Aníbal Vázquez: «La mayoría absoluta no es un cheque en blanco. Debemos estar a la altura»

Carmen Liedo MIERES

ASTURIAS

Aníbal Vázquez recibe el bastón de mando durante el pleno de investidura en el ayuntamiento de Mieres
Aníbal Vázquez recibe el bastón de mando durante el pleno de investidura en el ayuntamiento de Mieres Carmen Liedo

En un pleno con anécdotas, el reelegido alcalde de Mieres pide «compromiso y coherencia» al Principado y al Gobierno para que el municipio mire «al presente y al futuro»

15 jun 2019 . Actualizado a las 16:44 h.

El Pleno de constitución de la Corporación Municipal de Mieres ha sido un pleno de trámite. La aplastante mayoría que obtuvo la candidatura de Aníbal Vázquez en las urnas el pasado 26 de mayo al conseguir 15 de los 21 concejales, hacían prever una sesión sin sobresaltos y si algún nerviosismo tenían los ediles electos en esta jornada era por lo protocolario de la sesión, por el temor a algún gazapo a la hora de prometer o jurar el cargo o, mismamente, por la propia emoción de entrar a formar parte de la Corporación, sobre todo, aquellos que lo hacen por primera vez. Si bien, el nerviosismo de Eduardo Martín y Sergio García era por conformar la mesa de esas al ser los concejales de mayor y menor edad, respectivamente, y ellos eran los encargados de dirigir la sesión hasta la proclamación del alcalde.

El abultado resultado de Izquierda Unida conllevó que ni la cabeza de lista del PSOE; Gloria Muñoz, ni el del PP, Fernando Hernández, se presentaran para ser elegidos como alcaldesa o alcalde, siendo Aníbal Vázquez el único candidato. Como era de esperar, obtuvo los 15 votos que se corresponden con los ediles de partido, mientras que los otros seis fueron abstenciones.

Una vez designado a Aníbal Vázquez nuevamente como alcalde de Mieres, el mismo recogió el batón de mando con emoción reconocida de manos del presidente del Pleno hasta ese momento, Eduardo Martín, ya que como explicó el mismo alcalde «quien nos iba a decir que dos íntimos amigos y compañeros de la Asociación (Santa Bárbara) me iba a dar un día el bastón de mando».

En su discurso de investidura, Vázquez quiso dejar claro al resto de concejales y a la ciudadanía mierense que para él «la mayoría absoluta no es un cheque en blanco, sino la delegación de la fuerza necesaria para llevar a cabo el trabajo encomendado, para que podamos cumplir los objetivos comprometidos, por eso debemos estar a la altura y cumplir la palabra dada», manifestó el reelegido alcalde. No obstante, el mismo también puso la pelota sobre el tejado de las administraciones regional y central, y si bien les ofreció «cooperación lealtad» en esta nueva etapa, que espera que sea «de colaboración, diálogo y trabajo conjunto», también les exigió «compromiso y coherencia» para que el municipio mierense mire «al presente y al futuro».

«La prioridad ahora es pensar en la próxima década, afrontar los grandes retos que tenemos por delante, dar respuesta a las necesidades de los vecinos y vecinas pero también de las empresas para seguir creciendo y generar empleo», ha dicho Aníbal Vázquez, que ha anunciado que su primera decisión como alcalde será «solicitar a ACOM la creación inmediata de un grupo de trabajo con la ministra de Transición Energética para empezar a concretar sus planes para las cuencas», porque, en su opinión, «ahora hay que pasar de las palabras a los hechos», y ha querido recordar que Mieres «fue la columna vertebral de la industrialización minera y ahora vamos a trabajar para que el Gobierno de Pedro Sánchez concrete sus compromisos y podemos jugar un destacado papel en el impulso de las energías renovables».

Pero lo que el regidor quiere para Mieres va mucho más allá. En su discurso habló de que «tenemos que conseguir el Grado de Deportes» para el campus de Barredo; de poner en marcha el Parque Tecnológico de Figaredo; de desarrollar la Estrategia Mieres 2030 para afrontar el empleo, la crisis demográfica y el modelo territorial; de reformular la planificación territorial del municipio; de recuperar las zonas degradadas para convertirlas en espacios útiles para el futuro; de movilizar la vivienda de calidad a un precio asequible; y de pensar qué otros servicios y equipamientos puede necesitar el concejo en las próximas décadas para sentar sus bases.

Vázquez se siente respaldado para ello porque «Mieres tendrá un gobierno fuerte y estable», un gobierno que ha asegurado «se remangará desde el primer día para impulsar los cambios que necesita el concejo, para no defraudar la confianza recibida, para estar a la altura de las expectativas generadas». Y es que para el reelegido alcalde «el resultado de las urnas nos obliga a trabajar más pero también a ser más humildes», con lo que ha señalado que «en el Gobierno de Mieres no habrá espacio para la prepotencia ni para la soberbia». Por ello, se ha mostrado seguro de que a lo largo de la legislatura habrá «espacios para el encuentro y la colaboración con todos los grupos municipales representados en esta Corporación» porque entiende que la base común que les mueve es «defender los intereses de este concejo y de sus vecinos y vecinas».

Las anécdotas del Pleno de investidura

El salón de Plenos del Ayuntamiento de Mieres a duras penas dio cabida a todas las personas que quisieron ser testigos de la constitución de la nueva Corporación y de la investidura de Aníbal Vázquez como alcalde por tercera vez. Y eso que hubo que madrugar porque se convocó para las diez de la mañana. La mayoría de los asistentes eran familiares de los concejales electos o compañeros de partido de los mismos. En una sesión así no podían faltar las anécdotas, además de la que ya es que el público esté apretado contra las paredes.

Una de ellas la comentó el propio alcalde nada más ser proclamado: el hecho de recibir el bastón de mando de un amigo y compañero, un hecho que nunca se imaginó en todos los años de amistad que les unen. El caso es que esto le generó cierta emoción a un Aníbal Vázquez nervioso pese a la experiencia que ya tiene en la toma de posesión del cargo.

Lo que no le había pasado a Vázquez las otras dos ocasiones anteriores en las que fue nombrado alcalde fue que nada más ser proclamado su nieto pequeño le pidiera un beso: «Dame un beso, güelito» decía el pequeño en un momento en el que el salón estaba en silencio y en el que, por tanto, fue escuchado alto y claro por todos los presentes, que tras una carcajada rompieron a aplaudir al indicar Aníbal que le acercaran al pequeño para darle el requerido beso.

En el capítulo de las anécdotas, por lo comentado que fue a posteriori, se puede situar también el discurso del concejal cabeza de lista del PP, Fernando Hernández. Si bien fue un discurso fue correcto, puesto que habló de hacer «una oposición honesta para mejorar la calidad de vida de los mierenses» y advirtió al alcalde de que «la papeleta que tiene es cojonuda», por todo lo que hay que hacer el Mieres, la alocución fue considerada extensa por muchos de los presentes, que estimaban que el discurso había sido más largo que el del propio regidor, que fue el que ofreció un turno de palabra a los portavoces de los grupos de la oposición.

Y para terminar, una última anécdota, protagonizada por el alcalde, quien pronunció un «se levanta la sesión» antes de tiempo. Faltaban por entregar las insignias a los recién elegidos concejales. Hecho el trámite, se levantó la sesión con un «suerte y salud» deseado por el reelegido regidor.