La izquierda no logra ni la pedrea en la lotería del presupuesto

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCION

ASTURIAS

El diputado socialista Nino Torre fotografía el resultado de la votación de enmiendas a la totalidad de los presupuestos para 2018
El diputado socialista Nino Torre fotografía el resultado de la votación de enmiendas a la totalidad de los presupuestos para 2018 Alberto Morante

PSOE, Podemos e IU pierden su última oportunidad de entendimiento en la legislatura tras el veto morado a las cuentas de 2018

09 feb 2018 . Actualizado a las 11:18 h.

A la tercera no fue la vencida. El sorteo del Gordo de la lotería y la jornada posterior a las elecciones catalanas después de la aplicación (por primera vez en la historia de la democracia) del artículo 155 de la Constitución para suspender una autonomía, eclipsaron la votación del debate de enmiendas a la totalidad de los presupuestos asturianos para 2018, una cita en el Junta General en la que volvió a repetirse el desencuentro de las fuerzas progresistas de la cámara asturiana que, pese a tener una mayoría de escaños, han sido incapaces de entenderse a la largo de toda la legislatura.

Si en 2015 PSOE e IU alcanzaron un acuerdo que fue rechazado por Podemos justo después de las elecciones generales, en 2016 la crisis interna del PSOE (con el presidente asturiano Javier Fernández al frente de la gestora) irrumpió de lleno en la política asturiana para aguar toda posibilidad de encuentro y los socialistas terminaron cerrando un acuerdo paralelo con el PP para salvar las cuentas a cambio de un aumento en la exención del impuesto de sucesiones. De cara al 2018 (ya con una dirección renovada de la FSA con la victoria del sanchista Adrián Barbón) se renovaron los intentos de fraguar un acuerdo a tres bandas entre PSOE, Podemos e IU que finalmente encalló después de que, a pesar del pacto cerrado entre los socialistas y la coalición, las discrepancias sobre la escuela de 0 a 3 años llevaran a los morados a presentar, de nuevo, una enmienda a la totalidad. Habrá una nueva prórroga en 2018 y con ella se va de forma más que probable la última oportunidad de que llegara a concretarse ese gran pacto de la izquierda que, en Asturias, fue del todo imposible. El año próximo, el último de la legislatura con un presidente que ya ha anunciado que no optará de nuevo a la reelección, cuenta con todos los mimbres para postergar el debate sobre los presupuestos hasta después de que se hayan celebrado los comicios autonómicos de 2019 y haya un nuevo gobierno. 

Hubo un momento, durante la celebración del Debate de Orientacion Política (el conocido como debate sobre el estado de la región) en el que pareció que en esta ocasión pudiera ser que sí. Podemos presentó una propuesta de resolución con una de sus medidas estrellas --la puesta en marcha de una Oficina Anticorrupción dependiente no del Gobierno sino del parlamento y con la capacidad para recibir denuncias anónimas-- que fue respalda por los socialistas. En ese debate el portavoz morado, Emilio León, animó al PSOE a dejar de quejarse de que nunca les tocaba la lotería (una metáfora sobre el pacto con Podemos) si nunca compraban un décimo, afeando a los socialistas que nunca tomaran en consideración sus propuestas. La oficina estaba recogida en el proyecto de presupuestos con una dotación de 500.000 euros pero el día del debate que coincidió con el del sorteo de los niños de San Ildefonso, la cuenta de Podemos Asturies en tuiter daba muestra de que la distancia entre ambas formaciones volvía a ser un abismo.

La última fase de la negociación presupuestaria coincidió en el tiempo además con el proceso interno de renovación de los cárgos y órganos de la dirección de Podemos Asturies ¿influyeron esas primarias en el nuevo desacuerdo? Lo cierto es que se saldaron con un triunfo incontestable del ya secretario general Daniel Ripa que, durante la campaña interna, para distanciarse de sus contendientes hizo ver que podrían ser más favorables a abandonar posiciones de firmeza, o de inflexibilidad según el punto de vista, en las conversaciones.

