El último pleno de la legislatura se cierra con melancolía

ASTURIAS

El último pleno de la legislatura en la Junta General
El último pleno de la legislatura en la Junta General J. L. Cereijido

Los grupos se despiden entre la conciliación en unos casos y el reproche en otros, en un mandato en el que los acuerdos fueron escasos

30 mar 2019 . Actualizado a las 10:43 h.

El viernes, con el reloj corriendo para el inicio de la precampaña para las elecciones generales que, además, se celebrarán apenas un mes antes que las autonómicas; la Junta General cerró el último pleno de la décima legislatura desde el regreso de la democracia. Fue un final con cierto aire melancólico primero porque hubo varias despedidas --el mismo presidente Javier Fernández no volverá a ser candidato y tampoco lo harán, por motivos y circunstancias distintas en cada partido, ninguno de los cabezas de lista en los últimos comicios-- pero también porque un mandato en el que el reparto de escaños nunca estuvo tan divido (hubo hasta seis grupos parlamentarios en los cuatro años que ahora terminan) se cerró con más choques que acuerdos y un balance agridulce en el que parece que pesaron más los bloqueos que los consensos.

El portavoz del grupo socialista, Marcelino Marcos, apuntó que la décima legislatura concluyó con 25 leyes aprobadas, algunas muy relevantes como la Ley de Transportes y Movilidad Sostenible, la Ley de Transparencia y Buen Gobierno, la Ley de Muerte Digna o la Ley de Inspección General de Servicios. Nunca llegaron a cuajar, sin embargo, iniciativas que al comienzo de la legislatura despertaron grandes debates, como una reforma de la ley electoral asturiana que planteaba iniciativas muy avanzadas como un reparto más proporcional de los votos. la obligatoriedad de debates electorales o incluso la celebración de primarias en los partidos. A los problemas de los grupos asturianos se sumó un informe negativo de los letrados y también del Ejecutivo central que consideró que invadía algunas de sus competencias.

Con todo, la mayor crítica de Marcos al funcionamiento legislativo en la Junta se centró en las, en su opinión, por «el ansia por las iniciativas de control» es decir por la convocatoria de comisiones de investigación. En este sentido, el diputado socialista señaló que habían sido seis y que su «bagaje constatable se limita a haber generado gastos nada desdeñables que se tienen que detraer del presupuesto de la Cámara, derivados de la presencia de los cientos de comparecientes que han sido llamados a prestar testimonio; y a provocar una irrecuperable pérdida de tiempo, que podría ser indudablemente más fructífero si esos cientos de horas se invirtiesen en otras tareas que debemos desempeñar los diputados».  

Buena parte de las estas comisiones fueron impulsadas por Podemos que ofreció precisamente la otra cara del relato en la última pregunta planteada al presidente por la que será su candidata en las próximas elecciones, Lorena Gil. Las relaciones entre morados y socialistas en Asturias han oscilado entre tirantes y de abierto enfrentamiento con una tregua excepcional para aprobar el último presupuesto del año cuando ya era realmente complicado justificar el desencuentro. Sánchez estaba en La Moncloa tras la moción de censura con el apoyo de Pablo Iglesias y la FSA contaba con una nueva dirección tras la victoria del sanchista, Adrián Barbón. Con todo, este viernes, Gil afeó al presidente Javier Fernández que si no hubo acuerdos «es porque no han querido», por oponerse a muchas de esas comisiones de investigación y destacó la frustración de su grupo porque se cerrara el mandato con «una foto de régimen», a su juicio, ejemplificada por el pacto entre PSOE, PP e IU para renovar los miembros de la sindicatura de cuentas.

Javier Fernández tuvo sus intervenciones más duras, por última vez en la tribuna, para con Foro y para con los morados. En el intercambio de réplicas con el diputado forista Pedro Leal, se cruzaron acusaciones de «rastrero» y «guiñol del ventrílocuo», en referencia a Francisco Álvarez Cascos. Leal sostuvo hasta el final del discurso de decadencia económica y social que atribuye a Asturias bajo el gobierno socialista y al término del pleno afirmó que había ofrecido datos reales y como «se queda sin argumentos recurre al insulto personal». Javier Fernández, también cargó contra Podemos insinuando que era una formación «menguante» que apenas mantenía apoyos entre el electorado más joven, de los 18 a los 25 años, lo que, en su opinión pone de relieve que «el voto a Podemos se cura con la edad».

Fue llamativa la última intervención de la presidenta del PP, Mercedes Fernández, por desvelar que en un determinado momento ofreció un gobierno de coalición a los socialistas, que estos no aceptaron. Ambos grupos pactaron, junto a Ciudadados, uno de los dos únicos presupuestos del mandato en una legislatura marcada por las prórrogas. Con todo, y pese a las discrepancias de fondo, ambos Fernández se despidieron con cierto mutuo respeto y algo de paralelismo en sus trayectorias. Mercedes Fernández afronta el inicio de la campaña electoral con una grave división en el seno del PP tras la situación de bicefalia a la que se vio abocada la organización por la decisión de Génova de apostar por otra candidata, Teresa Mallada, para las elecciones autonómicas.

El acuerdo más constante de la legislatura fue el de Izquierda Unida, que surgió ya en la propia investidura. La formación trató de conciliar acuerdos presupuestarios en los cuatro años y Fernández les agradeció su labor «constructiva». En la tribuna defendió su visión del balance la diputada de la coalición Concha Masa, que será candidata en mayo a la alcaldía de Oviedo. Dijo que aunque no había sido del todo satisfactorio, sí al menos se había logrado marcar «la impronta» de su grupo en varias iniciativas y lanzó una advertencia para el futuro, la necesidad de acuerdos, que se demoraron o se perdieron en estos años, sobre las grandes infraestructuras pendientes y un sector industrial, con un peso enorme en la economía asturiana, que afronta con incertidumbres las reformas del sector energético.

Esos pactos, la falta de ellos, fueron uno de los asuntos que más pesó en el balance del portavoz de Ciudadanos, Nicanor García en este tramo final y definitivo de la cámara. «Llegamos al parlamento con la idea de regenerar la política, se hablaba mucho de pactos pero se practicó poco», apuntó García que en mayo optará a representar a Asturias en el Senado. «Debe de formentarse mucho más llegar a acuerdos reales; hubo cosas que se bloquearon por no haber acuerdo político y es una pena. Los que entren deben venir preparados para pactar de verdad, y creo que eso se va a imponer porque ya no hay más bipartidismo, se acabó. Y si no hay acuerdos no hay políticas que beneficien a los ciudadanos», apuntó antes de señalar que en su opinión esta había sido una legislatura de «resignación».

Fue durante el turno de preguntas de IU cuando Javier Fernández señaló que algún día la historia se preguntaría por qué con una mayoría sólida de fuerzas progresistas en esta legislatura no fue posible legislar en ese sentido y apuntó que en todo caso la culpa no recaería en la coalición.