FAPAS carga contra los «pobres rurales que piden limosna a la naturaleza para sobrevivir»

L.F. REDACCIÓN

ASTURIAS

FAPAS

Los ecologistas califican a los ganaderos de «usureros» y les recuerdan que los daños «los pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos»

17 oct 2017 . Actualizado a las 10:54 h.

El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) se ha despachado a gusto contra los ganaderos asturianos. Los ecologistas han cargado con dureza contra «los pobres rurales», a los que tacha de «usureros» y les acusa de «reclamar dinero del erario público para compensar pérdidas que en muchas ocasiones si no son fraudulentas, son irrisorias». Además, sostienen que la única solución que plantean es «una buena batida, pero antes que me paguen los daños».

Los daños, «o supuestos daños» -según el FAPAS- que la fauna silvestre causa a las personas del mundo rural son la clave de la campaña que, a su juicio, la administración asturiana ha puesto en marcha ya hace seis años «matando la fauna silvestre que supuestamente los causa». «Pero esa limosna la pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos», apostillan los ecologistas.

El FAPAS prosigue su alegato y denuncia que el lobo se lleva la palma con la continuada reclamación de los daños a la ganadería. Algunos, según la asociación «los menos», están justificados. «Pero tras estas reclamaciones se esconden fraudes que hacen que los daños del lobo se conviertan en auténticos negocios», afirma la organización. Por orden, le sigue el oso «para cerrar el círculo de cobrar como daño cualquier animal que se muera y se deje abandonado en el monte».

Pero el FAPAS denuncia ahora que «los pobres rurales» reclaman muchos más daños. «Se reclama el daño del oso cuando se sube a un cerezo silvestre, el del ciervo cuando come hierba en una finca abandonada, los del jabalí, aunque sea un metro cuadrado y la cuantía de la indemnización no llegue a dos euros», añade la asociación. «Pero también los de las ardillas por comerse unas avellanas que nadie recoge, los del zorro por una gallina vieja, los de los cuervos por ser cuervos y dentro de poco los de los ratones, los caracoles o las babosas por comerse una lechuga», afirma el FAPAS.

«La usura del mundo rural contra la naturaleza ha iniciado esta carrera de reclamar dinero del erario público para compensar pérdidas que en muchas ocasiones si no son fraudulentas, son irrisorias», prosigue el FAPAS, que añade que, mientras, el mundo rural «ignora que el dinero que recibe de todos los ciudadanos a través de ayudas como las de la Unión Europea son en función de la necesidad de hacer compatible al propio mundo rural con la conservación de la biodiversidad».

Y para terminar, los ecologistas incluso sostienen que la mayoría de las personas que viven en el mundo rural ni siquiera quieren estar donde están. «Miles de millones de euros han convertido al mundo rural en el único sector social que no ha sabido qué es la crisis económica y que en cambio avanza hacia situaciones de crisis de supervivencia porque muy pocos quieren quedarse en él». «Intuyen que un día el dinero fácil se agotará», asegura el FAPAS, por lo que, en su opinión «entonces quedará la fauna silvestre para extorsionar a la sociedad. Si me hacen daño me pagan, aunque sea un céntimo de euro», concluye la asociación.