¿Y si terminas la carrera y tu profesión no existe?

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

PACO RODRÍGUEZ

El Principado implantó en el 2001 una FP superior de técnico en documentación sanitaria. 16 años después el Sespa no puede contratar a los titulados porque no ha creado la categoría

17 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Y si terminas la carrera y tu profesión no existe? Parece el mal sueño pero es una realidad para los 25 jóvenes que cada año terminar la FP superior de Técnico en Documentación y Administración Sanitaria. El Principado implantó esta titulación en el año 2001, primero en el IES de Turón y después en el centro integrado Cerdeño. Los sistemas sanitarios públicos españoles tienen la obligación de codificar todo el historial clínico de sus pacientes y necesitan profesionales cualificados para hacerlo. Codificar consiste en traducir a un código alfanumérico internacional (CIE), que consta de más de 1.000 páginas de referencias y se actualiza periódicamente. Lo que sucede, 16 años después, es que el Sespa (Servicio de Salud del Principado) todavía no ha creado esta categoría profesional y no puede contratarles, así que esa labor la están desarrollando, fundamentalmente, auxiliares administrativos pero también algunos médicos y personal de enfermería. La situación es tan rocambolesca que el Sespa sí les concede las prácticas necesarias para conseguir su título. Los técnicos asturianos están condenados al exilio laboral si quieren ejercer. La mayoría así lo ha hecho.

Lo cuenta Vanesa Busto, que ejerce como portavoz de la plataforma de los técnicos en documentación sanitaria. Asturias es una de las tres comunidades -junto con Extremadura y Castilla-La Mancha- que sigue sin regular esta categoría profesional. La Rioja tramita ahora mismo la regulación y Aragón acaba de concluir el proceso. Busto explica que no es complejo. Tan solo se necesita voluntad. Los diferentes gobiernos autonómicos han utilizado procedimientos distintos. Los aragoneses, por ejemplo, han aprobado un real decreto en el que reconocen la profesión. Lo que se necesita es modificar la legislación asturiana en la que se recoge la estructura de las profesiones sanitarias. 

Un periplo absurdo

La plataforma ha hecho un estudio aproximado de cuántos puestos de trabajo habría para ellos ahora mismo en los hospitales asturianos, que es donde se codifican las historias clínicas. Estiman que son entre 40 y 50. Ponen ejemplos concretos de cómo se están cubriendo esas plazas. En el San Agustín, de Avilés, son cuatro, tres auxiliares y un médico, además de un quinto trabajador en el registro de tumores, que también es auxiliar. En el Monte Naranco son dos, un auxiliar y un médico. La plantilla del Álvarez Buylla cuentan con dos (dos enfermeras), el mismo número que en el Valle del Nalón, donde realizan la tarea un médico y una enfermera.

La codificación de las historias no es obligatoria en la sanidad privada pero sí en aquellos centros que atienden derivaciones de la pública. La plataforma tiene conocimiento de que hay algún profesional en el Centro Médico (Oviedo) o en Jove (Gijón). Pero en el resto de las clínicas no se está contando con sus servicios. 

«Es algo completamente absurdo. Implantan un módulo de una profesión que se necesita, nos forman y luego no crean la categoría, así que nos obligan a irnos a trabajar a otras comunidades», explica la portavoz del colectivo. Hay algunos titulados que sí están trabajando en el Principado, pero en una situación atípica. Fueron contratados como auxiliares, no como técnicos documentalistas. Esto supone, entre otras cosas, que la sanidad pública se ahorra dinero, ya que la categoría de un auxiliar administrativo es inferior. Los documentalistas sanitarios estarían al mismo nivel que un Técnico Superior en Rayos.

Qué piden

La plataforma ha comenzado a movilizarse. En vista de que el Sespa no mueve ficha, ha comenzado a reunirse con los partidos políticos. Izquierda Unida ya ha presentado en la Junta General dos preguntas parlamentarias, una en diciembre y la segunda en enero. Primero preguntó la razón por la que no se contrataba esa categoría profesional. La administración respondió que no existía. Así que ahora ha preguntado por qué eso no se cambia. Además, los profesionales afectados se reunieron la semana pasada con los grupos parlamentarios. Por el momento, con todos menos con el PSOE. También han iniciado una campaña de recogida de firmas en Change.org para dar a conocer su situación. Son conscientes de que su conflicto no es nada conocido y necesitan que se divulgue.

El primer paso consiste en incluir su perfil en el cuadro de profesiones reconocidas por el Sespa. A continuación, la administración tendría que crear una bolsa de empleo restringida a los titulados, que serían los que comenzarían a cubrir cualquier vacante. Por el momento, no piensan en oposiciones. La ambiciosa oferta de empleo para los próximos años ya está aprobada y ese tren, para ellos, ya ha pasado.

Han comenzado con la vía de la negociación. No quieren recurrir a medidas de presión pero se encuentran en un callejón sin salida. «Salen de media 25 titulados al año que no tienen dónde trabajar», explica Vanesa Busto. Además de codificar historias clínicas, reciben otra formación complementaria que también les habilitaría, por ejemplo, para desarrollar tareas en admisiones. Pero ese es un debate que no quieren abrir ahora, porque esa es una tarea que siempre han desarrollado los auxiliares administrativos y no buscan ningún conflicto con ellos.

La importancia de su tarea

En esta movilización que han emprendido pretenden, además, destacar la importancia de su profesión. La codificación de las historias clínicas es básica para la investigación médica y también para la planificación económica. Los códigos son iguales en todo el mundo así que los científicos que pueden tener acceso a esas bases tienen mucho terreno avanzado, al estar la información unificada. En cuanto a la planificación, los titulados señalan que es fácil determinar, en base a ese código alfanumérico, cuánto cuesta una determinada enfermedad o cómo se están empleando los presupuestos. En tiempos de crisis, esta segunda implicación gana más peso. En Estados Unidos, explica la portavoz de la plataforma, todo ese lenguaje es el que utilizan las aseguradoras para calcular el precio de las mensualidades o para determinar la cobertura.

«Es una pena que no se haga de la forma más correcta posible», lamenta la portavoz del colectivo. «Hemos visto a gente a la que encargan nuestra tarea trabajando con listados preformados de códigos, que resumen en dos o tres folios los más importantes, cuando en realizadas tendrían que trabajar con 1.000 páginas de referencias», insiste. Algunos compañeros, cuando estaban en prácticas, asistieron a los cursos de formación online que ofrece el Sespa a su personal. «Con eso es imposible que aprendas», argumenta.