La última órbita de la era JF

ASTURIAS

El presidente del Principado, Javier Fernández (i), tras finalizar su intervención en la primera jornada del debate de orientación política general que se celebra en la Junta General del Principado
El presidente del Principado, Javier Fernández (i), tras finalizar su intervención en la primera jornada del debate de orientación política general que se celebra en la Junta General del Principado J.L.Cereijido

La financiación autonómica y la precampaña para los comicios de 2019 marcarán el próximo año político en Asturias

07 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la luna en la séptima casa y el comienzo del nuevo mes de enero comenzará también el presente ejercicio político, antepenúltimo (sobre el papel) de la legislatura asturiana aunque estará marcado inevitablemente por su final, con la perspectiva de las siguientes elecciones autonómicas en 2019, y siendo el último año de dos mandatos consecutivos de un Javier Fernández que ha dejado de dirigir la FSA y que ha anunciado que no optará a un presentarse de nuevo a la presidencia del Principado. Esta sido una legislatura en la que distintas convocatorias --desde dos elecciones generales, una adelantada, hasta procesos internos en partidos, de primarias y congresos-- han tenido una influencia trascental en la escasez de avances legislativos. 2018 comenzará con una nueva prórroga presupuestaria, con un parlamento muy dividido que no ha asentado todavía sus polos ideológicos, y con el debate sobre la reforma de la financiación autonómica en el horizonte del Estado. 

El año del pato cojo

Cruzado el ecuador de la legislatura, con el año nuevo comienza el final de la última presidencia de Javier Fernández, un jefe del ejecutivo que ya ha anunciado que no repetirá como candidato y que desde su anterior mandato ha visto cómo resultaba imposible fraguar mayorías presupuestarias a la izquierda, todos los pactos sobre las cuentas regionales han sido con el PP. Fernández se despedirá como presidente cuando se afronte la reforma de la financiación autonómica y ha hecho de este asunto uno de los ejes fundamentales de la mayoría de sus intervenciones públicas. El socialista ha insistido en la defensa de un modelo que garantice la igualdad en la prestación de servicios sociales oponiéndose a al principio de ordinalidad (que sí han planteado en su propio partido Iceta en Cataluña o Armengol en Baleares) porque el que los territorios con más recursos recaudarían más.

En EEUU llaman «pato cojo» al presidente que afronta la recta final de su mandato, sin reelección a la vista y piensa en su legado. El de Javier Fernández como político merecerá algo más que una nota a pie de página en el ámbito nacional, como presidente del Principado ha insistido en este asunto, junto con el declive demográfico, de manera especial en encuentros suprarregionales. También en la industrialización por lo que este año tendrá un peso singular en su agenda la búsqueda de una solución para el anunciado cierre de la central de Lada y lo que esto supondría para el sector del transporte. Y ligado a todo ello está la reforma del sistema de pago de la electricidad en grandes factorías y que ha sido un quebradero de cabeza para la economía autonómica. Otra vez en un horizonte que nunca llega a tocarse está la apertura de los túneles de la Variante de Pajares, esta vez para 2020, con la promesa, eso sí, del ministro de que habrá una solución en uno de ellos para el tráfico de mercancías. 

No habrá un nuevo presupuesto 

Con la tercera enmienda a la totalidad presentada por Podemos se agotó la última oportunidad de que la mayoría progresista parlamentaria en la cámara asturiana se concretara en algún proyecto de presupuestos. Probablemente el del año próximo quede aplazado a la espera de que se forme un nuevo Gobierno después de los siguientes comicios autonómicos. Ya en la misma jornada del debate, los morados requirieron al Gobierno a que asumiera sus propuestas sobre el ciclo de 0 a 3 (pagar ya la matrícula íntegra de las escuelas a los padres pero sólo a los que ya hubieran reservado plaza) y presentara un nuevo proyecto en marzo. Desde el Ejecutivo descartaron esta posibilidad, lo hizo explícitamente el presidente en la Junta General y lo señalaron también distintas fuentes socialistas que apuntaron que tendría un recorrido demasiado breve en su opinión, de apenas unos meses, y tampoco hay perspectivas nada ciertas para lograr un consenso en unos meses que nunca se ha conseguido en tres años.  

