¿Es posible el pacto de la izquierda en los presupuestos?

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

El portavoz de Podemos en la Junta General, Emilio León (i), el presidente del Principado, Javier Fernández (d), Dolores Carcedo y Marcelino Marcos al inicio de la reunión celebrada para abordar la negociación del proyecto de Presupuestos Generales del Principado de Asturias para 2018.
El portavoz de Podemos en la Junta General, Emilio León (i), el presidente del Principado, Javier Fernández (d), Dolores Carcedo y Marcelino Marcos al inicio de la reunión celebrada para abordar la negociación del proyecto de Presupuestos Generales del Principado de Asturias para 2018. J.L.Cereijido

Los morados ven «más receptividad» a sus planteamientos y el PSOE no ve nada insalvable pero se mantienen las suspicacias

08 nov 2017 . Actualizado a las 07:56 h.

Con la mitad de la legislatura vencida en el parlamento asturiano, la mayoría de izquierda de la cámara no se ha traducido en un acuerdo presupuestario en ninguno de los dos ejercicios anteriores. En el primero, con una negociación que se solapó con las elecciones generales de diciembre de 2015, la falta de acuerdo derivó en una prórroga de las cuentas del anterior mandato (que habían sido pactadas por primera vez entre PSOE y PP). Al año siguiente, los desencuentros se repitieron también en parte influidos por la política nacional. El PSOE, con Javier Fernández al frente de la gestora, acababa de dar paso con su abstención a la investidura de Rajoy y aunque el proyecto recogía algunos de los planteamientos de IU, la coordinadora forzó al grupo parlamentario a presentar una enmienda a la totalidad. El desacuerdo con Podemos ya se arrastraba por meses y finalmente el Ejecutivo sacó adelante las cuentas con un acuerdo paralelo con el PP para aumentar la exención del impuesto de sucesiones.

De nuevo este año el PP se ha ofrecido de forma reiterada, también con guiños desde Ciudadanos, para que los socialistas opten por el espectro de centro derecha en el nuevo acuerdo presupuestario,y todo sobre la base de nuevas rebajas fiscales. Sin embargo, el presidente asturiano descartó mermar más los ingresos de la comunidad y además, el relevo en la dirección de la Federación Socialista Asturiana, ahora con Adrián Barbón en la Secretaría General tras una intensa campaña de distanciamiento con los populares, haría muy improbable reeditar un pacto de este tipo. 

Quedan dos opciones más viables. O bien el anhelado acuerdo a tres bandas entre Podemos, PSOE e IU (que especialmente estas dos ultimas fuerzas han demandado en varias ocasiones), o una nueva prórroga, y de nuevo sobre unas cuentas pactadas, aunque sea indirectamente, con los populares. IU tanteó, de la mano de su coordinador Ramón Argüelles, la posibilidad de unir esfuerzos con los morados en la negociación pero ya antes de la primera ronda de contactos, el portavoz de Podemos Emilio León resaltó que con ellos se sobraban y bastaban para un hipotético acuerdo con los socialistas al que podría sumarse luego la coalición, no aritméticamente imprescindible. De nuevo desde el Gobierno se señaló que IU (que facilitó la investidura de Fernández) debía estar en el acuerdo. Ambos grupos miran a los morados pendientes de si en esta ocasión podrían acceder al acuerdo ¿es posible?

Mayor receptividad

El secretario de Organización de Podemos Asturies, Xuacu Rodríguez, indicó que «esta vez parece que hay mayor receptividad que otras veces ante las medidas que se están planteando pero habrá que ver cómo se concreta sobre el papel. A nosotros no nos valen declaraciones de intenciones; porque vemos que las promesas terminan incumpliéndose. Queremos compromisos firmes y hay cuestiones que ponemos sobre la mesa como la oficina anticorrupción, que se podría desbloquear mañana mismo, que se podría tramitar. Pero necesitamos que haya gestos de verdad de cambio en el partido socialista».

En este sentido, el responsable de Organización afirmó que los socialistas no fueron suficientemente «contundentes» con la sentencia del Caso Marea. Y respecto a la nueva dirección de la FSA apuntó que «no nos vale con que cambien las caras, que nos digan que ahora van a pactar. Las recetas que planteamos son sencillas, el gobierno ya las conoce, y el tendrá que decidir si las acepta o no».

De los contactos establecidos en la primera ronda de contactos, los socialistas no apreciaron en las propuestas de Podemos líneas rojas ni tampoco que alguna de las demandas supusiera un obstáculo insalvable, aseguran que hay una voluntad firme de llegar a un acuerdo y citaron cuestiones concretas como la integración de las plantillas de profesores del ciclo de 0 a 3 años en el sistema público siempre que se tuviera en cuenta el factor de la «conciliación de las familias», o buscar fórmulas para plasmar la demanda de la oficina anticorrupción «sin escollos burocráticos». Aún este martes, el coordinador de IU, Ramón Argüelles, reclamaba una mayor «receptividad» a los socialistas sobre sus demandas de que los servicios sociales fueran el pilar de la negociación y sin «blindar» su apuesta sobre incremento de impuestos (han hablado de tasas verdes y de revertir la reforma de sucesiones, algo que Javier Fernández descartó), «sí tiene que haber una modificación, tiene que haber mayores recursos para poder pactar política social».

El juego de la gallina

Pero si desde ambos grupos, PSOE e IU, se emplaza al diálogo con Podemos y casi literalmente indican que están dispuestos a evitar cualquier situación que les aleje del acuerdo también coinciden en sus suspicacias sobre la verdadera voluntad de los morados de que se concrete. Citan las diferencias entre Podemos Asturies y agrupaciones, como la de Castilla La Mancha, que incluso ha llegado a entrar en el gobierno de la comunidad con los socialistas; también esperan que la situación del debate sobre Cataluña y las encuestas que indican un desgaste de los morados por su posición pudiera influir en favorecer un acuerdo en Asturias por el «hastío de conflicto» entre la ciudadanía. Pero entre los tres se juega una especie de «carrera de la gallina» a la manera de las de coches de «Rebelde sin causa» donde pierde el último que salta del vehículo; entre los tres grupos se espera que, en caso de fracaso, no aparecer como culpable de que no haya sido posible el acuerdo. Lo que se juegan los ciudadanos con 146 millones más de incremento en los presupuestos si se aprueban unos nuevos y se evita la prórroga.