Adrián Barbón: «A los empresarios les digo, no bajaremos los impuestos»

ASTURIAS

El presidente del Principado, Adrián Barbón
El presidente del Principado, Adrián Barbón Tomás Mugueta

El presidente clama contra el «dumping» fiscal de Madrid /«Hay que ir a una entrada masiva de renovables en el mix energético»/«Podemos Asturies ha optado por la irrelevancia y la intransigencia»/ «Adriana Lastra es una aliada pero quien está trasladando y usando su influencia es el Gobierno de Asturias y su presidente»

26 feb 2020 . Actualizado a las 07:15 h.

Adrián Barbón quiere predicar con el ejemplo y sigue viviendo en Laviana, en la casa de sus abuelos que compró hace unos años. Es una manera de abogar por la Asturias del municipalismo y no caer en contradicciones personales. Siete meses después de acceder a la presidencia, Barbón se debería encontrar en una encrucijada política: un sanchista que alega contra medidas del Gobierno Sánchez (electrointensivas, deuda del IVA, especialidad de docente en asturiano, AVE a Oviedo y Gijón). En ese dilema, Barbón ha optado por la vía recta: «Defender los intereses de Asturias». Y rebate arcaicos conceptos como el sucursalismo o el cerco a Oviedo. No piensa bajar impuestos, pero tampoco subirlos y quiere que los asturianos recuperen la autoestima, el orgullo de pertenencia.   

-Cumplidos los siete primeros meses de la legislatura, ¿qué ha sido lo mejor de lo que va de mandato? ¿Se arrepiente de algo?

-Estoy orgulloso, sobre todo, de aprobar los presupuestos. Parecía que había una maldición en Asturias de que en año par no se podían aprobar y lo conseguimos; y esto es una demostración del diálogo. También estoy orgulloso del diálogo, que está avanzando, en materia de financiación autonómica para intentar consensuar una posición con el resto de grupos. ¿Arrepentirme? Más que arrepentirme, el momento más doloroso para mí como presidente fue sin duda el asesinato de Lorena Dacuña; ese fue el momento de más dolor.

-Con los presupuestos aprobados, ¿cuál es su prioridad en este momento?

-Tenemos un reto fundamental en materia industrial y que va ligado a dos ejes: el empleo, porque la industria es clave para que haya un empleo de calidad y nosotros queremos que Asturias siga siendo industrial, pero también compatible con la transición y el crecimiento económico. Y esa industria, para que sobreviva ante los retos que tiene que afrontar, tiene que ir ligada a la ciencia y la innovación. Por eso le damos tanta importancia a estas materias, con programas de generación de talento.

-La aprobación de los presupuestos llegó con un acuerdo transversal, que incluía a IU pero también, en principio, a Ciudadanos y Foro. Hubo un veto de la gestora nacional a los naranjas en el último momento y las cuentas salieron in extremis con la abstención de una de sus diputadas que luego dimitió. ¿Cree que podrá repetirse un pacto así? ¿Por qué no se logró con el apoyo político natural, el de Podemos?

-El marco de la política cambió y en un parlamento tan plural vamos a tener que ir acordando partido a partido. Para nosotros tener presupuestos es básico, estamos hablando de la movilización de 4.757 millones de euros y cada vez que hay una prórroga se pierden entre 200 y 300 millones de euros que movilizar; esa es una cantidad importante para Asturias. Vamos a seguir haciéndolo, ley a ley, acuerdo a acuerdo. Decimos que el diálogo es nuestra bandera y tenemos que hacerlo siempre que podamos. Respecto a los aliados naturales, es que Podemos Asturies no está en la misma línea estratégica que Podemos España, que ha entendido que con menos diputados puede ser más relevante. Podemos en España ha decidido influir y participar de un gobierno de coalición, pero en Asturias no. Creo que han optado por la irrelevancia y, si se me permite, también demostrando un poco de intransigencia. Lo dice alguien como yo que tiene un profundo respeto por los votantes de Podemos: yo tengo muchos amigos en Podemos y estoy convencido de que la gente que les vota no lo hacen para que bloqueen sino para que influyan.

-¿Por qué cree que Podemos tiene una estrategia distinta en Asturias?

