¿Consumir leche cruda? El debate llega a Asturias

Juan M. Arribas REDACCIÓN

ASTURIAS

Explotación láctea
Explotación láctea SUSO PENA

Podemos apuesta por venderla directamente en la finca. La industria lo tilda de «disparate». El ministerio admite que está trabajando en una normativa, pero con todas las garantías sanitarias

04 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El debate sobre el consumo y la venta de leche cruda también ha llegado a Asturias, desde diferentes puntos de vista. Así, mientras Podemos es partidario de poder vender la leche cruda directamente en la finca, la industria se echa las manos a la cabeza y lo tilda de disparate. Por su parte, el Gobierno admite que está trabajando en una normativa para regular esas ventas directas al consumidor, pero pensando más en la carne.

La diputada autonómica de Podemos Paula Valero propone flexibilizar la normativa del paquete higiénico-sanitario de venta de leche de forma que sea posible venderla cruda directamente en la finca «como ya se permite en el País Vasco y en otros países de Europa». Esta medida, según señala Valero, favorecerá la viabilidad de las explotaciones lácteas que desaparecen a un ritmo de cien por año, una situación «que pone en riesgo el propio modelo agrario asturiano basado en un sector lechero vinculado a los pastos».

Por su parte, el presidente de ILAS, Francisco Rodríguez, cree que la propuesta es un «auténtico disparate, no tiene pies ni cabeza y además es peligrosísimo». Rodríguez argumenta su rechazo: cuando se publicó la ley reguladora de las centrales lecheras «fue precisamente para erradicar los problemas de tuberculosis, de las fiebres de malta y de infinitas cosas que se pueden transmitir por la leche cruda».

«Esto que proponen en Cataluña, verdaderamente no tiene ni pies ni cabeza, es peligrosísimo, porque la leche cuando sale de la vaca puede estar muy infectada por muchas razones», sostiene.

La directora general de Producciones y Mercados del Ministerio de Agricultura, Esperanza  Orellana admite que las exigencias sanitarias deben ser máximas. «La venta de pequeñas cantidades de productos que van directamente al consumidor es algo que está regulado en Europa desde hace muchos años, es verdad que la Agencia de Seguridad Alimentaria estaba trabajando en una normativa para regular estas ventas pero fundamentalmente carne», comenta.

El caso de la leche estaba previsto en esa regulación pero con los mismos requisitos y las mismas exigencias que la leche que se vende en las industrias, «es decir, que no sería algo que pudiera hacer cualquiera de cualquier manera». «Lo que ocurre es que hay una comunidad autónoma (Cataluña) que se ha adelantado con una normativa propia que no establece ese mismo nivel de exigencia que estaba previsto establecer a nivel estatal y por eso se ha generado todo este debate», indica Orellana.

«Yo, desde luego, pienso que los productos que se destinan al consumo humano tiene que tener todas las garantías y, sobre todo, no podemos someter al productor a la responsabilidad de una alerta sanitaria, creo que la higienización de la leche es una cuestión que se inventó hace muchos años precisamente para elevar la seguridad alimentaria», agrega.