El «quintete» invicto de Adrián Barbón

Juan M. Arribas

ASTURIAS

Adrián Barbón
Adrián Barbón

Barbón acumula ya cinco victorias electorales mientras contempla cómo su vida ha dado un vuelco en los últimos dos años

28 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En menos de dos años, Adrián Barbón ha pasado de ser alcalde de Laviana a ganar holgadamente las elecciones a la presidencia de Asturias. La vida suele dar acelerones o frenazos súbitos y Barbón puede dar fe de ello. En estos dos años ha recorrido en coche varias veces la región, se ha rodeado de un grupo de confianza (y a la vez amigos), ha recabado informes y opiniones a expertos que le han ayudado a recomponer lo que ya antes había visto con sus propios ojos a pie de calle. Ha estudiado para enmendar sus lagunas y, por lo que dictan las urnas, ha aprendido. La victoria amplia del 26-M es el fruto de varios factores externos (la fuerte identidad de la región con el socialismo, el efecto Sánchez, el desplome de las otras fuerzas de izquierda) e internos (un candidato que ofrece estabilidad y equilibrio). Barbón sumó el domingo su quinta victoria en las urnas y sigue invicto.

¿Queda algo de aquel niño que estudió en el colegio San José de Sotrondio? Era un buen alumno y lo siguió siendo en el Instituto David Vázquez Martínez, en Laviana. De familia minera, muy vinculado a sus abuelos maternos (de hecho compró su casa en la barriada minera de Pola de Laviana), el joven Barbón fue un estudiante de sobresaliente en el Instituto, donde fue elegido delegado de curso. Un liderazgo de un chaval que admiraba a Adolfo Suárez y que era un apasionado de la política en la adolescencia, que hablaba de política con los amigos: una vocación que le llevó a afiliarse a las Juventudes Socialistas. Optó por estudiar Derecho y de la Universidad saltó directamente al Ayuntamiento de Laviana como concejal y vicealcalde. Tenía 24 años y junto al alcalde Marcia Barreñada arrancó su carrera: fue regidor de Laviana nueve años, presidió las comarcas mineras, fue diputado nacional en sustitución de María Luisa Carcedo. Aprovechó el tiempo para aprender de su maestro Pablo García, presidente honorífico de la FSA.

Pero le esperaba una encrucijada. El conflicto que dividió al socialismo y que tuvo un epicentro en Asturias, con el fuerte protagonismo de Javier Fernández encabezando la gestora. Frente al entonces intocable presidente del Principado surgió un sector crítico. Con Adriana Lastra, María Luisa Carcedo, José Luis Alperi o Faustino Blanco y con alcaldes como Iván Fernández, Enrique Fernández o Adrián Barbón. Un núcleo duro unido por el «No a Rajoy» y que vio en él un aspirante a dirigir la FSA: el sanchismo frente al javierismo. Ahora todo parece lejano y las heridas han cicatrizado porque las victorias de Sánchez son además sanadoras, pero el socialismo asturiano vivió momentos duros. Barbón le ganó las primarias a Josechu Pérez como antes se había impuesto en dos elecciones a la alcaldía o en unas primarias a la secretaría de la Agrupación socialista de Laviana. Cuatro de cuatro y el domingo llegó la quinta victoria. En la FSA se instaló la pax romana mientras el resistente Pedro Sánchez también acumulaba triunfos. Los 20 diputados logrados en la cita del domingo allanan aún más el liderazgo a Barbón.

La campaña arrancó el 10 de mayo en una carpa de Oviedo, pero Barbón llevaba ya desde noviembre preparándola exhaustivamente, con un equipo en el que están desde Juan Cofiño a Gimena Llamedo o Marcelino Marcos. Toda una ventaja frente a sus rivales: Vázquez y Mallada fueron elegidos candidatos en enero y Vallina en marzo, por poner tres ejemplos. Y contó con toda la potencia de fuego de Ferraz y Moncloa. Adriana Lastra y María Luisa Carcedo se instalaron en Asturias y junto a ellos toda una galería de ministros (la propia Carcedo, Borrell, Maroto, Calviño, Ábalos) y un macromitin de Sánchez en Gijón. Superó con solvencia el debate de la RTPA, donde era el candidato que más tenía que perder, preparó sus mítines con mimo hasta el último de Lugones, donde mostró una cara más humana posiblemente por el cansancio acumulado. El sábado volvió a Laviana y el domingo consiguió la victoria más holgada desde 1983, doblando a la segunda fuerza, el PP. El ascenso político de Barbón, acelerado en los últimos dos años inicia ahora una nueva etapa.