«Todos somos Germán», un clamor unánime frente a la violencia juvenil

Pilar Campo REDACCION

ASTURIAS

Germán Fernández, en la clínica barcelonesa donde recibe tratamiento
Germán Fernández, en la clínica barcelonesa donde recibe tratamiento facebook

La brutal agresión a un joven en la zona de Fomento, en Gijón, dos asesinatos a puñaladas en Avilés y Villaviciosa, el atraco con rehenes frustrado en Cangas de Onís, el parricidio de Lantero y la libertad de «Tomasín» son algunas de las principales noticias que marcaron la crónica negra de 2017 en Asturias

31 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Todos somos Germán» es algo más que un eslogan. Apenas tres palabras que encierran el compromiso de la sociedad asturiana con la familia de Germán Fernández, víctima de una brutal paliza, en Gijón. En la noche del 14 de julio, terminaba su jornada laboral como camarero y se dirigía con unos amigos a la zona de copas de Fomento cuando fue interceptado por un grupo de jóvenes que, sin mediar palabra, le agredieron brutalmente.

La investigación policial se centró inicialmente en la localización de los agresores y en la incautación de los objetos contundentes que pudieron utilizar en la agresión, entre los que se barajaba una tapa de alcantarilla con la que Germán Fernández habría sido golpeado en la cabeza. Tras permanecer durante 50 días ingresado en la UCI con graves lesiones cerebrales, Germán sigue su lenta recuperación con una atención especializada en un centro sanitario en Barcelona.

El Juzgado de Instrucción número 5 de Gijón instruye la causa en la que hasta el momento se investiga a siete personas por su presunta implicación en la brutal paliza. Tres jóvenes permanecen ingresados en el Centro Penitenciario de Asturias; dos están en libertad provisional con cargos y otros dos ya han declarado en la causa.

Atraco de película en Cangas de Onís

Los burgaleses Juan Carlos Sahagún Gobantes, de 59 años, y J.M.S., de 43, habían planificado el que creían que iba ser «el golpe de su vida». Ambos, con un historial delictivo a su espalda, habían elegido el 31 de octubre para llevar a cabo un atraco en la sucursal bancaria de Liberbank, en Cangas de Onís. A priori era un día en el que, por ser final de mes y víspera de festivo, pensaban que obtendrían un mayor botín en la oficina, pero no contaron con la efectividad de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado que, tras el aviso de una vecina, rodearon la sucursal y frustraron sus planes. Un mediador de la Policía Judicial de la Guardia Civil intentó convencerles para que depusieran su actitud.

J.M.S. abandonaba la sucursal con las manos en alto y, tras arrojarse al suelo, era arrestado sin oponer resistencia. Su cómplice respondió amenazante con dos armas de fuego disparando contra los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local, alcanzando al guardia civil Marcos Aguirre que resultó herido. Posteriormente el atracador se atrincheró en la entidad bancaria. Durante tres horas se vivieron momentos de gran tensión ya que mantuvo a dos empleadas y a un cliente como rehenes. Tras liberarles, se suicidó de un disparo al sentirse rodeado. Había avisado que «se pegaría un tiro, antes que volver a la cárcel», y cumplió su advertencia premonitoria.

Una tragedia familiar en Lantero

La familia ha cerrado filas en torno a F.L.M.M., de 59 años, quien en el mes de noviembre ingresaba en el Centro Penitenciario de Asturias como presunto autor de la muerte de su hijo R.M.D, de 34 años, con una escopeta de caza en el domicilio familiar en Lantero, en San Martín del Rey Aurelio. Al parecer, la convivencia familiar estaba muy deteriorada con R.M.D. por su supuesta agresividad e incluso se había dictado una orden de alejamiento contra él cuatro años antes. Actualmente esta medida cautelar ya no estaba en vigor.

Una pelea con su hermano mayor, M.M.D., en el exterior de la vivienda, podría haber sido el desencadenante inicial. Fuentes de la investigación aseguran que R.M. golpeó a su hermano. Su padre, un cazador con licencia de armas, efectuó varios disparos con una escopeta. Una de las hipótesis es que, previamente a los disparos que alcanzaron mortalmente a su hijo, hubiera realizado un tiro intimidatorio, para que cesara en la agresión a su hermano.

La libertad de «Tomasín»

Tomás Rodríguez Villar, conocido popularmente como «Tomasín», llamó poderosamente la atención en medios penitenciarios porque rechazó utilizar los permisos de salida que le correspondían y manifestó su deseo de cumplir  «a pelo» los seis años de condena que le impusieron por la muerte de su hermano Manuel, a quien mató de dos disparos de balines con un arma elaborada artesanalmente.

Tras consumar el crimen, protagonizó una fuga de película ya que mantuvo en jaque a las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado durante los 57 días que permaneció oculto en el monte esquivando el operativo especial de búsqueda, bautizado como  «Operación Altasierra», en la que llegaron a participar 40 agentes con la ayuda de helicópteros. En octubre, «Tomasín» recuperó la libertad.