La oficialidad tendrá que esperar

En 2018 no se aprobará la oficialidad del asturiano. No se hará porque hacerlo exige una reforma del estatuto que ningún grupo quiere abordar ahora en la víspera de una nuevas elecciones, y que requeriría apoyos de tres quintas partes de la cámara. No se hará además porque aunque el partido del gobierno ha aprobado en su último congreso respaldar la oficialidad de la lengua asturiana, el Gobierno y el grupo parlamentario han insistido en que no llevaban tal punto en el programa con el que ganaron las elecciones y se atendrán a él. Desde la dirección de la FSA se ha dado luz verde a este posicionamiento aunque se han remarcado también garantías de que se recogerá en la próxima propuesta socialistas para las elecciones. 

El asturiano y la oficialidad sí serán en todo caso un asunto ampliamente debatido y con encono en el año nuevo. Lo será así toda vez que el PP de Asturias lo ha escogido como uno de sus arietes de precampaña, tratando de vincularlo al proceso soberanista catalán y presentando el bilingüismo como primer paso en el camino hacia los movimientos independentistas. Los populares comenzaron el año exhibiendo la sentencia del TSJA que anulaba las ordenanzas municipales de Noreña que fijaban el asturiano como lengua propia del concejos; han llevado también a los tribunales el programa piloto de la Consejería de Educación para impartir de forma voluntaria determinadas materias en asturiano como lengua vehicular.

Aliados y cómplices

En los próximos doce meses se trabarán también, si cuajan, los mimbres con los que los partidos asturianos decidirán si van juntos o separados en los próximos comicios autonómicos. PP y Foro repitieron con notable éxito una coalición en las generales que les dio buenos frutos pero que no sería tan sencillo trasladar al ámbito regional y mucho menos al local. Foro es un partido en decadencia pero todavía fuerte en Gijón, la ciudad más poblada de Asturias y podría poner a su alcaldesa. Carmen Moriyón, como cabeza de lista. En el PP, Mercedes Fernández lleva tiempo desplegando una estrategia que le haga aparecer como presidenciable a la hora de ofrecerse como apoyo en la aprobación de las cuentas y con la esperanza confesa de que los desencuentros de la izquierda, entre partidos y a veces también dentro de los propios partidos, le allanen el camino a Suárez de la Riva. 

También fueron juntos a las últimas generales Podemos e IU bajo la fórmula de Unidos Podemos pero si ya fue una coalición complicada de cerrar en el pasado en Asturias, las perspectivas de que se repita son escasas. IU, ha ofrecido en varias ocasiones acuerdos concretos a los morados aunque la estrategia no cuente con un respaldo unánime ni mucho menos en el seno de la formación; aún este año celebró una votación entre sus militantes en la que aprobó mantener su «identidad». Podemos ha cerrado ya su proceso interno con la victoria de Daniel Ripa, con una clara apuesta por formar un Podemos confederal en el que los territorios sean autónomos a la hora de establecer sus alianzas electorales y en Asturias los morados prefieren, de momento, ir por libre.

Queda por saber qué pasará con un Ciudadanos que, después de su victoria en Cataluña y lo que esto representará para sus relaciones con un PP por el que compite por muchos estratos de un mismo electorado, Y también si después de un 2017 de desunión, el PSOE llega a un acuerdo consigo mismo. En Asturias ganó el sanchismo la FSA  pero el gobierno sigue en manos de Javier Fernández. De su gabinete o del grupo parlamentario podría salir un candidato alternativo al que proponga la dirección regional de Adrián Barbón, y que se decidirá en unas primarias que todavía tendrán que celebrarse.