-Creo sencillamente que en Madrid han hecho un análisis mucho más realista, el sorpasso ya no se va a dar ni aquí ni en España. La pasada legislatura, Podemos en Asturias sacó nueve diputados y estuvo muy cerca del PSOE que tenía 14. Pero eso ya no se va a dar. En España, ante la incapacidad de hacer el sorpasso que era lo que querían, Podemos ha hecho un razonamiento: ese camino no nos da rédito, no nos permite influir, vamos a ver si influimos de otra manera. Y sigo creyendo que Asturias no acaba de hacer ese análisis. Si tú pierdes el 65% de los diputados y de los votos deberías hacer una reflexión del por qué. Estoy convencido de que muchos electores han dejado de votar o apoyar a Podemos, que muchos están decepcionados, porque pudiendo influir renuncian a ello. El todo o nada en política no funciona nunca.

-¿Ve posible algún acuerdo con la derecha en Asturias?, ¿mantendrá el cordón sanitario frente a Vox?

-Nosotros, con la extrema derecha ni agua. Eso lo tenemos clarísimo y es por una cuestión de principios, yo no puedo pactar con un partido que ataca los derechos de las mujeres, que niega la violencia machista, que practica discursos homófobos permanentemente, con un partido así no podemos acordar. Con el resto de la derecha tenemos una relación normal, yo diría que respetuosa porque además es nuestra forma de ser, yo no sé ser de otra manera, pero desde luego tajante. Lamento mucho el caso de Ciudadanos que, habiendo llegado a un acuerdo, una orden de la gestora les impidiera seguir influyendo para la confección de un presupuesto; pero  en el caso del PP lamento mucho más que van a remolque de Vox. Parece que quien está marcando la oposición en Asturias en estos primeros meses es la extrema derecha y eso a mí me preocupa. Me gustaría mucho más ver a un PP propositivo, tendente al diálogo, al acuerdo, que tuviera autonomía también. El PP de Asturias no tiene ningún elemento diferenciador en su voz con el PP de España, no hay ningún elemento distinto. Me preocupa porque la oposición no está sólo para decir no, está para proponer.

-Desde el comienzo del mandato la patronal ha insistido en que se tomen en consideración las 22 propuestas de su plan de reactivación económica, muchas incidiendo en una rebaja fiscal. ¿Cómo las valora?

-Somos muy respetuosos con que la sociedad civil, como el caso de los empresarios, hagan propuestas, con eso no tenemos ningún problema. Ahora, tengo que recordar siempre que el PSOE ganó las elecciones no con las 22 propuestas de FADE, sino con las 400 que están ahí encima de mi mesa y que son el programa del partido. El vínculo con el que nosotros estamos ligados con los electores son esas 400 medidas. Habrá algunas que coincidan con las 22, perfecto, y habrá otras que no. Sobre la reclamación de rebaja fiscal, somos muy claros. Lo decía estos días el Nobel de Economía Paul Krugman, que lo que se ha demostrado es que bajar impuestos a los ricos simplemente sirve para que sean más ricos, no para ningún tipo de política. Somos partidarios de que haya una presión fiscal ajustada, justa, que promueva la equidad y que permita que Asturias mantenga unos servicios. En muchas ocasiones se nos compara con Madrid, pero es que Madrid tiene dinero extra como consecuencia de que es la capital del Estado, tiene un efecto capitalidad. Madrid perdona impuestos a los ricos y a los grandes patrimonios, concentrando allí la fuga de capitales, el dumping fiscal. Se ha convertido en una especie de paraíso fiscal. Pero luego resulta que Madrid tiene una de cada cinco personas en riesgo de pobreza, su inversión per cápita en materia sanitaria y educativa es de las últimas comunidades frente a nosotros, por ejemplo, que somos de las primeras. Madrid sí es un paraíso fiscal para las grandes rentas y grandes patrimonios porque no tienen que pagar determinados impuestos como sucesiones o patrimonio pero al mismo tiempo es una comunidad profundamente desigual. Las clases medias, las clases trabajadoras, están injustamente tratadas en Madrid.

