abierto. Ofrecemos a todo el mundo. Por eso aumentamos los estudios en inglés. Cuando alguien me dice, explicar en inglés a alumnos asturiano no tiene ninguna ventaja, o digo que sí. Los estudiantes tienen ventajas, aunque sea un mal inglés, porque se acostumbran y se desenvuelven en inglés, y a veces mejor que los docentes. Pero también nos sirve para competir en cualquier parte del mundo. Traer savia nueva de otros países y enriquecernos. Pagan sus tasas y vienen a Asturias a vivir. También hay que mirar eso. Así es como debemos actuar como Universidad. No decir que tenemos pocos y nos vamos a hacer más pequeños. Tenemos capacidad de captación.