«Cherines», Coto y sus votos (de lealtad) junto a la bandera

Juan M. Arribas

ASTURIAS

Mercedes Fernández, durante la ceremonia de jura de bandera civil en Cudillero
Mercedes Fernández, durante la ceremonia de jura de bandera civil en Cudillero

21 may 2018 . Actualizado a las 08:46 h.

La del sábado en fue una mañana muy especial para las decenas de civiles que, arropados por el Regimiento Príncipe número 3, participaron en la ceremonia de la jura civil de bandera bajo el sol de Cudillero. El casi trepidante Mariano Marín como autoridad civil y el coronel Manuel Pérez como autoridad militar presidieron una ceremonia en la que dos de las representantes institucionales en el acto -las portavoces parlamentarias de Foro, Cristina Coto, y del PP, Mercedes Fernández- se pusieron en la cola de ciudadanos que rindieron honores a la bandera y formularon o renovaron su juramento ante la enseña. Ninguna de las dos se resistió después de la trascendencia de ese voto -tan distinto al que se estarán disputando de un año a esta parte- a glosar las contingencias de la actualidad. Como esas otras banderas que empiezan a desteñir severamente desde que se las colgó en octubre en terrazas y balcones españolistas, Coto quiso oponer el gesto que ella misma acababa realizar al «fanatismo que intenta romper nuestra nación». Desde Cataluña, por supuesto. La presidenta regional del PP demarró hacia el flanco económico para comentar sus cautelas ante la OPA china sobre EdP. «Cherines» se envolvió en su confianza en las leyes del Estado de la rojigualda para «vigilar» lo que pueda deparar a la eléctrica portuguesa (y a todas sus derivaciones asturianas) el poderío del país de la bandera roja con cinco estrellas. Se va a necesitar muchos metros de una bandera bien tejida y de buen paño, sin duda.

El pleno se va al hockey (sobre patines)

El graderío de la cancha de Mata Jove en el gijonés barrio de La Calzada parecía el sábado por la tarde una sucursal de las bancadas del pleno municipal. La victoria de las jugadoras del Hostelcur Gijón que les dio su tecer título de Liga tuvo como testigos a un buen número de concejales y personal de confianza de los grupos políticos municipales. La causa del deporte femenino, que tantas alegrías está dando este año al deporte asturiano en general y al gijonés en particular, tiene galvanizados a los munícipes, que primero vibraron con el partido del equipo fabril y su triunfo liguero y luego se dejaron ver brindando por él en amor y buena compañía en locales del centro de la ciudad. El deporte femenino amansa las ideologías y promueve la buena convivencia. Debe de ser eso que llaman «valores deportivos». Enhorabuena al Hostelcur por todo ello.

El PP gijonés pide desbroce contra el cancaneo

El celo por el civismo del grupo municipal popular ha desempolvado involuntariamente un término inglés, cruising, que se puso fugazmente de moda entre la ciudadanía en general en los lejanos 70 en los que, en la película del mismo título, Al Pacino se infiltraba en los ambientes gays más bizarros para resolver una serie de asesinatos. A tanto no se llega entre las brozas y malezas del parque de San Lorenzo, en La Providencia gijonesa; pero sí, al parecer, a lo suficiente como para que el recién estrenado concejal Manuel del Castillo haya denunciado las prácticas plenairistas de parejas (por lo general de varones homosexuales) junto al campo de fútbol de San Lorenzo. Desde hace tiempo, en castizo se lo llama «cancaneo», y el PP local quiere arrancar la desbrozadora para que los cancanistas encuentren otro acomodo, lejos de las canchas de juego, para sus otros juegos.