-En encuentros privados con empresarios tanto a usted como a miembros de su Gobierno se les ha sugerido bajar los impuestos. Algunos empresarios han comentado además que tienen ofertas para ir a otras regiones. ¿Qué les responden?

-Les decimos que Asturias no puede bajar la presión fiscal porque pondría en riesgo la prestación de servicios, es decir, una bajada de impuestos como la que piden podría poner en peligro el mantenimiento del ERA, habría que cerrar algún hospital comarcal, tendríamos problemas para mantener los consultorios médicos o las escuelas rurales de cuatro alumnos. Ahora bien, ¿qué ofertamos nosotros?, ¿qué creemos que es lo justo? Ante la injusticia de lo que está haciendo la comunidad de Madrid con ese dumping fiscal, le pedimos al Estado una armonización fiscal de mínimos, que haya un mínimo regulado para todo el país que las comunidades no se puedan saltar y de esa manera se acabará con los desequilibrios que efectivamente se están produciendo y esa fuga a la que usted hace referencia.

-¿Madrid debería subir impuestos?

-Lo que tiene que hacer el Estado es fijar un mínimo, no es que tengan que subir impuestos en Madrid, es que paguen impuestos. Es que la gente tiene que comprender que ahora mismo, con la disculpa de quitar determinados impuestos, lo que se busca exclusivamente es que los ricos, la gente con grandes patrimonios, de más de un millón de euros, no paguen ese impuesto, con bonificaciones especiales en el caso de sucesiones. Lo justo, y yo creo que un gobierno tiene que apelar también a la justicia, es que haya esa armonización de mínimos. Y para eso necesitamos la complicidad del Estado. Lo dije en el discurso de investidura y ahora parece que el Ministerio de Hacienda asume ese reto.

-¿Tiene pensada alguna subida de impuestos o un nuevo impuesto en Asturias?

-No, y lo hemos demostrado en la negociación de los presupuestos, no está previsto ningún incremento; lo que hicimos fue simplemente una actualización ligada a toda la problemática de juego que nos parece un tema, más que de recaudación, de presión sobre el sector por el perjuicio que causa a la sociedad. Pero no está previsto ningún incremento impositivo.

-La economía asturiana, como la española, empieza a mostrar los primeros síntomas de desaceleración. ¿Cuál es su receta, supongo que socialdemócrata, para recuperar el crecimiento?

-Lo primero es que no podemos entender el crecimiento de Asturias desligándolo del de España, eso es una falacia. Nuestro crecimiento va ligado inequívocamente a que haya un crecimiento español porque el efecto tractor es del conjunto de Estado. Nosotros tenemos determinadas debilidades históricas que están ahí y es que hemos sufrido varias reconversiones, no una, varias y sucesivas. Y ahora vamos a la gran transformación de nuestra industria en un modelo bajo en emisión de carbono. Ese es el futuro. Creo que lo dijo de forma muy razonable el presidente de Femetal, Guillermo Ulacia, que hay que poner encima de la mesa una planificación estratégica industrial de acompañamiento para que se transforme. En la declaración de emergencia climática que hizo el Gobierno de España hay dos elementos: la necesidad de reformar la ley de industria y la necesidad de una especial estrategia de acompañamiento. Debemos afrontar que estamos ante una transformación que es inevitable, que de nada sirve negar la realidad, y tenemos que afrontarla con políticas que permitan que esa transición sea justa. Ese debe de ser un primer elemento del crecimiento. La segunda cuestión es que en España hay un problema de desequilibrio fiscal. Los grandes patrimonios, la gente con muchos recursos no pagan los impuestos que pagaría en el resto de Europa. Antes hablamos del ejemplo del dumping fiscal territorial pero hay muchos otros. Necesitamos más recursos para redistribuir la riqueza. Eso nos permitirá mejores inversiones, mejores aportaciones para los servicios públicos y poner en marcha iniciativas o proyectos concretos que permitan ese crecimiento. Para crecer es fundamental tener la suficiente capacidad recaudatoria por parte del Estado para redistribuir y de ahí vendrá una política socialdemócrata. Nosotros somos partidarios de que cuando hay un efecto de desaceleración económica primero hay que elegir bien los nichos de actividad económica pero hay que hacer inversiones para dinamizar la economía.

