«En la Junta cuando hay un festivo en el calendario hay barra libre de vacaciones»

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCION

ASTURIAS

Enrique López
Enrique López Iván G. Fernández

El portavoz de Podemos Asturies apremia a los socialistas a trasladar los acuerdos de Madrid al Principado entre duras críticas a Javier Fernández

29 oct 2018 . Actualizado a las 16:31 h.

Enrique López sustituyó a Emilio León como portavoz de Podemos en el parlamento asturiano después del verano. La semana pasada afrontó su primer gran debate en el cargo con la celebración del último en esta legislatura dedicado al estado de la región. Un encuentro, previo a la negociación de los presupuestos, que no augura muchas posibilidades al acuerdo si quiera en el último ejercicio del mandato. López critica la actitud que,a su juicio, han mantenido los socialistas focalizando muchos de sus reproches en la figura de Javier Fernández y apremiando a Adrián Barbón a que «imprima un cambio». 

--El último debate de Orientación Política se celebró, como ha sido habitual esta legislatura, en términos muy duros. Volvemos a la casilla de salida en el entendimiento entre PSOE, Podemos e IU pero ¿hay margen para el acuerdo este año después de un pacto entre Iglesias y Sánchez en Madrid?

--De haber alguna casilla de salida es salida a una nueva etapa; por supuesto que creemos que hay posibilidades. Fuimos sinceros a la hora de expresar en qué momento estamos políticamente. Nos sorprendió, relativamente, la agresividad del presidente del Principado por hacer recaer sobre Podemos los problemas de una legislatura que ha sido fallida. Somos una fuerza propositiva y en el debate detallamos una buena parte de las propuestas que hicimos estos años y muy pocas de ellas fueron atendidas por el gobierno. Pero estamos en un momento diferente, Pedro Sánchez es presidente del Gobierno, Unidos Podemos le apoyó para echar del poder a un PP corrupto con un Rajoy que imprimía políticas claramente antisociales. Hay un nuevo rumbo político en el Estado y debería haberlo también en Asturias, es el tren que queremos coger.

--Y el problema, desde su punto de vista ¿es el PSOE asturiano o es Javier Fernández, o los dos?

--El problema es un PSOE acostumbrado desde hace más de 30 años a gobernar con mayorías absolutas o imponiendo su mayoría relativa, con unos socios que se conformaron con algunas prebendas, con algunas migajas, pero que, salvo excepciones como ocurrió con el Salario Social, no supieron imprimir cambios en sus políticas, que son políticas fracasadas y ahí están los datos de dónde se sitúa Asturias. Y el problema se agudiza cuando hay un presidente del Gobierno que se llama Javier Fernández y que en estos años tuvo más facilidad para pactar con el PP o a prorrogar presupuestos pactados con ellos que a llegar a acuerdos con Podemos, porque nosotros exigíamos cambios en sus políticas, en las apuestas y prioridades. Y cambios profundos en la gestión de los recursos públicos que es deficiente y muy mejorable.

--El año pasado, cerrado ya el acuerdo presupuestario entre PSOE e IU su grupo se enrocó en la reclamación de la gratuidad de matrícula, para los ya inscritos, en la escuela de  0 a 3 años. Les ofrecían una rebaja del 50% que rechazaron pero que luego fue el punto de encuentro para aprobar el crédito extraordinario ¿no hubiera valido más tener el presupuesto completo por lo mismo?

--Teníamos la disposición de llegar a un acuerdo y fuimos rebajando cuestiones muy importantes en temas de sanidad o empleo hasta centrarnos en una medida que es transversal. Nuestra exigencia era medida y acorde a una negociación de presupuesto de 4.000 millones de euros. El Gobierno llegó hasta el 50% de la rebaja de la matrícula y nosotros planteábamos la gratuidad total para las familias, porque es de imperiosa necesidad, es urgente arraigar a la población en el territorio cuando estamos sufriendo una sangría demográfica. Lo que planteábamos suponía un coste de 2 millones de euros adicionales para ampliar del 50 % al 100% la gratuidad de las matrículas en un marco de 4.000 millones. Pero como el Gobierno sólo llegó hasta la mitad decidimos no apoyarlo porque nos parecía además que las concesiones ya eran excesivas. Meses después se debatía un crédito extraordinario de unos 140 millones de los que una parte importante iban para deuda y, de nuevo, entre otras medidas el Gobierno introdujo de nuevo ese avance de rebajar a la mitad las cuotas para las familias. Y haciendo un balance, nos pareció que sí era acorde a una negociación de 100 millones, pero no para un presupuesto de 4.000 porque era un insignificancia.

--La semana pasada en el debate, Javier Fernández dijo que el punto sobre la escuela 0 a 3 que se recoge en el pacto estatal de PSOE y Podemos le gustaba y podría servir de base para Asturias ¿lo comparte?

