«Deberían prohibir las bolsas de plástico, nos estamos cargando el planeta»

Natasha Martín REDACCIÓN

ASTURIAS

Bolsa de plástico.Una farmacéutica introduce una serie de productos en una bolsa de plástico
Una farmacéutica introduce una serie de productos en una bolsa de plástico

Los comercios locales reaccionan a la obligatoriedad de cobrarlas a partir del 1 de julio

16 jun 2018 . Actualizado a las 13:01 h.

Cuando en el Pacífico existe una isla de plásticos que ya equivale al tamaño de Francia, España y Alemania juntas, parece que va llegando el momento de reaccionar y tomar medidas que al menos busquen la reducción del consumo de estos materiales. De ahí que tan solo queden dos semanas para dar fin a la comodidad de poder recibir los productos de cualquier tipo de comercio, sea una Farmacia, una papelería o una frutería local, en una bolsa de plástico de manera gratuita. A partir del 1 de julio será obligatorio por ley cobrar entre 5 y 15 céntimos por cada una, en función de su grosor. Solo seguirán siendo gratuitas aquellas que se utilizan, por ejemplo, para el pescado. Si bien, el objetivo final es la prohibición de todas aquellas que no sean compostables (que sirvan para hacer compost o abono orgánico) en 2021.

Algunos de los comercios locales de la ciudad de Oviedo tienen claro que la medida no les afectará demasiado. «Como en todo, habrá gente que quiera pagar y gente que prefiera otras opciones», sostiene Adela González, dueña de La Despensa de Lita. Aunque la medida no vaya a suponer un antes y un después en la lucha contra la contaminación, «sí que puede servir para reducirla, al menos en parte», cuenta. Por ello, ante las críticas que señalan que no se contamina menos por cobrar las bolsas, González considera que «hay que intentarlo».

Más crítico se muestra Juan García, de la Bótica de Juan, que sostiene que la medida ideal sería la prohibición total de la dispensación de estos materiales «porque, vale, quitas unas bolsas pero dejas las de la carnicería, frutería, pescadería... así tampoco hacemos nada», argumenta. En su herboristería ya están mirando otras opciones, como ofrecer bolsas de papel, «aunque son algo más caras de adquirir», explica. Es por ello que el encargado de la Farmacia Jovellanos ofrece desde hace tiempo bolsas biodegradables a sus clientes. Ahora, con el cambio de legislación, le entran dudas en cuanto al precio a fijar. Razón que le lleva a abogar por «un precio global de obligado cumplimiento, no una orientación, para que no haya problemas entre los distintos comercios». Opinión compartida por Juan García, quien aún no ha pensado el precio de sus bolsas porque «habrá que ver qué hacen el resto de comercios para que no sea demasiado diferente».

Afín a ofrecer dos tipos de bolsas es también Paula Espósito, de la papelería Calipage. Allí los clientes pueden elegir entre el papel o el plástico. De hecho, «para los productos de tamaños reducidos optamos directamente por unos pequeños sobres de papel», cuenta. Ahora, con el pago de las de plástico, las de papel seguirán siendo gratuitas.

La dependienta de una papelería introduce unos bolígrafos en un sobre de papel
La dependienta de una papelería introduce unos bolígrafos en un sobre de papel

¿Está la sociedad acostumbrada?

Desde hace tiempo, en varias cadenas comerciales la venta de las bolsas es inevitable, lo que ha contribuido a que los clientes se hayan acostumbrando a esta medida. Así lo considera María Ángeles Arroyo, encargada de la Farmacia Arroyo: «La mitad de la gente está bastante concienciada y la otra mitad, cuando va al supermercado, ve que se las cobran, por lo que se acostumbrarán a que eso pase también en las Farmacias». Esa concienciación resulta en que cada vez es mayor el número de personas que acuden a realizar sus compras rutinarias con una bolsa de tela. Incentivo que Arroyo fomentará en un futuro cercano: «Vamos a dar de manera gratuita bolsas de tela para acostumbrar al cliente a venir con ella en lugar de pedir la de plástico», asevera. No obstante, desde la perspectiva del encargado de la Farmacia Jovellanos, «son pocos los que vienen con bolsas de tela», y tampoco le convence la opción del papel, ya que «si se mete una cosa pesada, se rompe y si llueve el medicamento puede quedar desprotegido». Percepción que le lleva a creer que «la gente acabará pagando el precio sin problema».

Desde otro punto de vista, Espósito sí que ve en esta medida un beneficio palpable. Su experiencia le ha hecho darse cuenta de que muchos clientes ya ni piden bolsas tras realizar sus compras, por lo que piensa que el pago de las mismas puede servir para esparcir el efecto. Pese a todo, considera que se ha de poner el foco en la educación. «No puede ser que la gente deje sus envases y desperdicios desperdigados por ahí», apunta. 

En la misma línea, Arroyo se muestra optimista. Desde su punto de vista la prohibición debería llegar «cuanto antes» porque «nos estamos cargando el planeta». Es más, apunta que «todo plástico que no sea biodegradable debería estar prohibido».

Pagar por las bolsas de plástico quizás no vaya a salvar el mundo, pero sí que puede contribuir a que la ciudadanía piense si de verdad necesita añadir un plástico más a todos los que ya invaden sus compras diarias. Y, a partir de ahí, la cadena de concienciación sí que puede virar hacia un cambio consistente que resulte en efectos positivos para el medioambiente.