Pero todos los partidos implicados en esta fracasada negociación tuvieron también su propio camino de debate interno hasta llegar hasta aquí. En el caso de IU Asturias, su nuevo coordinador, Ramón Argüelles, había accedido al cargo en la víspera del debate del año pasado por lo que su intercesión en aquel no pacto fue escasa o nula. Llegaba además después de una votación en la que la militancia asturiana se había mostrado dividida respecto a su turbulenta relación con Podemos. Tuvo una votación en la que se apoyó de forma masiva mantener su «identidad» electoral y Argüelles ofreció un gran pacto de acción a Podemos sobre varias iniciativas sociales con el objetivo de negociar en bloque (sus 5 escaños con los 9 morados, de igual a igual frente a los 14 socialistas) un «giro a la izquierda» en los presupuestos. Nunca llegó a concretarse más allá de brevísimo encuentro sobre una futura Ley de Emergencia Social. De hecho a la hora de iniciar los contactos con la consejera de Hacienda sobre los presupuestos, Podemos dejó claro que su voto era el trascendental y no contaba con IU salvo para respaldar un pacto bilateral con el PSOE si lo hubiera. Ese intento de acercamiento fue estéril en sus resultados aunque cumplió un objetivo interno crucial para la dirección de IU de cara a muchos de sus militantes a la hora de mostrar que si no había confluencia no era porque no la buscaran sino porque no podían encontrarla.

El otro proceso interno crucial para el de esta negociación era el del propio partido socialista. Tras una primarias estatales que habían sido desgarradoras para el partido, el sanchismo sumaba en Asturias una victoria territorial más que trascendente al imponerse Adrián Barbón en las primarias autonómicas. El entonces alcalde de Laviana había abanderado la oposición a cualquier acercamiento al PP como forma de distanciarse de la gestora que había permitido con una abstención la investidura de Rajoy y llamaba a intentar fraguar en Asturias un pacto de la izquierda que, hasta ahora, se le había resistido a Javier Fernández.

Pero lo cierto es que, en la primera reunión presupuestaria entre los representantes de Podemos, el Gobierno y el secretario de Relaciones Institucionales de la FSA, Daniel Sánchez Bayón, como legado de la ejecutiva de Barbón, los morados comenzaron reclamando que no participara y fue la intercesión de la consejera de Hacienda, Dolores Carcedo la que convenció a los morados de la necesidad de que también estuviera presente el delegado del partido. La FSA, con Barbón a la cabeza, se implicó a fondo en el diálogo con IU en los momentos en los que la ruptura estaba más cercana que el acuerdo y de hecho llegó a fraguar un pacto que recogía varias de las demandas de la coalición (algunas más allá del presupuesto, como iniciativas sobre los planes locales de empleo) para afianzar el acuerdo sobre las cuentas. Pero con esas dos patas el presupuesto seguía cojo si no se contaba con los 9 escaños fundamentales de Podemos.

En el día del debate, Barbón llegó a la tribuna del público justo a tiempo para asistir a cómo la unión de los votos de PP, Foro, Ciudadanos y Podemos --todas las enmiendas se votaron de forma conjunta-- tumbaban el presupuesto. (En la foto que ilustra este artículo se ve al diputado socialista Nino Torre fotografiando el resultado de la votación, una imagen que después publicó en su cuenta de tuiter). El secretario general de la FSA no pudo cobrarse una baza política que hubiera supuesto un gran éxito para el comienzo de su mandato y acusó a Podemos de confundir «pluralidad con bloqueo» algo que, en su opinión, podría pasarles factura en el futuro.

Algo así pensaba también el portavoz de IU, Gaspar Llamazares que no se desgañitó pero casi en una intervención en la que apeló a esa última oportunidad de entendimiento en la izquierda que de no darse como no se dio de hecho podría llevar, en su opinión, a acrecentar el sentimiento de falta de legitimidad entre la ciudadanía hacia la política. Y algo así también veía, aunque con un prisma totalmente distinto, la presidenta del PP asturiano, Mercedes Fernández, que su discurso se burlaba de la imposibilidad de entendimiento reiterada año tras año entre los tres partidos. «Esto nos da optimismo a los que no somos de izquierdas y estamos de ustedes hasta aquí».

Aunque fuera una coincidencia en la valoración para una positiva y para el otro más que negativa, hasta Llamazares retuiteó la valoración de Mercedes Fernández. No hubo premio gordo, ni pedrea. Y tampoco posibilidad de intentarlo en el sorteo del Niño. Podemos animó a los socialistas a recoger sus propuestas y presentar de nuevo el presupuesto en marzo pero los socialistas lo descartaron. Habrá prórroga y sólo piensan en cómo actuar con ella y los créditos extraordinarios que habrá que preparar.