--El acuerdo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se hizo en contra del proyecto político de Javier Fernández, y eso hay que dejarlo muy claro. Nosotros dijimos claramente que ese acuerdo estatal es un logro y se lo dijimos al presidente para que lo asuma pero se hizo contra su proyecto político porque no pasaba ni por pactar con Unidos Podemos ni porque Sánchez fuera presidente. Tenemos que avanzar en un derecho de gran trascendencia para las familias como es llegar a una etapa de 0 a 3 pública, gratuita y universal, el acuerdo de Madrid abre la posibilidad de una inversión estatal y deja un papel a los ayuntamientos, lo que toca es ver cuál será el papel de las comunidades autónomas. Asturias tiene la posibilidad de consolidar la gratuidad de la matrícula para todas las personas que deseen apuntarse, tendremos que concretar en la negociación presupuestaria qué predisposición hay a extender la red. El acuerdo de Madrid influye de manera positiva porque camina en la dirección de lo que planteamos aquí hace un año.

--¿Cree que las relaciones con el PSOE serán más sencillas con Adrián Barbón el año que viene?

--Es una incógnita, es hacer política ficción, intentar saber qué cambios va a haber con la nueva dirección de la FSA. Sabemos lo que hizo Javier Fernández, que posibilitó que Rajoy fuera presidente del Gobierno, que se puso al frente de  una gestora que forzó el apartamiento temporal de Pedro Sánchez. Barbón representa el sanchismo en Asturias, es un político que lleva la mitad de su vida ocupando cargos públicos, es un político profesional y tampoco es algo que queramos denigrar pero no llega como alguien nuevo. Está siendo curioso que en Asturias hay un presidente del gobierno que mantiene unas posiciones, un secretario general de la FSA que dice alinearse en unas diferentes en una especia de pacto de no agresión, de no interferir competencias. Eso a Asturias no le viene nada bien, si la dirección de la FSA cree que hay que buscar alianzas con las fuerzas del cambio ahora mismo lo que hay es un presidente que bloquea esa cambio. Eso se constató en el discurso del debate de Orientación cuando de lo que se trataba era de poner sobre la mesa la nueva situación de entendimiento que hay a nivel del Estado y no proceden los ataques a las fuerzas con las que podrías llegar a un acuerdo en esa línea. Necesitamos saber, y se verá ahora en la negociación presupuestaria, qué responsabilidad está dispuesto a asumir la nueva dirección de la FSA y Barbón en concreto, si va a estar de miranda o de radioescucha o como dirigente político del partido que en este momento gobierna Asturias. Todo al final de una legislatura y el comienzo de otra, cuando ya habrá que gestionar el presupuesto que se pudiera aprobar para 2019. Ahí Adrián Barbón no puede hacer autismo político.

--En su intervención llamó «oyentes preferentes» a IU, la otra pata de ese acuerdo. La coalición en Asturias votó ir en separado a las elecciones autonómicas ¿cómo son sus relaciones?

--IU lleva siendo socio, a veces necesario y otras simplemente socio, del partido socialista y hasta participó de algunos gobiernos. Nuestra experiencia con IU en las instituciones empezó mal cuando en el debate de investidura planteamos abiertamente  que uniéramos fuerzas para impedir el pase a la segunda vuelta de la candidata del PP y confrontar con Javier Fernández por la presidencia con Emilio León como candidato, que era el representante de la fuerza más votada de las dos. Entre los dos teníamos los mismos escaños, 14, y más voto popular que los socialistas, pero IU con Gaspar Llamazares al frente no aceptó esa propuesta y optó por lo que llamaba «estabilidad institucional». Todo con un acuerdo de investidura que luego a lo largo de los años denunció de forma reiterada que se había incumplido.  Para nosotros no es nuevo, esa dinámica perniciosa del partido socialista en las negociaciones, relatar sus propuestas sin dar un solo documento y rechazar con argumentos generalmente técnicos las propuestas de los demás. Parece que a IU le vale esa dinámica, a Podemos no. Claro que en una negociación hay que hacer concesiones, pero también hay unos mínimos aceptables. Lo que no podemos hacer es decepcionar a la gente que nos votó para cambiar y no mantener lo que hay, que sería seguir en el declive, más que profundo, que sufre Asturias.

--Este ha sido su primer debate como portavoz parlamentario después de que Emilio León renunciara aduciendo razones personales ¿es así, por qué ese cambio?