-Al hilo de los problemas de infraestructuras, Adif ha dicho que la alta velocidad no llegará a Oviedo y Gijón. ¿Habrá más demoras en los plazos de la Variante de Pajares?

-Cuando nosotros llegamos al Gobierno el plazo que se nos dio desde el principio fue fin de la obra en 2021, luego un periodo de pruebas que tendrá que establecer la agencia de seguridad del ferrocarril, y después se iniciaría la gestión comercial del AVE. Pero es importante destacar que no es que el AVE vaya a parar en Lena y que los viajeros tengan que trasbordar; van a seguir en el mismo tren en dirección a Oviedo y Gijón. Simplemente habrá un intercambiador, el ancho de vía se modificará y la velocidad será distinta. Nosotros no renunciamos a nada y menos aún a que la alta velocidad llegue a Oviedo y Gijón; ahora, nuestra prioridad absoluta es la apertura de la Variante y comparto lo que dijo la presidenta de Adif cuando habló de que era una especie de pesadilla de la que no acabamos de salir. Lo fundamental es que esos 4.000 millones de euros tengan virtualidad y podamos utilizar esa Variante. Otra prioridad, para mí fundamental, son las cercanías. Estamos hablando de una cuestión prioritaria para muchísimos asturianos que se mueven por motivos de trabajo, por motivos personales y que se encuentran con una red de cercanías abandonada, seguramente por la inversión que ha habido todos estos años en la alta velocidad y es algo que ha pasado en todo el país. Ese es un objetivo prioritario. Ahora,  ¿renunciar a que el AVE llegue a Oviedo en Gijón? En absoluto. Pero las prioridades son la apertura de la Variante y dar respuesta a las cercanías.

-En las comunicaciones de Asturias se acumulan los problemas, el peaje del Huerna está prorrogado hasta 2050 y hay quejas constantes sobre las conexiones aéreas. ¿Cuáles son sus planes al respecto, está descartado el rescate del peaje?

-Hay que dejar ya este círculo vicioso en el discurso de las infraestructuras y ponerse a hacer algo. En Asturias llevamos muchos años lamentándonos y lamiéndonos las heridas pero no se consigue solucionar nada. Por eso insisto en que la prioridad absoluta es la apertura de la Variante y la presión que estamos haciendo sobre Adif es clave, esto hay que solucionarlo. Respecto al peaje del Huerna: hubo un gobierno presidido por Aznar que lo prolongó hasta el 2050. Entonces era el momento en el que deberíamos haber alzado algo más que la voz. Ahora tenemos el peaje hasta 2050, con una empresa que tiene rentabilidad económica con lo cual un rescate supone afrontar un proceso judicial, seguramente complicado, en el que se valoraría daño emergente y lucro cesante, como en todo contrato, y que podría ser una cifra de miles de millones de euros. Yo soy realista. Podemos seguir hablando del rescate pero, ¿se va a producir?, ¿cuándo? Nuestra propuesta al Gobierno de España es que hay que ampliar las bonificaciones.

-¿En qué horquilla deberían moverse esas bonificaciones?

-Creo que es un porcentaje del 30% en turismos y algo superior para el transporte, para nosotros lo principal es el sector del transporte. Ese es el camino y tendremos que negociarlo con el ministerio. Respecto a los vuelos internacionales, lo que hemos hecho es decir ‘vamos a parar un momento’. La primera decisión política de un gobierno es la estructura y la segunda el nombramiento de esa estructura; creamos una dirección general de conectividad y movilidad por primera vez en nuestra historia y pusimos al frente a Jorge García, que es joven pero que es uno de los mayores conocedores y expertos en conectividad, no sólo de Asturias, sino de España. Y estamos cambiando el paradigma, esto no va de sacar un convenio en materia turística para tener vuelos estivales sino de qué planificación internacional y cuáles son los destinos en los que tenemos que trabajar. Y ganarnos la confianza de las compañías. Tenemos que hablar con las que están, con las que estuvieron y ya no están y hablar con las que queremos que estén. En eso es en lo que se está trabajando, en una conectividad a largo plazo, de 2020 a 2030; que la está negociando además con los agentes implicados. Quiero recordar aquí las declaraciones de los empresarios o de las cámaras de comercio o de la propia Otea, reconociendo el papel y la proyección que está teniendo el director general. Más que buscar respuestas a corto, porque las compañías no funcionan así, hay que buscar a medio y largo plazo para tener esas soluciones que sean viables; para dejar de tener sólo vuelos estivales y tener conexiones anuales. Y doy un dato, en conexiones internacionales estamos mal y sin embargo en conexiones nacionales tenemos más que nunca en toda la historia del aeropuerto de Asturias. De hecho, tenemos todos en el imaginario colectivo que los vuelos van muy mal y el número de usuarios va muy mal, pues en el 2019 fueron 1.400.000 viajeros que es casi el récord histórico que hubo en Asturias en 2007 y 2008, que era poco más de un millón y medio.

