Las religiosas de Villaviciosa han querido apoyar a la víctima con un poema
01 may 2018 . Actualizado a las 11:13 h.Las Carmelitas Descalzas de Hondarribia (Guipuzcoa) mostraron hace unos días su indignación frente a la sentencia por el caso de La Manada en su cuenta de Facebook. «Nosotras también somos mujeres. Hermana, yo sí te creo» era el mensaje que enviaban a toda la sociedad y en especial a la víctima de la agresión. Esta vez han sido las Clarisas de Villaviciosa quienes también han querido mandar un mensaje de apoyo en forma de poema. La autora ha sido la abadesa María Luisa Picado de 74 años, que mediante unos «sencillos versos menores» pretende manifestar el deseo de justicia por parte de la fraternidad monástica.
El poema se titula simplemente «La Manada»:
Eran cinco lobos
grises como el viento,
en aquella noche
sin luna en el cielo.
Abrían sus fauces
llenas de veneno,
sobre una chiquilla
muriendo de miedo.
¿Era una manada?
Era el hervidero
como de jauría
entre fango y cieno.
La niña, temblando,
gime sin aliento,
con terror y llanto
prendido en su pecho.
Ellos, más feroces
que el lobo del cuento,
dejaron su cuerpo
marchito y maltrecho.
¡Qué cerdos salvajes!
¡Sí que se lucieron…!
En negra batalla
se ensañaron fieros.
¿Qué pasa en el mundo?
¿Por qué el desacierto
campea en la vida
a los cuatro vientos?
¿Por qué tantas cosas
pasan hoy sin cuento?
¿Por qué historias negras
a diestro y siniestro?
Irrumpen los aires
la voz de los pueblos
clamando justicia,
amor y respeto.
Que la ley proteja
a niños y enfermos;
que ya se terminen
los lobos hambrientos.
Que sean las leyes
un respaldo honesto
donde se proteja
al ser más pequeño.
Que juntos forjemos
un mundo fraterno,
con paz y justicia
en un nuevo Reino.
Comienza dirigiéndose a los que ponen título a su poema como «lobos» para luego pasar a denominarlos «cerdos», con todo el valor denotativo que estos animales conllevan, mientras que simplemente definen a la víctima como a una niña. Cierra el poema, tras una descripción lírica de la situación, cargado de preguntas de incomprensión como: «¿Por qué historias negras a diestro y siniestro?».
Sabida la sentencia, se solidarizan las Clarisas y apelan a las leyes que son las que tienen el poder de proteger «al ser más pequeño». Mandan un mensaje de fraternidad y apoyo con el que se consiga «paz y justicia».