Estas son las diez recetas asturianas para frenar el cambio climático

C.D.N. REDACCIÓN

ASTURIAS

De izquierda a derecha : Abajo, Germán Orizaola, María José Bañuelos, Borja Sánchez, Beatriz Romeu y Rolando Rodríguez. En la fila de arriba,  Jorge Marquínez, Mario Quevedo de Anta, Patricia Martínez, Antonio Torralba, Juan Carlos Illera Cobo y Alfredo Fernandez Ojanguren.
De izquierda a derecha : Abajo, Germán Orizaola, María José Bañuelos, Borja Sánchez, Beatriz Romeu y Rolando Rodríguez. En la fila de arriba, Jorge Marquínez, Mario Quevedo de Anta, Patricia Martínez, Antonio Torralba, Juan Carlos Illera Cobo y Alfredo Fernandez Ojanguren. Principado

Cambiar nuestro sistema de alimentación y reducir gradualmente el crecimiento de la población, son dos de las propuestas de los científicos a petición de la Consejería de Ciencia e Innovación

04 dic 2019 . Actualizado a las 17:30 h.

Madrid acoge la cumbre contra el cambio climático, conocida como, la COP25, y el Principado ha querido sumarse a esta reflexión sobre qué podemos hacer y cómo podemos contribuir para frenar el deterioro de nuestro planeta. La Consejería de Ciencia e Innovación ha organizado un acto con este objetivo y ha preparado una minicumbre asturiana. El consejero Borja Sánchez ha sido el encargado de realizar una breve presentación del acto y de los científicos asturianos. «La idea es que sea un debate abierto donde todos puedan participar», ha explicado Sánchez, quien también ha querido agradecer a la viceconsejera de Medio Ambiente y Cambio Climático, Nieves Roqueñí, por «la oportunidad de organizar este acto». Han buscado a científicos y científicas asturianas o pertenecientes a alguna comunidad que hayan firmado el artículo publicado en la revista BioScience y que ha sido respaldado por más de 11.000 científicos de todo el mundo. La consigna de esta publicación es «declaramos de forma clara e inequívoca que el planeta tierra enfrenta una emergencia climática».

El coloquio titulado «11 de 11.000» surge a raíz de dicha publicación a principios del mes de noviembre. Ahí se advierte de que debe introducirse una serie de cambios dramáticos en la sociedad para evitar un sufrimiento incalculable debido al cambio climático. «Lo bonito de esta iniciativa es que no se está pidiendo para la sociedad actual, sino que se pide que dejemos un planeta habitable para las generaciones que vienen detrás», ha comentado Borja Sánchez. El artículo tiene más de medio millón de lecturas, 51.000 descargas y 10.000 citas en redes sociales. «Es decir, con esto se demuestra que la ciencia importa a la ciudadanía, en concreto en este tema, el del cambio climático», ha concluido Sánchez.

Estas son las propuestas de los científicos asturianos: 

1) Eliminar el uso de combustibles fósiles y preservar los ecosistemas naturales, por Germán Oriazola, investigador de área de Zoología y Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad.

Eliminar el uso del carbón, petróleo y gas, principales causantes de las emisiones de CO2 a la atmósfera, y sustituirlos por fuentes de energía no generadoras de gases de efecto invernadero. Además, preservar los ecosistemas naturales y su biodiversidad como elementos para la regulación del clima del planeta, y, en particular, como zonas de absorción de gases de efecto invernadero.

2) Cambiar nuestro sistema de alimentación para combatir los gases que incrementan el efecto invernadero, por María José Bañuelos, investigadora y botánica. Instituto de Recursos Naturales y Ordenació del Territorio.

Nuestro actual sistema de alimentación, incluyendo producción, envasado y transporte, supone aproximadamente el 37% de las emisiones que provocan el efecto invernadero. Entre las medidas, una dieta con un mayor consumo de frutas, vegetales, frutos secos, cereales y legumbres, y con un menor consumo de carne roja; apoyar la producción local en las zonas fértiles de Asturias, con sistemas que además incrementen la captación de carbono, así como promover y facilitar el consumo de productos de proximidad.

