«El bienestar de algunos es tarea de todos»

Casilda Sabin

ASTURIAS

Casilda Sabín, Plena Inclusión Asturias
Casilda Sabín, Plena Inclusión Asturias

Casilda Sabón, gerente de Plena Inclusión Asturias, cree que es básico aprender a negociar, a resistir y a reinventar un futuro en el que la igualdad sea el pilar de la sociedad asturiana

25 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Si fuera presidenta…

Si fuera presidenta grabaría en mi puerta, siempre abierta, las palabras de Thomas Jefferson:

«El cuidado de la vida humana y felicidad y no su destrucción, es el primer y solamente objeto de un buen gobierno».

Puedo soñar que seré presidenta de mi hermosa Asturias y, segura de que no podré volver atrás para cambiar las cosas, me esforzaré ante todo por cambiar mi propia interpretación de la realidad. Con una nueva mirada optaré por una sociedad asturiana más igualitaria, más justa y cohesionada.

No está escrito aún el futuro de esta región, a pesar de la profunda crisis económica que persiste, y que ha de obligarnos a revisar todo el sistema de valores. Como presidenta defenderé los derechos de todas las personas, adoptando medidas concretas de protección social que promuevan el empleo digno, no subsidiario, como único modelo de tributación y recaudación justo. Y lo haré desde la fortaleza y convencimiento que requiere la dirección de esta región, con unos dirigentes honestos, éticos y fieles a su compromiso con la ciudadanía.

Asturias permanece sumisa y adormecida por políticas cobardes que han consentido la desigualdad haciendo de los ciudadanos clientes fáciles de subvencionar, políticas clientelares que son hoy un claro freno al crecimiento y la estabilidad económica.

Para mí, la apuesta es clara y contundente: desarrollar una política económica que favorezca la creación de empleo, no como un fin en sí mismo, sino como un medio para conseguir una sociedad que asegure la equidad y que todas las personas vivan en igualdad de derechos y oportunidades.

Mi experiencia de trabajo de 30 años en el mundo de la discapacidad y sin duda alguna de la «injusticia social» me anima a sostener que es preciso potenciar la construcción de una sociedad asturiana estable, y sé que son organizaciones como la que yo conozco las que acumulan más experiencia en esta tarea, porque son organizaciones fieles a sus principios, algo noble en política e inexistente ya en esta tierra asturiana, en la que unos valores y principios son sustituidos constantemente  por otros…sin pudor alguno. 

Desde una asociación aprende uno a comprometerse, a soñar y creer que es posible… porque la fuerza de la solidaridad es la base de una sociedad justa. Porque convencidos de que el bienestar de algunos es tarea de todos, aprendemos a negociar, a resistir y a reinventar un futuro en el que la igualdad sea el pilar en el que se sostiene la sociedad asturiana.

Vivimos tiempos donde nuestros políticos hacen demasiadas campañas pero gobiernan demasiado poco. Y yo apuesto por hacer justo lo contrario: gobernar Asturias desde la base de la democracia mecida en el acuerdo y desacuerdo, ejercicio que las asociaciones practicamos diariamente, para la consecución de nobles objetivos.

Fomentaré la participación de jóvenes en la sociedad asturiana, y especialmente en el medio rural donde creo es urgente redefinir estrategias de recuperación. Aquí emplearé gran energía, generando yacimientos y oportunidades que devuelvan a nuestro medio rural la esencia y el orgullo de la asturianía. Porque lo «propio» será prioritario y ha de emerger nuevamente como potencia de desarrollo económico. Nuestros pueblos, casi fantasmas, necesitan despertar a la vida nuevamente, recibir ayudas y nuevos grupos que recuperen de nuevo la riqueza de esta tierra Y dotar así a muchas familias de nuevas oportunidades, asegurando el transporte que durante tantos años les ha permitido convivir y comunicarse, con viviendas y tierras propias, con escuela o médico propio … Convencida de que estos nuevos proyectos nos devolverán la ilusión de una región ya muy empobrecida.

Si yo fuera Presidenta de Asturias, comprometida con la construcción de un mundo mejor lideraría una legislatura basada en un objetivo esencial: sumar voluntades, construir redes y defender la mejor gestión de esfuerzos para asegurar el bienestar de todos y todas,  contribuyendo así al principio de solidaridad.

Si como Cicerón destacaba «un buen gobernante ha de tener coraje, aptitud y resolución», yo de seguro podría hacer bien mi trabajo como presidenta porque no tendré miedo a mantener un rumbo constante por Asturias.