Testifica en el juicio que se limitó a devolver las llamadas que ella le efectuaba
30 ago 2019 . Actualizado a las 14:10 h.El acusado de realizar 301 llamadas telefónicas en un mes a su expareja, tras la ruptura de la relación, ha asegurado que él se limitó a «devolver» las que ella le efectuaba, pese a que muchas eran con número oculto, y ha insistido en que el acosado es él, versión que la denunciante ha negado. R.C., que afronta una petición fiscal de seis meses de prisión, ha asegurado ante el magistrado-juez de lo Penal 4 de Oviedo que él terminó la relación sentimental e intentó que fuera lo más amistosa posible, pero fue «imposible» desde que ella se enteró de que estaba con otra chica.
El acusado ha afirmado que él se sentía acosado por ella y ha atribuido las supuestas situaciones de acoso que él dice haber vivido a las épocas en las que la denunciante «no estaba bien», por supuestas adicciones por el consumo de droga. «Ella no paraba de molestar», ha insistido el acusado, que ha indicado que las llamadas que él realizó estaban motivadas por su petición para recoger todas las cosas que le habían quedado en el domicilio.
Las 301 llamadas se realizaron entre enero y febrero de 2017, apenas un mes después de la ruptura sentimental, y, según el acusado, previamente la víctima le enviaba mensajes de whatsapp amenazándole incluso con suicidarse. El acusado ha manifestado que las llamadas de su ex novia también se repetían a personas de su entorno y esa circunstancia motivó que se tuviera que marchar de su barrio, en Lugones (Siero), explica EFE.
La versión de la denunciante
La denunciante, L.F., ha negado la versión del acusado y ha mantenido que el acoso que ella sufría le obligó a cambiar de vida y de trabajo. L.F. ha ratificado que al haber bloqueado el número de móvil al acusado, éste le llamaba desde otros teléfonos, con número oculto, y a horas intempestivas se personaba en su domicilio y llamaba a su puerta, enviándole además flores y unos pendientes porque no aceptaba la ruptura. Ha dicho que el acusado la molestaba a diario y de forma constante e insistente y que el acoso se terminó una vez que presentó la denuncia.
La denunciante ha reiterado que se sentía «vigilada» por el acusado, porque tenía papeles en la junta de la puerta de su domicilio, o testigos para ver cuándo entraba o salía. Además, ha dicho que veía pasar el coche del acusado tanto por su domicilio como por la zona de su trabajo, en la cafetería que regentaba en Lugones.
El padre de la denunciante ha hecho referencia a episodios de acoso que le obligaron a él y a su esposa a acompañar a su hija cuando iba a trabajar y a acogerla en su casa porque el móvil no paraba de sonar de madrugada y llegaron a pasar «miedo». El testigo ha comentado que esas amenazas que llegó a sufrir obligaron a su hija a dejar la cafetería.
En el juicio ha declarado la actual novia y un hermano del acusado que le han apoyado en su versión y han incidido en que la denunciante acosaba al acusado y a su entorno.