La guerra interna del PP, sin precedentes en Asturias

Juan M. Arribas

ASTURIAS

El líder del PP, Pablo Casado, en Oviedo donde presentó públicamente a la candidata popular a la Presidencia del Principado, Teresa Mallada, expresidenta de Hunosa y Mercedes Fernández
El líder del PP, Pablo Casado, en Oviedo donde presentó públicamente a la candidata popular a la Presidencia del Principado, Teresa Mallada, expresidenta de Hunosa y Mercedes Fernández J.L.Cereijido

22 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Comentan las lenguas viperinas de la política asturiana que el hallazgo más preciado que se puede descubrir estos días en Asturias es una foto conjunta de Teresa Mallada y Mercedes Fernández. Sería una anomalía muy cotizada. La tirantez entre la candidata del PP a las autonómicas y la presidenta del partido va en ascenso, en una escalada verbal que parece no tener límites. La coalición con Foro es la última disputa, casi la última excusa, para sacudirse en público, sin rubor. Es difícil encontrar precedentes en Asturias entre una candidata de un partido y de una presidenta que, a tres meses de la cita electoral, discrepan en público y de forma tan combativa. ¿Estará forzando la maquinaria Mercedes Fernández? La estrategia de acudir a los comicios del 28-A ya separó a ambas el pasado lunes. Cherines es partidaria de reeditar la alianza, pero Mallada, minutos después, la desautorizó y aseguró que disponía de datos que ponían en tela de juicio esa postura. El nuevo zasca llegó ayer. Mercedes Fernández afirmó que quien niega la coalición obedece a «miopía política y falta de altura». Un mensaje cristalino a la candidata que, como mínimo, necesita gafas, según su presidenta. ¿Habrá respuesta de Mallada o directamente de Génova? La tensión en la calle Manuel Pedregal se puede cortar con cuchillo mientras contemplan expectantes un espectáculo de navajazos políticos. ¿Hay solución? Veremos lo que opina Pablo Casado, el presidente del PP que, por cierto, no fue apoyado ni por Mercedes Fernández ni por Mallada, que optaron por el sorayismo. Las derrotas y las victorias (también en la política) hay que saber digerirlas.