Asturias pierde competitividad: se queda al nivel de Córcega o la región de Gdansk

S.D.M. / efe REDACCIÓN

ASTURIAS

PACO RODRÍGUEZ

El Principado solo está por encima de la media de las regiones de la UE en sanidad y educación básica

08 oct 2019 . Actualizado a las 17:56 h.

Asturias ocupa el lugar 185 de 268 en el ránking de las regiones europeas más competitivas hecho público este lunes por la Comisión Europa, lo que supone la pérdida de nueve puestos respecto al anterior informe elaborado hace tres años. El Principado se queda así al nivel de varias regiones industriales de Polonia, entre ellas a la que pertenece la ciudad de Gdansk (premios Princesa de la Concordia 2019); de Córcega, en Francia; o de Umbía, en Italia. La Comunidad de Madrid y el País Vasco registran los niveles de competitividad económica más elevados de España, mientras que las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se sitúan a la cola de este indicador. El Principado suspende en todos y cada uno de los indicadores salvo en dos: sanidad y educación básica. En el resto arroja números rojos, aunque en algunos aspectos está peor que en otros. Los resultados más alarmantes son los que miden la eficiencia empresarial y las del mercado laboral. 

Este índice se publica una vez cada tres años y compara la competitividad entre las regiones europeas (las comunidades y ciudades autónomas, en el caso español) a través de indicadores como son el nivel de innovación, el transporte, la infraestructura, la sanidad o la educación.

El ránking nacional

En esta clasificación, la Comunidad de Madrid es la primera región española y se sitúa como la número 98 de un total de 268 en el conjunto de la Unión Europea, gracias a su elevada puntuación en ámbitos como la infraestructura, la sanidad o la innovación en comparación con otras zonas con un nivel similar de desarrollo económico. Por contra, se queda atrás en áreas como la estabilidad macroeconómica o la eficiencia de su mercado laboral. El País Vasco, que ocupa el puesto 125 de 268, obtiene sus puntuaciones más bajas en los mismos ámbitos que la Comunidad de Madrid, y destaca en el ámbito de la sanidad en comparación con otras regiones similares.

Tras ellas se sitúan Cataluña (161/268), Navarra (165/268) y Cantabria (174/268), que junto a la Comunidad de Madrid y el País Vasco son las únicas cinco comunidades autónomas cuya puntuación supera la media española. En el extremo opuesto de la clasificación se sitúan las dos ciudades autónomas de Melilla (puesto 261 de 268) y Ceuta (245 de 268), que lograron puntuaciones pobres en áreas como la infraestructura, la innovación o la sofisticación de los negocios. Cerca de la parte baja se encuentran también Extremadura (241/268) y las Islas Canarias (229/268).

Pese a situarse a la cola del conjunto español, Ceuta y Melilla han sido las dos únicas regiones del país que han mejorado su puntuación respecto a la primera edición de este índice, que data de 2010. Por contra, cayó la puntuación de Castilla-La Mancha, Extremadura, Cataluña, la Comunidad Valenciana, Andalucía y Murcia, mientras que las restantes se mantuvieron estables.

Según el cuadro de indicadores sociales regionales del Comité Europeo de las Regiones (CdR), España es el país de la UE con la mayor tasa de abandono escolar, una media del 21,5 % con importantes diferencias entre las comunidades autónomas, y cuenta con cuatro de las ocho regiones con mayor paro del continente. Sin embargo, en España están varias de las regiones europeas con mayor esperanza de vida al nacer, entre ellas la primera de toda la UE, la Comunidad de Madrid, con 85,1 años; y la cuarta, Castilla y León, con 84,2 años.

En el conjunto europeo, el informe señala una tendencia a que la capital de cada país y las regiones con grandes ciudades logren las puntuaciones más elevadas «gracias a su mejor conectividad y altos niveles de capital humano». A la cabeza del conjunto de la Unión se sitúan las regiones de Estocolmo, Londres y su área metropolitana y la región holandesa de Utrecht.

El presidente del CdR, Karl-Heinz Lambertz, subrayó que «sin cohesión no hay Unión» y advirtió contra los potenciales próximos recortes a la política de cohesión, que se destina a paliar las diferencias socioeconómicas entre las regiones europeas.