La empresa Asturbiotech, responsable del proyecto, destaca que hasta ahora el Principado importaba los embriones
23 feb 2018 . Actualizado a las 14:32 h.La empresa Asturbiotech, perteneciente a la Cooperativa de Agricultores de Gijón, espera para mayo o junio el nacimiento del primer ternero fecundado 'in vitro' en Asturias. Así lo ha dado a conocer su presidente, Francisco González Zapico, durante la visita de la alcaldesa gijonesa a la empresa. González Zapico ha explicado que Asturbiotech se creó hace unos meses y trabaja en temas de innovación. En el caso de las fecundaciones 'in vitro', ha destacado que antes se tenían que importar los embriones, pero ahora se podrá hacer desde Asturias, como oferta a los ganaderos que quieran preservar la genética de sus animales o en casos de vacas que tengan problemas de fertilidad.
Asimismo, ha señalado que en Asturbiotech trabajan solo dos personas, un biólogo, Alejandro Vázquez, y una veterinaria, aunque la Cooperativa tiene un equipo de siete veterinarios que ofrecen este servicio de fecundación 'in vitro'. En este caso, de siete fecundaciones, solo dos o tres fueron exitosas. Eso sí, ha remarcado que la implantación se ha hecho sin ningún tipo de alteración genética, aunque es una posibilidad que se puede estudiar a futuro.
El biólogo, por su parte, ha apuntado que la extracción de los óvulos se hace tanto en el matadero o de ejemplares en vivo, incluso aunque estén las vacas ya preñadas. Posteriormente, el proceso de fecundación se lleva a cabo en un espacio altamente higienizado, ya que son «extremadamente sensibles» tanto a la luz, como a los olores o los productos químicos. De hecho, la limpieza debe hacerse solo con alcohol de 70 y la temperatura debe estar siempre a 26 grados.
Asimismo, ha indicado que pueden hacerse dos procesos, la vitrificación o la congelación. Esta última es un punto crítico del proceso, sobre todo de cara al éxito del traslado de los embriones. Asturbiotech, en este caso, tiene transferida una tecnología del Serida que está funcionando y con la que se garantiza un mínimo de superviviencia. Tras la fecundación, a los siete días se determina qué embriones son viables y cuáles hay que desechar.