¿Había taquillas en los pasillos del instituto (o High School) al que fue Ignacio Blanco? ¿acaso su padre llegaba siempre tarde a los partidos de beisbol en los aprendió los valores del esfuerzo tras merendar sandwich de crema de cacahuete? ¿Triunfó con su pareja al término del baile en la Prom Night de fin de curso? Sólo así se puede explicar que el portavoz de Vox en la Junta General del Principado se haya ofrecido para ser «Rey de San Mateo» en las próximas fiestas de la capital asturiana.
Blanco, agudo comentarista en tuiter de todas las polémicas en las que opina que podría meter baza en alguna escaramuza de la guerra cultural, lanzó este mensaje en la red social al hilo de la polémica por la recuperación, por el nuevo-viejo gobierno municipal de la figura de las reinas de las fiestas y que ha despertado las críticas de varios colectivos feministas.
La autoentronización de Blanco no se limita a Oviedo, sino que se propone también como rey de las fiestas de Begoña o San Agustín o de cualquier otro pueblo de Asturias y sus romerías, porque aún quedan algunas en septiembre. Pero lo cierto, y aquí está la cuestión, es no existe la figura del rey de las fiestas, como el rey del baile de las películas americanas, porque sólo se buscan mujeres para esta figura de reina local de los festejos que ahora ha recuperado el bipartito ovetense.
El anterior equipo de gobierno, formado por PSOE, Somos e IU, había suprimido la figura de las reinas de las fiestas por considerarla anticuada y sexista, y su recuperación ha despertado polémica hasta incluso con la intervención de la directora del Instituto de la Mujer, Almudena Cueto, que consideró que no es «una manera de dignificar ni de respetar sus derechos, porque las mujeres son mucho más que un mero objeto decorativo».