3) Impulsar actuaciones que favorezcan la retención de carbono en la biota a través de la vegetación, por Mario Quevedo de Anta, profesor del área de Ecología de la Universidad de Oviedo.

Retener todo el carbono posible en la biota a través de la vegetación es algo muy fácil en Asturias. Es una región en la que no hay que esforzarse nada para que la vegetación crezca y, por tanto, retire carbono. El esfuerzo puede implicar cambios en concienciación y costumbres, pero no entraña la complicación técnica y económica que se requiere en otros ámbitos.

4) Restaurar suelos y recuperar los ecosistemas naturales, por Jorge Marquínez, director del Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot).

En Asturias, decenas de miles de hectáreas han sido arrastradas por el fuego, perdiendo los suelos gran parte de su fertilidad. Un programa energético de restauración de los suelos y recuperación de ecosistemas naturales, de baja combustibilidad, puede generar un beneficio ambiental muy diverso, mejorar en equilibrio hidrológico y climático, y puede contribuir a impulsar la retención de carbono.

5) Desarrollar medidas de adaptación al cambio climático, por Patricia Martínez, investigadora predoctoral del Laboratorio de Investigación en Plaquetas (FINBA-ISPA).

Poniendo el ejemplo de la seguridad alimentaria, de la agricultura, que es un sector que se ve y se verá extremadamente afectado por el cambio climático, la adaptación consistiría en hacer una gestión óptima de los recursos (agua, suelo, etc.), a la vez que se redoblan los esfuerzos en investigación agrobiotecnológica para desarrollar plantas que se adapten mejor a las nuevas condiciones climáticas.

6) Promover un sistema de movilidad de las personas más sostenible, por Antonio Torralba, profesor ayudante de doctor en el departamento Ciencias de la Educación e inestigador de Indurot.

Medidas como penalizar económicamente la utilización del coche según sus emisiones reales de CO2, reducir los accesos al centro de las ciudades, facilitar peatonalizaciones que integren en la calle la vida social de las personas y la biodiversidad urbana, e integrar en el precio de los combustibles fósiles los impactos que producen las emisiones de CO2 y partículas en suspensión. 

7) Estabilizar la población, por Alfredo Fernández Ojanguren, profesor ayudante de doctor del departamento de Biología de Organismos y Sistemas.

Un factor importante es estabilizar la población humana. En Asturias existen políticas activas para afrontar el llamado «reto demográfico», que trata de evitar que se siga perdiendo población. Sin embargo, que en la región viva menos gente contribuirá a paliar la emergencia climática global en la que nos encontramos al reducir los consumos. 

8) Impulsar políticas relacionadas con la equidad de género y los derechos humanos en los países en vías de desarrollo, por Juan Carlos Illera, profesor contratado dctor, área de Ecología y de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad.

Las previsiones apuntan a que a mediados del presente siglo llegaremos a los casi 10.000 millones de personas. Para cambiar esta tendencia, hay que promover políticas que desarrollen aspectos relacionados con la equidad de género y los derechos humanos. Una mayor educación supondrá una mejor planificación familiar, un mejor acceso a los servicios sanitarios y una mayor esperanza de vida. 

9) Las ciudades como centros de mitigación del cambio climático, por Beatriz Rumeu, investigadora en Biología de Organismos y Sistemas y Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad.

Las ciudades albergan a más de la mitad de la población mundial y son responsables de las tres cuartas partes del consumo mundial de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero. Las ciudades, por tanto, pueden jugar un papel clave en la mitigación del cambio climático. Promover construcciones energéticamente eficientes, reducir el consumo de energía fósil mediante el uso de vehículos eléctricos, o incentivar un estilo de vida que disminuya la huella de carbono. 

10) Educar en la necesidad de cambiar nuestros hábitos de vida, por Rolando Rodríguez, investigador del Centro de Ecología y Conservación (CEC) en la Universidad de Exeter, Reino Unido.

Las actuaciones deben ir encaminadas a capturar y almacenar ese carbono y a reducir sus emisiones. La educación de la población en la necesidad de cambiar los hábitos de vida. Educar para ahorrar energía y elaborar un registro detallado sobre las emisiones de carbono asociadas a la producción de todos los productos que consumimos y a las actividades de la vida diaria.