Agresiones físicas, presiones para cambiar las notas y acoso online: los docentes asturianos dan la voz de alarma

Susana D. Machargo

ASTURIAS

Montserrat Fernández y Gumersindo Rodríguez, del sindicato ANPE
Montserrat Fernández y Gumersindo Rodríguez, del sindicato ANPE

El defensor del profesor de ANPE registra su récord de denuncias. Cuatro casos han llegado a los tribunales

04 dic 2019 . Actualizado a las 14:01 h.

«Vomito por lo mal que lo estoy pasado. Me están calumniando. Se me está quitando la ilusión. Sólo me apetece llorar. Me gritó. Me zarandeó. No duermo. No como. Me siento desamparado. Me siento sólo. ¿Qué puedo hacer?» Estas son algunas de las expresiones que la coordinadoras del servicio del Defensor del Docente de ANPE, Montserrat Fernández, se ha encontrado en el último año al descolgar el teléfono. El sindicato ha registrado un incremento en el número de casos denunciados y también un deterioro de las relaciones. En total, ha recibido denuncias de 49 profesores. Nueve de ellas se han trasladado a la Policía o la Guardia Civil y cuatro han llegado incluso a un procedimiento judicial. Los casos revelan ese empeoramiento de la convivencia y de la presión que sufren los profesionales. Quince han padecido acoso, insultos y falsas acusaciones de las familias de los alumnos. Cuatro han sufrido agresiones físicas. A dos, incluso, les rompieron las gafas. Otros diez han registrado faltas de respeto, insultos y amenazas del alumnado. Dos han tenido presiones para modificar las notas. En cinco casos se les ha acosado utilizando nuevas tecnologías, grabaciones, publicaciones en internet y mensajes de Whatsapp.

El balance presentado por Fernández y por el presidente de ANPE, Gumersindo Rodríguez, ha sido bastante intranquilizador. La figura del defensor del profesor se habilitó en Asturias en el 2006. Desde entonces, ha atendido 345 casos, con picos desiguales en función de los años. La memoria de actividad se presenta en función de los cursos y no de los años naturales. Por esa razón, ANPE explica que el curso pasado, el 2018-2019, se llegó al punto más alto, con ese total de 49. El anterior récord se había establecido en 2016-2017, con 39 casos. Aunque en la gráfica la curva traza un diente de sierra, es decir, hay balance con más casos seguidos de otros con menos, en líneas generales la tendencia es al aza.

Preocupación

¿Qué conclusiones ha extraído el sindicato después de trece años de trabajo? Ha detectado un preocupante aumento. Ha destacado que cada año hay más denuncias vinculadas al mal uso de las nuevas tecnologías, que se convierten en herramientas de acoso e insultos al profesorado. Se producen daños incluso contra la propiedad de los docentes. A uno, le rayaron el coche. Ha alertado del incremento de denuncias por las presiones de los padres para modificar al alza las calificaciones de sus hijos.

La gran mayoría proceden de Primaria y de centros públicos. El sindicato ha explicado que este último curso ha habido menos llamadas de profesionales que imparten clases en Secundaria y ninguna de Infantil pero el incremento de Primaria ha compensado estos descensos. El 90% han partido de docentes de la escuela pública. La explicación que ofrece en este punto es sencilla. ANPE es un sindicato solo de la red pública. 

Casi la mitad de los que han padecido este tipo de situaciones no han encontrado el apoyo que esperaban en el equipo directivo. Al menos, el 45% así lo han manifestado. No encuentran su respaldo cuando tienen dificultades para conseguir el normal desarrollo de la clase o cuando se enfrentan a situaciones de acoso por parte de las familias o del alumnado. «Esto hace que se encuentren desamparados y no sepan a quién acudir», ha argumentado. Son porcentajes basados en percepciones de profesionales que atraviesan una situación crítica y que reclaman una respuesta ágil que no siempre existe. No parece que haya una intervención eficaz del Servicio de Inspección. En unos casos, por desconocimiento, el profesor no acude a este departamento. De hecho, de los 49 asuntos abordados en el informe que se acaba de presentar, solo cuatro han encontrado la protección de los inspectores.

Consecuencias devastadoras

Las consecuencias son devastadoras. El 100% presentan cuadros de ansiedad. Ocho han causado baja médica y uno de ellos se encuentra en estado de depresión. Tres han confesado a la defensora del docente que se están planteando dejar incluso la profesión. Pese a lo alarmante de las cifras, ANPE alerta de que son solo la punta del iceberg de lo que realmente está sucediendo en los centros educativos. «Esta cifra es insuficiente, pues nos consta que existen más casos que los recogidos en este informe pero la mayoría prefiere callarse y no someterse al escarnio público», ha explicado el presidente del sindicato Gumersindo Rodríguez.

Para frenar esta tendencia ha presentado una serie de medidas que considera imprescindibles. Ha reclamado la puesta en marcha de protocolos de actuación para los casos de agresiones al profesorado que sean ágiles y de aplicación inmediata. También, el desarrollo de un plan de mejora de la convivencia escolar del Principado. Ya en el plano individual, ANPE ha explicado que la administración debería prestar asistencia psicológica a los profesores y reconocer sus enfermedades profesionales. En los casos más graves, debería prestarles asistencia jurídica. Ante el incremento de la tensión en las relaciones con algunos padres, considera interesante impulsar una campaña de concienciación social dirigida a las familias padres sobre su tarea educativa y la colaboración estrecha con el centro educativo.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? La reflexión del servicio del defensor del docente ha apuntado algunas explicaciones. «Conviene recordar el cambio social en relación con el papel de la escuela, que ha pasado de ser un lugar de aprendizaje respetado, a un espacio donde se manifiestan muchas insatisfacciones y donde se expresan, por ello, muchas controversias», ha señalado Rodríguez. Todos estos aspectos tienen una repercusión en los profesionales que trabajan dentro del aula. «Producen en el profesorado un notable desgaste, contribuyendo a la aparición de ciertas alteraciones emocionales como por ejemplo el conocido como burnout, la ansiedad generalizada o la depresión», ha precisado.

Cómo contactar

El servicio tiene múltiples canales de comunicación. Aunque el más habitual es la llamada telefónica, también ofrece la posibilidad de ponerse en contacto a través del correo electrónico, mediante un encuentro personal o por WhatsApp. Todos los datos que se ofrecen se tratan de manera confidencial.

La ayuda que se presta tiene múltiples perspectivas. En ocasiones solo es necesario informar sobre la normativa de convivencia. Otras veces hay que reclamar la intervención en el propio centro educativo. Algunas denuncias requieren de asesoramiento, apoyo psicológico u orientaciones metodológicas más apropiadas. En los casos más graves, se aconseja acudir al médico y presentar una denuncia ante Policía Nacional o Guardia Civil. ANPE pone también su servicio jurídico a disposición de los que dan el paso de denunciar legalmente.