Todo lo que se está haciendo mal en la guerra contra la «velutina»

N.G.R. REDACCIÓN

ASTURIAS

Una «vespa velutina», comunmente conocida como avispa asiatica
Una «vespa velutina», comunmente conocida como avispa asiatica Lavandeira jr | Efe

Expertos hablan de falta de coordinación, escasas partidas presupuestarias y hasta los horarios equivocados

27 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La vespa velutina o avispa asiática es una de las principales amenazas al ecosistema en los países afectados por esta invasora que acaba con las especies autóctonas y amenaza las polinizadoras, tan necesarias para el medio ambiente. Su grado de extensión es tal que el propio Félix Méjica, de la plataforma Stop Velutina, afirma que no hay ningún concejo asturiano libre de esta amenaza. Para combatir con éxito esta ocupación que realiza del territorio regional, se require una lucha por numerosos frentes para contener el potencia de reproducción de este especie y conseguir, si no su erradicación, si al menos el control de su población. Las actuaciones del Principado frente a esta especie son, a los ojos de Méjica y Luis Laria, presidente del Cepesma, «insuficientes e incluso contraproducentes», y listan una serie de acciones que se están realizando de manera incorrecta en la guerra contra la velutina.

Retrasos y falta de investigación

Para Félix Méjica, se trata de uno de los aspectos más cruciales, ya que considera que «la ciencia debe aportar herramientas y armas para combatir contra el avispón asiático porque, si debemos hacerlo con los recursos que tenemos ahora, vamos mal». Descubrir nuevas formas de atraer a esta especie que sean eficaces y no repercutan en otros insectos beneficiosos, a la vez que sean inocuos, es uno de los grandes retos. Por ello no entiende el retraso que se ha dado en la investigación no solo a nivel regional y nacional, sino en el ámbito europeo.

El coordinador de Stop Velutina apunta a que los primeros casos de velutina se dieron en Francia en 2004, y 15 años más tarde se ha planteado un proyecto europeo de investigación con fondos comunitarios en el que participan países como Portugal y comunidades como Galicia o País Vasco, pero no Asturias. «Hay que tener mucho cuidado con todo lo que se hace tarde», advierte Méjica, que no comprende el porqué de la no participación de la comunidad en este proyecto europeo. «Parece que no pasa nada y que todo va bien», lamenta, y critica que la autonomía no forme parte de esta investigación continental que, además, esta coordinada desde Europa, por lo que se avanzaba en otro de los aspectos criticados por él: la falta de coordinación a nivel estatal, regional y europeo.

Escasa voluntad política y falta de una organización efectiva

La carencia de una estrategia de coordinación a nivel nacional y regional para abordar una crisis medioambiental de estas características es un factor que explica la situación caótica que vive la comunidad en esta lucha. Diversas universidades españolas investigan sobre esta especie invasora, pero no existe un maniobra común en el terreno científico y político para luchar contra ella. Incluso a nivel nacional no se da un plan que integre a todas las comunidades autónomas afectadas por la avispa asiática para establecer líneas de actuación armonizadas. Esta realidad, señala el coordinador de Stop Velutina, fomenta que «cada uno vaya por su lado y no se trabaje en una misma dirección».

La escasa voluntad política no solo se plasma a nivel regional y nacional, sino también a nivel europeo. En 2016 representantes de la cornisa cantábrica alertaron en Bruselas del riesgo que implica la velutina por su potencial invasor y de la necesidad de elaborar estrategias conjuntas. Desde entonces, no se han planteado propuestas a nivel continental para aunar a diferentes países y regiones en la lucha contra esta especie salvo este último proyecto de investigación, para el que se ha destinado un total de 2,3 millones de euros, además de los propios fondos que cada comunidad que participa dedica junto a la subvención europea recibida. 

