¿Saben los profesores si los deberes se han hecho con ayuda?

N.M. REDACCIÓN

ASTURIAS

Niño haciendo deberes y padre ayudándole
Crecer con emoción

Una investigación de la Universidad de Oviedo señala la necesidad de cambiar el enfoque de las correcciones para favorecer la comprensión de los alumnos de primaria y secundaria

05 mar 2018 . Actualizado a las 14:17 h.

Una investigación en la que ha colaborado la Universidad de Oviedo, publicada en la revista Frontiers in Psychology, concluye que es necesario que el profesorado de primaria y secundaria cambie el enfoque de la interacción con los alumnos sobre los deberes realizados en sus casas y se centre en comprobar que cada estudiante los ha entendido correctamente. De no hacerlo así, según el artículo, estas tareas no tendrán un beneficio real y el tiempo dedicado a ellas puede ser tiempo perdido.

El estudio, que se llevó a cabo con la Universidade do Minho (Braga, Portugal), bajo la dirección del profesor Pedro Rosário, a través de grupos de trabajo con cerca de cincuenta profesores y profesoras de primaria y de secundaria, indica que la costumbre de las y los docentes es revisar que los deberes se han realizado y escribir en el encerado aquellos ejercicios sobre los que el estudiantado señala que ha tenido dudas. Sin embargo, el personal investigador explica que comprobar que los deberes se han hecho es una condición mínima, pero nunca suficiente, y que además puede resultar incierta, pues no es posible medir el grado de implicación y ayuda de los padres en la tarea. De igual forma, cuando se pregunta a la clase qué dificultades ha habido, solo responderán unas o unos pocos, mientras que la mayoría se quedará con las dudas sin atreverse a expresarlas.

Por otro lado, la investigación, en la que ha participado José Carlos Núñez, catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo, revela que a medida que el alumnado avanza en edad el profesorado le aporta menos feedback sobre los trabajos realizados en casa, al considerar que es más mayor y, por lo tanto, más capaz de actuar de manera autónoma. Sin embargo, José Carlos Núñez señala que «en Secundaria se necesita el mismo feedback que en Primaria, ya que el nivel de exigencia de las tareas crece con la edad del alumnado. Por eso, el feedback del profesor no debe ser inversamente proporcional a la edad del estudiante».

Otra cuestión que se ha puesto de relieve en este artículo es que el profesorado indica que suele dedicar unos 30 minutos, de los 60 que dura la clase, a aportar corregir y resolver dudas de sus alumnos o alumnas sobre los deberes realizados, pero, curiosamente, ningún o ninguna docente de Secundaria, y muy pocos o pocas de Primaria, cree que esto pueda tener algún efecto positivo sobre el aprendizaje y el rendimiento de su alumnado.

De igual manera, José Carlos Núñez subraya que «los dos tipos de feedback sobre los deberes que el personal docente indica que realiza con mayor frecuencia en ambos niveles escolares (es decir, revisar si se han hecho las tareas y verificar las tareas en el encerado) están más relacionados con modelos tradicionales de instrucción (maestros que monitorean el aprendizaje de los estudiantes) que con modelos más actuales donde los estudiantes monitoreen su propio aprendizaje». Según los autores y autoras de este trabajo, esto puede sugerir o bien que los maestros no son conscientes de la importancia de su feedback sobre las tareas, o deberes, para promover las competencias y autonomía de sus estudiantes, o bien que carecen del conocimiento necesario para llevar a cabo una instrucción basada en modelos de aprendizaje autorregulado.

El estudio exploró las concepciones de las y los profesores de Matemáticas sobre la retroalimentación de los deberes enfocándose en cuatro aspectos clave: definición, propósito, tipos e impacto percibido. Cuarenta y siete maestros de Matemáticas, con una experiencia de entre 13 y 38 años, de escuelas primarias e intermedias, participaron en seis grupos de trabajo. Para mejorar la fiabilidad de los hallazgos, el personal investigador realizó observaciones en las aulas.