Asturias planta cara al machismo

Marta Pando

ASTURIAS

La huelga feminista del 8 de marzo y las protestas contra la sentencia de La Manada sacan a la calles a miles de mujeres para protestar contra el patriarcado y reivindicar su dignidad y sus derechos

31 dic 2018 . Actualizado a las 13:50 h.

En marzo, en abril, en junio, en octubre en diciembre y cada vez que otra víctima de la violencia de género (violencia machista, dirían ellas) ha mostrado crudamente la persistencia de un problema que España no resuelve. En las calles, en las plazas, ante las sedes judiciales y en reuniones en todo tipo de salas. Ahí han estado durante todo el 2018, el año que siguió al #Metoo con más trabajo y toda una agenda feminista que llevar a cabo, el año de la huelga morada, el año de la indignación por el trato que reciben las víctimas de agresiones sexuales ejemplificado en la sentencia contra La Manada en Pamplona, miles de asturianas para gritar delante de todo aquel con oídos que a las mujeres aún se las mantiene deliberadamente retrasadas en el camino hacia la igualdad real con los hombres.

El 8 de marzo de 2018 siempre será una fecha para la memoria de las mujeres en España. Asturias, como el resto del país, funcionó ese día a menos de medio gas. Para que el Día de la Mujer fuera de verdad distinto y especial, decenas de colectivos se esforzaron durante meses para organizar una huelga feminista, una jornada en la que las mujeres parasen e hiciesen notar con su ausencia todo el trabajo -el remunerado y, para lo que se trataba de demostrar, de forma casi más importante, el no remunerado- que aportan a la sociedad. No se trataba únicamente de no acudir al puesto de trabajo, sino también de evitar el consumo, dejar en manos de los hombres el cuidado de los menores o los dependientes y, en el caso de las estudiantes, no acudir a clase. La convocatoria tuvo un seguimiento masivo. Grandes manifestaciones recorrieron Oviedo, Gijón y Avilés. El lema «Si nosotras paramos, se para el mundo» se hizo popular y visible. Se debatió qué debían hacer los hombres: secundar el paro de sus compañeras o sustituirlas y asumir su carga diaria de trabajo para que quedara claro todo lo que aportan.

Convocatoria para 2019

El éxito sorprendió y emocionó tanto a algunas de las convocantes, que esperaban una buena respuesta para se vieron desbordadas incluso en su optimismo, que, en Gijón y en octubre, una asamblea con 500 representantes de movimientos de todo el país decidió repetir la convocatoria en 2019 e intentar que su resultado sea mayor que el de este año. Entre medias, las asturianas han salido constantemente a la calle este año cada vez que algún asunto de la actualidad ha dejado al descubierto zonas en las que, a su juicio, se manifiesta el patriarcado en detrimento de los derechos de las mujeres. Si en 2014, el tren de la libertad, la marcha hacia Madrid nacida en Gijón con las que los grupos feministas se opusieron al intento de contrarreforma de la ley del aborto propugnado desde el Ministerio de Justicia por Alberto Ruiz Gallardón, ya había demostrado el poder de convocatoria de la causa de las mujeres cuando se percibe un ataque hacia sus derechos, la sentencia del tribunal navarro que juzgó al grupo de jóvenes autodenominado La Manada, desbordó todas las medidas anteriores de la ira y la indignación.

Los jueces condenaron a cada uno de los cinco acusados a nueve años de cárcel en abril. Pero consideraron que los hechos ?el grupo llevó a una joven a un portal durante los sanfermines y la agredió al mismo tiempo mientras grababa todo el asalto? constituía un delito de agresión sexual y no de violación. Un voto particular, en el que uno de los magistrados se pronunciaba a favor de la absolución y apreciaba en las imágenes «un ambiente de jolgorio y regocijo», desató en particular la furia de quienes se concentraron ante juzgados y tribunales. No fue la única ocasión. Las protestas volvieron en junio, cuando se permitió a los cinco acceder a la libertad condicional, y a principios de diciembre, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Navarra confirmó la primera sentencia. En los próximos meses, la causa se verá en el Tribunal Supremo y ahí pasará el país una nueva prueba bajo la mirada de unas mujeres que ya no quieren ni un retroceso en su dignidad y sus derechos.