La doble carrera de la política asturiana

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCION

ASTURIAS

El presidente del Principado, Javier Fernández (2d), junto al rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda (2i), al inicio del acto de inauguración del curso de la institución académica asturiana, en el que ha anunciado un nuevo modelo de financiación plurianual para la Universidad de Oviedo.
El presidente del Principado, Javier Fernández (2d), junto al rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda (2i), al inicio del acto de inauguración del curso de la institución académica asturiana, en el que ha anunciado un nuevo modelo de financiación plurianual para la Universidad de Oviedo. J.L.Cereijido

Muchos cargos públicos tienen titulaciones superiores pero la mayoría de partidos no considera que sea un requisito imprescindible

07 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La polémica por la supuesta falsificación del máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, saltó del debate político al terreno de la investigación judicial después de que la Universidad Rey Juan Carlos pusiera el caso en manos de la Fiscalía. En varios países europeos se han dado precedentes de dimisiones de cargos públicos después de que se revelara que habían falseado sus currículos o que habían plagiado textos en sus investigaciones académicas. Más allá de los episodios particulares en los que alguien presume de un nivel de inglés medio alto cuando sólo lo chapurrea, en el ámbito político es (o debería ser) una cuestión de gravedad sobre la que exigir responsabilidades. Pero es también una discusión en la que es demasiado fácil deslizarse hacia el clasismo, ¿es realmente necesario contar con estudios superiores para ejercer la actividad política? El primer ministro de Suecia, uno de los países más avanzados del mundo, Stefan Löfvén, es de profesión soldador. ¿Qué estudios tienen los políticos asturianos?

Tanto en el portal de transparencia del Ejecutivo del Principado como en la página web de la Junta General se recogen en las breves biografías de consejeros y diputados unos apuntes concisos sobre los estudios de cada uno de ellos (en todos con con la excepción del diputado socialista Jesús Gutiérrez en el que se señala «En preparación. Disculpen las molestias»). En el caso del Gobierno, todos los miembros del gabinete tienen algún título universitario; desde el propio presidente Javier Fernández (ingeniero de minas y diplomado en Calidad ambiental) hasta sus consejeros aunque no necesariamente estudios relacionados directamente con el área que gestionan. La consejera de Servicios y Derechos Sociales, Pilar Varela, es diplomada en Magisterio y licenciada en Pedagogía por la Universidad de Oviedo; el portavoz del Gobierno y consejero de Presidencia, Guillermo Martínez, es licenciado en Geografía por la Universidad de Oviedo y cuenta también en su currículo con un máster en Política y Democracia expedido por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). El consejero de Sanidad, Francisco del Busto es doctor en Medicina por la Universidad de Oviedo y completó su formación con una diplomatura  en Alta Dirección en Instituciones Sanitarias por el Instituto de la Empresa de la Universidad de Navarra y un máster en Alta Dirección Sanitaria por la Universidad de la Coruña; la consejera de Hacienda, Dolores Carcedo es licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo; el consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra es licenciado en Filosofía Ciencias de la Educación y Pedagogía por la Universidad de Oviedo; el consejero de Empleo, Isaac Pola es doctor ingeniero de Minas; María Jesús Álvarez, la consejera de Desarrollo Rural, es licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo; y el consejero de Educación, Genaro Alonso es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo (con premio extraordinario) y doctor en la misma materia por la Universidad de León además de catedrático de Instituto.

Para el secretario general del PP de Asturias (y también diputado en la Junta), Luis Venta «imprescindible claro que no es, ahora bien es deseable. La labor política al fin y al cabo es una representación de los ciudadanos y no todo el mundo tiene master ni estudios superiores, pero es deseable porque la formación no sobra nunca y menos para ejercer una actividad tan importante para la sociedad como es la política. Hay que conjugar esas dos visiones, no se puede decir que es imprescindible porque además quedarían fuera personas que podrían hacer una actividad también muy buena pero también hay que ser conscientes de que una formación es buena en todos los ámbitos, para la política y cualquier otra actividad».

En términos similares se pronunció el portavoz del grupo parlamentario socialista, Marcelino Marcos, quien destacó que «es importante la formación en todos los niveles pero puedes ser ingeniero de la NASA y no reunir cualidades para ser un buen político». Marcos apuntó que pesa mucho más «otros ingredientes como tener don de gentes, la personalidad, tener una sensibilidad social por las preocupaciones de la gente. He conocido políticos muy buenos, a nivel orgánico del partido, que a lo mejor no tenían una licenciatura. Es verdad que las cualidades que tiene que tener un buen político es buscar siempre enriquecerse y formarse continuamente, en las áreas que lleves o un sentido transversal».

Por su parte, el secretario general de Podemos y diputado en el parlamento, Daniel Ripa, resaltó que «mi sensación es que tiene poco que ver la cualificación académica con la defensa de los intereses generales. Es más importante los criterios éticos y la honestidad, asegurar que defiendes a la gente que te ha votado y a la mayoría de la población que la titulación académica. Los títulos no te aseguran ni que seas honesto ni que vayas a defender a la gente que te ha votado. Cuando estás en un parlamento intentas trasladar las experiencias de esperanza y sufrimiento, las experiencias vitales de gente que económicamente no lo está pasando bien. ¿Cuál es mi cualificación para ser diputado en la Junta General? Que ha habido un número de gente determinado, tanto en Podemos como en las elecciones que ha considerado que yo podía representar sus intereses, mi cualificación no son los títulos académicos que tengo, cualquier personas capaz de venir de ese espacio y de representar eso es igual de válida, tenga o no tenga títulos».

El propio presidente de la Junta General, Pedro Sanjurjo, cuenta en su currículo que sus estudios llegaron hasta cumplimentar el bachillerato (entonces BUP y COU) y pasó luego a trabajar en una empresa textil y en el sector de electrodomésticos. Entre los alcaldes de las principales ciudades asturianas también hay una gran variedad de titulaciones académicas.

El alcalde de Oviedo, Wenceslao López relata la web del ayuntamiento que obtuvo «el título de Profesor Mercantil en la Universidad de Oviedo, el de Economista en la de Santiago de Compostela y, finalmente, estudios de doctorado en Inteligencia Artificial en la Universidad de Oviedo». También tiene formación superior la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Oviedo. No es el caso de la primera edil de Avilés, Mariví Monteserín que inició muy pronto su carrera política, a comienzos de los 80 dejó a medias sus estudios de magisterio y se convirtió en la concejala más joven de España.

El alcalde Siero, Ángel García terminó el Ciclo Formativo de Grado Superior en Administración y Finanzas en el IES Juan de Villanueva de la capital de concejo y según explica en la misma web del ayuntamiento «actualmente está finalizando su graduado de Comercio y Marketing por la Universidad de Oviedo, para el que sólo le resta el Proyecto de fin de Carrera».

En las cuencas mineras, el alcalde de Langreo, Jesús Sánchez, se prejubiló durante este mandato de su trabajado en la central térmica de Lada, al que continuaba asistendo ya después de haber sido elegido alcalde; y en Mieres, Anibal Vázquez está también retirado de su trabajo como minero picador en los pozos Nueva Montaña y San Nicolás.