A nivel regional y nacional, las competencias en materia de medio ambiente y desarrollo rural se encuentran transferidas a las comunidades autónomas. Luis Laria critica la anterior administración regional por su «dejadez en este tema y por pasar cuatro años sin hacer nada, generando un caos absoluto», aunque se muestra esperanzado con los nuevos responsable políticos, que ya han anunciado un incremento de 100.000 euros en las partidas presupuestarias destinadas a combatir la vespa velutina. Además de los recursos económicos, tanto Méjica como Laria defienden la importancia de informar a la población y concienciar sobre las mejores formas de luchar contra el avance de la avispa asiática.

El saber es poder

La divulgación es una de las herramientas que el presidente del Cepesma propone como forma de formar a la población para enfrentarse mejor a esta amenaza medioambiental. Laria apunta a las asociaciones de apicultores como el gran valor que se ha dado en el combate contra la especie invasora tanto por sus acciones en el terreno como por su capacidad de informar de forma veraz y seria sobre esta problemática. «Sin ellos todo hubiese sido más caótico», reconoce. Méjica, por su parte, critica la postura del Gobierno del Principado a la hora de concienciar sobre la velutina y se queja de que «los folletos no sirven para nada más que llamar al número de contacto».

Para el coordinador de Stop Velutina, dar a conocer a la ciudadanía cómo se puede hacer frente desde casa a esta amenaza del ecosistema es motivación suficiente para dar hasta 30 charlas por toda la región, con el esfuerzo que esta tarea requiere. «Llega un momento en el que te planteas para qué haces esto», se cuestiona Méjica, pero pese al desinterés político y de parte de la población, añade que existe un sector de la ciudadanía que se preocupa de cómo luchar contra la velutina. El trampeo primaveral es el método más eficaz de prevención, y se debe realizar de febrero a mayo, contando las trampas con unas condiciones muy específicas para que no atraigan otras especies que sí son beneficiosas para el medio ambiente, como las polinizadoras. 

Eliminar los nidos en el momento correcto

Erradicar los nidos en las horas centrales del día es un «error que incluso puede llegar a ser contraproducente», advierte Luis Laria. En esos momentos, la mitad de las avispas se encuentran fuera del mismo por lo que, en caso de eliminar el nido, los especímenes que quedan fuera del mismo vagan descontrolados. Además, estos ejemplares pueden producir más nidos en otros lugares, por lo que se trataría de una acción ineficiente. Por ello tanto Laria como Méjica defienden que estas tareas deben realizarse durante la noche, y en las dos primeras fases de desarrollo del nido, destaca el coordinador de Stop Velutina, y debe cerciorarse de que las reinas se encuentren dentro del nido para que la eliminación sea efectiva.

El hecho de retirarlo habiendo un nido secundario, tampoco sería una actuación eficaz, ya que la reina puede acomodarse en el segundo nido en caso de verse destruido el primero, por lo que se recomienda concentrar los esfuerzos en las dos primeras fases, y siempre en la noche en caso de ser posible, nunca durante el día. «Esto requiere más recursos, está claro, pero no se va a erradicar la velutina si se eliminan los nidos durante el día», explica Laria. 

Partidas presupuestarias insuficientes 

Los fondos regionales destinados a esta lucha es uno de los elementos que más críticas han recibido a lo largo del tiempo por los escasos recurso económicos que se plantearon al principio y, pese al incremento notable de las partidas presupuestarias, todavía no son suficientes, aunque se acercan a las cifras mínimas que proponían plataformas como Stop Velutina. El propio Félix Méjica señala que este año se presupuestaron en un principio 150.000 euros, pero que la propia Consejería ampliaría el presupuesto para esta partida en 100.000 euros, alcanzando un monto total de 250.000 euros, próximos a los 300.000 que planteaba Stop Velutina en 2018. Pese a este incremento de los fondos, las cantidades que se manejaron en 2017 y 2018 distan mucho de las actuales. «En 2017, cuando no nos afectaba, se dedicaron 17.000 euros. En 2018 no había acuerdo presupuestario y se dieron 50.000 euros, pero luego con la gravedad de la situación se generaron dos créditos adicionales que elevaron la cantidad total a 160.000 euros», añade