El Musel acusa el desplome del tráfico de carbón en 2018

Luis Ordóñez
L. Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

SADEI

El movimiento del mineral cae un 18% en un balance de descenso en los graneles con cifras negativas

02 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El 31 de diciembre se puso punto y final, de forma definitiva. a la minería de carbón, salvo en explotaciones rentables y el Nicolasa de Hunosa, autóctona asturiana. 2018 fue también el año del inicio de los problemas de las centrales térmicas del Principado, que en realidad apenas se nutren de carbón nacional sino de importación. Ambas circunstancia se confunden en ocasiones y aunque discurren de forma paralela, la incidencia del cese de la actividad minera en la alimentación de las térmicas es mínimas. La alarma del Gobierno asturiano y de los agentes sociales con los anuncios de clausura de Lada y Soto de la Barca guarda relación ante todo por el impacto en el empleo, no sólo de los trabajadores de las plantas, de los empleos indirectos alrededor de ellas y, sobre todo, cómo afectará al sector del transporte que cuenta en Asturias con un parque de 300 vehículos dedicados a mover carbón desde los puertos.

Pero los datos del tráfico de graneles han registrado un descenso en el último año y en él ha pesado de forma fundamental un desplome de la importación de carbón. Así lo reflejan los datos publicados por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), que ponen de manifiesto que se trata también del producto que más se mueve en el muelle gijonés, también el que sufre una caída más acusada respecto a las cifras de 2017, con una pérdida del 18,5%. Se mantienen estables las cifras de mercancía general pero también caen, aunque a menor ritmo, los graneles líquidos, los sólidos y el mineral de hierro.

En total, en los números interanuales, el tráfico de mercancías por el puerto de El Musel descendió en 2018 alrededor un 10%; y también acogió a menos buques, un total de 1.229 buques pero que suponen 69 menos que en 2017.

El pasado mes de octubre, las asociaciones del transporte de mercancías por carretera de cuatro comunidades --las de Asturias, Aragón, Castilla y León y Galicia-- formaron un frente común para tratar de hacer presión en el Gobierno respecto al impacto de una descarbonización acelerada. En su declaración conjunta recordaron que son alrededor de un millar de camiones los que trabajan en el sector del carbón --en Aragón, 150; en Asturias, 300; en Castilla y León, 350; y en Galicia, 150--  y que los vehículos que se dedican a la rama especializada del transporte de carbón son unos camiones «muy específicos y de difícil reconversión» por lo que su supresión acarrearía la pérdida de 1.000 puestos de trabajo directos. 

Iberdrola fue la primera compañía que anunció su intención de cerrar las centrales térmicas, en Lada y Velilla, lo que motivó protestas de los gobiernos de Asturias y Castilla y León. A comienzos de este 2018 fue Naturgy la que comunicó su intención de solicitar el cierre de sus centrales térmicas de carbón incluyendo también a la planta asturiana de Soto de la Barca, en Tineo; una medida que afectaría a 80 trabajadores directos y alrededor de otros 40 empleos de forma indirecta.

El propio informe encargado por la Comisión Europea para valorar tanto el impacto como las alternativas del cierre de minas y centrales térmicas en la UE apunta que será de una pérdida de más de 2.700 empleos en Asturias, entre directos e indirectos, en el periodo que va hasta 2030. El dossier de 189 páginas, que fue elaborado por el Joint Researc Centre (JRC) for Policy Report, organismo científico asesor de la UE, defiende que las estrategias para reconvertir la actividad ligada al carbón en energías sostenibles lo tienen que ser también para realizar un trasvase económico y de empleo a ese mismo sector; pero deja ver que, del mismo modo que las renovables no pueden equiparar por el momento su capacidad de generación de energía a la que proviene de la quema del carbón o los combustibles fósiles, tampoco le es posible procurar los mismos beneficios ni reponer los trabajos perdidos en los territorios afectados.

El estudio ejemplifica los procesos de reconversión emprendidos ya a mediados del siglo pasado en las cuencas del Sarre o el Ruhr en Alemania como el modelo a seguir, con el paso de las industrias del carbón a otras como la automovilística o la turística en un contexto de fuertes inversiones en I+D, creación de universidades, parques tecnológicos y centros de investigación en estrecho diálogo con los sindicatos, con buen uso de Fondos Estructurales europeos, prejubilaciones bien administradas, colaboración con otras regiones… Y, sin embargo, tiene que admitir a renglón seguido que el desempleo sigue siendo «más alto» en el Ruhr o en el Sarre que en las regiones que rodean estas cuencas alemanas.