--Emilio dio explicaciones y lo enmarcó en una decisión de carácter personal. Ya dijimos en otras ocasiones que nosotros somos gente normal haciendo cosas excepcionales y nuestra llegada a las instituciones fue muy dura. En la Junta General, desde el primer día, se nos enseñaron los dientes por parte de las fuerzas que llevaban aquí muchos años instaladas. Es una cámara en la que no éramos para nada bien recibidos. El desgaste personal, el desgaste humano a lo largo de estos años para muchos compañeros, fue muy grande y lo sigue siendo. Emilio es una persona que, como yo, se toma las cosas con pasión y Emilio, como otras personas, lo dejó todo. Pero es que para nosotros esto es una carrera de relevos, Podemos es una herramienta de la gente y en ella somos peones que nos toca ocupar un espacio u otro en momentos determinados. A mí me toca ahora relevar a Emilio en el puesto de portavoz pero sigue haciendo un trabajo muy importante en el grupo parlamentario, al igual que el resto de diputadas y diputados.

--Usted también anunció que no repetirá el año próximo y en Facebook lo hizo con fuertes críticas al ambiente de la política asturiana ¿la ve tan negativa?

--Desde el principio yo había anunciado que mi compromiso era por cuatro años y creo que hay que verlo con normalidad. Tenemos cantera y además ya tenemos también la experiencias de haber estado en parlamentos y ayuntamientos, ya sabemos las reglas del juego en las instituciones. En mi caso creo que se trató de cubrir un vacío que había en una formación muy joven y muy fresca de alguien con algo de experiencia, en mi caso sindical, pero ahora ya no es necesario. Lo que comenté en Facebook es que tampoco me apetecía seguir en lo personal, porque, creo que decía, no me apetecía compartir el ambiente viciado e hipócrita de la Junta General. Y es verdad, este edificio huele mucho a alcanfor, es un edificio de cómoda moqueta donde la verdad en las relaciones no existe. Lo que tenemos aquí es una clase política muy profesionalizada, que se acomodó en una forma de hacer política que deja fuera valores muy importantes. Para la gente normal esto es muy complicado de llevar. El parlamento asturiano es una institución en la que todo está atado y bien atado ¿por quién? Por quien lleva gobernando durante más de 30 años Asturias prácticamente sin interrupción, con un par de anécdotas, la de Marqués y la de Cascos, que acabaron las dos como el rosario de la aurora. Avanzar aquí es muy complicado, los engranajes suenan muchísimo en cuanto los mueves. Se habla a veces de bloqueo, desde PP y PSOE, por exceso de trabajo, pero cuando hay un festivo en el calendario hay barra libre de vacaciones, se suspenden plenos con una alegría que no hay en ninguna otra actividad laboral. El sistema parlamentario asturiano lo que hizo fue crear una clase acomodada, muy bien pagada, que se enroca en un reglamentarismo excesivo para imposibilitar la acción política.

--Lo cierto es que son varias las bajas anunciadas para su lista en las elecciones de mayo ¿cree como se ha dicho que al cartel de Podemos Asturies, a su candidatura, hay que ponerle un rostro femenino?

-- Va a haber una renovación profunda del grupo parlamentario, sólo cuatro de las nueve personas que estamos ahora van a continuar o se presentan a la reelección y habrá gente nueva que se incorpore, eso es ideal para mí. Por una parte savia y empuje nuevo y por otra la experiencia de quienes ya saben cómo funcionan las cosas aquí dentro que es muy importante. La gente que ya sabe en qué muros no nos tenemos que volver a estrellar. Sí creo que estando como estamos en un ciclo feminista es importante que se visibilice aún más y que se lidere por parte de las mujeres de Podemos el cambio político. Pero eso será algo que decidirán las inscritas y los inscritos. Soy optimista porque conozco a mucha de la gente que se presenta a las primarias, hay gente muy potente, y la organización va a salir reforzada. Estoy seguro de que las personas que nos sustituyan van a mejorar nuestro trabajo y además lo harán en una etapa importantísima porque es posible que ya no vuelva a haber gobiernos en solitario. Esta legislatura no fue posible pero la siguiente va a ser diferente. Los escenarios son muy distintos y el papel de Podemos en Asturias va a ser muy distinto también. Nosotros somos una fuerza de gobierno, vinimos aquí para gobernar, para hacer una Asturias diferente. El bipartidismo ya no domina la escena política y nosotros vinimos para quedar.

--Hubo diferencias en el grupo parlamentario en las primarias a la dirección ¿está tan unido como al comienzo de la legislatura?

--Antes comentaba que Podemos es una formación muy plural, cuando nació y se presentó a las anterior europeas, de las calles, de las mareas y las plazas, de las luchas sindicales y movimientos sociales, confluyó mucha gente que identificó en Podemos la fuerza canalizadora de toda esa marea de indignación social y popular. Y la composición del partido fue así de diversa también. En el grupo parlamentario lo que hubo por el medio fue unas primarias en las que se posicionaron los compañeros en una y otra línea, yo creo que dentro de la normalidad, porque la única línea roja que debe haber en política es la deslealtad, pero la discrepancia es positiva siempre que sea constructiva. El grupo parlamentario sigue trabajando de forma colectiva de forma absolutamente normal.