El día en que Cifuentes le robó el plano a Scorsese

Juan M. Arribas

ASTURIAS

Comparecencia de Cristina Cifuentes para presentar su dimisión
Comparecencia de Cristina Cifuentes para presentar su dimisión RTVE

26 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

 Es fama -y lo único que se suele recordar de la Filosofía de Secundaria- que cuando Immanuel Kant pasaba bajo el reloj de la plaza de Könisberg cada mañana, el relojero ponía la máquina en hora con la tranquilidad de estar acertando al segundo. Con el fallo de los Premios Princesa de Asturias pasa lo mismo. El momento en el que el presidente de cada uno de los jurados emprende la lectura del dictamen bajo la cúpula de la antigua capilla en el Reconquista, retransmitido en directo por RTVE, valdría para marcar el mediodía de cada una de las fechas en las que se produce la ceremonia. Es una especie de Greenwich asturiano: si uno enciende la tele y se encuentra a un señor o una señora justo en el momento en el que se anuncia el galardón, es que son las doce en punto. Pero ayer, por primera vez, este reloj de alta precisión no retransmitió en directo sus particulares campanadas. La campanada la estaba dando, justo en ese momento, Cristina Cifuentes con el anuncio de su dimisión, y eso es lo que mostraban los monitores de la capilla, en lugar del fallo que proclamaba a Martin Scorsese nuevo Princesa de las Artes (siempre suena un poco raro, sí). Cualquier realizador que hubiese decidido sustituir la intervención de la expresidenta madrileña por el premio al neoyorquino hubiese acabado seguramente como la propia Cifuentes. O incluso peor, como alguno de los personajes de Uno de los nuestros. Es de suponer que al cineasta, siempre dispuesto a contar sórdidas historias de ascenso y caída, no le hubiese importado. Con tal de que Cifuentes le ceda los derechos de su historia para un guión. Scorsese sacaría oro de su historia.

El coraje y la cosmética

La hemeroteca de un periódico digital como este dice más verdades que una crema maquilladora. La ola de escándalos ha puesto fin a la carrera política de Cristina Cifuentes y ha dejado a Mercedes Fernández un tanto descolocada, por decirlo amablemente. Repasando las declaraciones de la presidenta de los populares asturianos en la convención nacional del PP en Sevilla (6 de abril), podemos leer en titulares: «Cifuentes es una mujer coraje». 19 días después, tras ese encendido respaldo, Cherines decidió bajarse del carro y calificó la dimisión de Cifuentes como un «último servicio a su comunidad». En la definición de mujer coraje se pueden encontrar conceptos como valentía, transgresión y osadía. La osadía de Cifuentes, obsesiones cosméticas al margen, no ha tenido límite en este último mes. En eso sí acertó Mercedes Fernández.

Palabras de Ángel González para las primarias socialistas

A la entrada de la sede de la AMSO en Oviedo hay una placa con unos versos de Ángel González, de su obra Grado elemental y que concluyen rezando «habrá palabras nuevas para la nueva historia y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde». Mientras esperaban la llegada del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, los periodistas asturianos urgían al secretario general de la FSA, Adrián Barbón (que también aguardaba al expresidente) a que aclarara si se presentaría a las primarias a candidato a la presidencia asturiana, aunque hubiera dicho antes que no y que, para hacerlo, buscara las «palabras nuevas» que Ángel González sugería en sus versos. Barbón dijo lo esperado, que no era el día ni tocaba, pero añadió como comentario que con esos mismos versos, los de las «palabras nuevas» había hecho su intervención muchos años atrás Álvaro Álvarez cuando compitió con Javier Fernández en la carrera por la dirección del partido, y perdió. También recordó que entonces hubo quien recordó que antes hay otras líneas antes en las que se señala que «no es bueno repetir lo que está dicho. Después de haber hablado, de haber vertido lágrimas, silencio y sonreíd, nada es lo mismo». Ahí está, grabado en piedra en la sede de la AMSO, las decisiones sobre las primarias de la FSA están por escribirse todavía, son viento.