«Los hombres deben asumir la corresponsabilidad en el ámbito familiar»

La Voz

ASTURIAS

La exministra de Sanidad, María Luisa Carcedo
La exministra de Sanidad, María Luisa Carcedo Luca Piergiovanni

La ministra de Sanidad, la asturiana María Luisa Carcedo, destaca que las mujeres han roto muchas barreras pero «a costa de llevar muchas mochilas»

04 mar 2019 . Actualizado a las 12:20 h.

El movimiento feminista ha contribuido a diluir y eliminar los muros que contenían la división de roles, asegura la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, quien defiende la corresponsabilidad en los cuidados y las tareas del hogar para alcanzar la igualdad. Carcedo (Asturias, 1953), hija de un minero socialista y un ama de casa, entró en contacto con el PSOE en su etapa de bachillerato y se afilió a las Juventudes Socialistas cuando estudiaba Medicina en Oviedo, profesión que ejerció como médico de Atención Primaria y desde la que saltó a la política donde ha ocupado numerosos cargos, siempre motivada por su vocación de ayuda y servicio público. Con motivo del 8M, en una conversación con EFE, Carcedo deja por un momento la cartera de ministra y responde a varias preguntas sobre feminismo e igualdad.

--¿Se considera feminista?

--Entendiendo el feminismo como igualdad entre hombres y mujeres y todo el movimiento que surge para lograr esa igualdad plena, por supuesto, me considero feminista. Además, soy socialista porque el socialismo no se entiende sin esa «igualdad radical». Ya en el momento de su fundación, el PSOE incorporó la mención a ambos sexos, especialmente en el ámbito de la educación y la formación en igualdad de condiciones. Y esa es mi concepción: la igualdad radical entre hombres y mujeres. Por tanto, sí, soy feminista, y sí, soy socialista.

--¿Cómo la ha ayudado el feminismo?

--Yo pertenezco a una generación donde la división de roles estaba muy consolidada. Los roles sociales entre hombres y mujeres estaban muy presentes, incluso en las orientaciones profesionales y en los destinos más vitales. El destino natural de las mujeres era ser ama de casa. El movimiento feminista contribuyó a que los muros que contenían esa división de roles se fueran diluyendo y se fueran eliminado y permitió a las mujeres dedicarse a actividades profesionales rompedoras con el entorno o con el destino impuesto por los roles. Además, tengo la convicción de que los hombres y las mujeres somos iguales. Una convicción que discurrió paralela a mi propia conciencia social, a mi propia conciencia política y al propio desarrollo de mi personalidad.

--Díganos dos medidas que deberían implantarse para caminar hacia la igualdad.

--La primera es la corresponsabilidad en los ámbitos en los que las mujeres sentimos que tenemos una mayor obligación y que tiene que ver con el rol del hogar, con el rol de los cuidados... Debe existir una corresponsabilidad plena que nos permita liberarnos de todas esas tareas que de forma inconsciente vas asumiendo y que te resta potencial en otros ámbitos. La segunda es el propio convencimiento de que eso no es algo inherente a la condición femenina. Tenemos que liberarnos de ese autoconvencimiento de que es nuestra obligación y nuestra responsabilidad asumir determinadas tareas relacionadas con el bienestar del entorno familiar y personal. Y cuando las mujeres de mi generación asumieron los roles que no les estaban reservados y se fueron incorporando a la vida profesional, política y social, se vieron obligadas a llevar dos mochilas o tres mochilas o cuatro mochilas, según fueran avanzando en la vida. Las mujeres de mi generación hemos roto muchas barreras, muchos techos de cristal y muros de hormigón a costa de llevar muchas mochilas a nuestras espaldas.

--¿Se ha encontrado con algún obstáculo por ser mujer?

--Personalmente no he tenido impedimentos ni para ejercer mi profesión, que me ilusionó desde muy pequeña, ni en el ámbito político. Soy la responsable de un ministerio, soy ministra. Pero colectivamente las mujeres tenemos muchas más dificultades para acceder, muchas veces por la «autoobligación» que nos imponemos ante la falta de corresponsabilidad. Una «autoobligación» que nos resta mucha energía y mucho tiempo y que nos exige mayor esfuerzo para lograr las metas. Por eso es tan importante que las mujeres nos liberemos de esa obligación que nos imponemos porque la heredamos y porque cambiar los roles no se logra de la noche a la mañana. Por eso es tan importante la corresponsabilidad en el ámbito familiar y personal. Todas esas tareas que hacen las mujeres y que proporcionan bienestar tienen que ser compartidas. Es muy fácil de hacer, los hombres lo pueden hacer perfectamente, es sencillísimo.