Más educación y menos medicamentos: las claves para reducir el gasto sanitario en la vejez

EFE AVILÉS

ASTURIAS

Una experta bióloga considera que entender que envejecer es una fase más de la vida ayuda a reducir la dependencia

22 ago 2018 . Actualizado a las 19:19 h.

La coordinadora del Consorcio de Investigación cROS de la Universidad de Oviedo, Ana Coto Montes, ha aseverado hoy en La Granda que el envejecimiento no necesariamente tiene por qué implicar un incremento del gasto sanitario, si se educa a la población y al personal sanitario. «Si se educa tanto a la población como al personal sanitario para que entiendan que va a ver sucesos asociados al envejecimiento que no necesariamente son enfermedades, no será necesario medicar», ha explicado la investigadora.

La profesora de Biología Celular de la Universidad de Oviedo ha dirigido en la Escuela de Verano de La Granda un seminario titulado «Hacia un envejecimiento saludable. Estrategias a desarrollar», con la concurrencia de varios expertos en la materia. Durante el curso se ha puesto de manifiesto que el envejecimiento es una fase más de la vida y, por lo tanto, envejecer no quiere decir dependencias sino que simplemente las personas se hacen mayores

Coto Montes ha dicho que la prolongación de la vida laboral de las personas no contribuye a ese envejecimiento saludable, «es más bien al revés». «Puede ser que se haya llegado a esa esperanza de vida, que en España está en los 82 años, por haber tenido tantos años de jubilación», ha señalado la investigadora, que vincula esta cuestión de la vida laboral más al ámbito de la economía, la política y la sociedad. Es decir, que tiene más que ver con la sostenibilidad del sistema de pensiones que con el hecho de jubilarse sea útil para la salud de las personas.

Actualmente, la esperanza de vida del ser humano está fijada en 120 años, más allá de que pueda haber casos de mayor longevidad. Los científicos trabajan en una investigación sobre el envejecimiento con dos vertientes distintas pero complementarias: conseguir incrementar la esperanza de vida de le especie humana más allá de esos 120 años y, por otro lado, y que los años que se vivan como personas mayores sean los más cómodos y satisfactorios posible. «Mi grupo de investigación trabaja en ese envejecimiento saludable y si conseguimos hacer bien nuestro trabajo y que las personas envejezcan sin dependencia, lo siguiente será querer vivir más años», ha indicado Coto Montes.