-El ministro Ábalos planteó además la posibilidad de establecer un peaje generalizado en todas las autovías.

-Ahí el transfondo ¿cuál es? En mi opinión está en que, como decía antes respecto a la materia fiscal, nos encontramos con una red, la autonómica también, para qué negarlo, que no somos capaces de sostener porque no tenemos recursos suficientes. Creo que la reflexión de Ábalos va en ese sentido, pero a lo mejor no tiene por qué ser un peaje, puede ser una medida de otro tipo. Se ha hablado de una tarifa en los vehículos a la hora de la compra. Lo que está claro es que hay que destinar más dinero al mantenimiento de la red y yo lo que pido es abaratar el coste de lo que supone entrar y salir de Asturias por el Huerna. Eso lo tengo claro y  ante cualquier planteamiento que nos haga el ministro para nosotros lo prioritario es que haya bonificaciones para rebajar el coste de la conexión, porque eso nos aísla. Pero vamos a ver cuál es el planteamiento, yo hasta que no se concreten datos prefiero no aventurarme, sí que parto de una premisa: no hay recursos suficientes porque no los dan ni los presupuestos generales del estado ni los de Asturias, no los hay y necesitamos más recursos para mantener las infraestructuras.

-Abriendo el capítulo de la industria. La UE marcó el fin y la caducidad del carbón. ¿Qué mix energético piensa que debe tener Asturias en el futuro para garantizar el suministro a su industria?

-Debemos tener claro, y es algo en lo que deben también insistir mucho los ministerios a la hora de afrontar esa transformación de las actuales redes térmicas, que las dos centrales térmicas que cierran en junio de este año tienen que sustituidas por algo. También entiendo que hay que ir a una entrada masiva de renovables en el sistema asturiano. La eólica por una lado, y está la oportunidad que se abre de la experiencia marina que tiene muchísima más potencia, pero también hay espacio para la transformación de otro tipo de redes como los centros de producción de biomasa y no serían necesarias grandes obras de adaptación. También empieza a trabajarse en otras cuestiones como la introducción del hidrógeno como fuente de producción. Hay muchos elementos, pero desde luego en Asturias hay que tener suficiente capacidad de producción de energía y la apuesta clara es que tenemos que ir con las renovables, como va a ir el mundo. Por cierto, el de las renovables en Asturias es uno de los sectores pujantes de crecimiento y de creación de empleo industrial porque tenemos muy buenas empresas dedicadas a la fabricación de elementos ligados a esa tecnología.

-En esa transformación de la industria, la Comisión Europea ha puesto sobre la mesa un programa de fondos de transición, pero el reparto que aparece en el primer borrador ha dejado insatisfecha a España y a Asturias, parece que no se prima a los que han hecho los deberes.

-El Gobierno de España está en ello ya y los gobierno autonómicos también, en poner encima de la mesa los parámetros que explican cuál es nuestra situación y cómo hemos vivido todo lo que ha supuesto el cierre de las minas de carbón y también las centrales térmicas que van a cerrar este año. Es una cuestión prioritaria. Estamos trabajando con el ministerio y las propias comunidades autónomas para reconocer, como punto de partida, que esa cifra no nos vale, es absolutamente injusta y por tanto no la aceptamos y habrá que lucharlo en la UE. La lucha en la UE va a ser profunda en muchos sectores. El otro día vimos la negociación de la base de la perspectiva presupuestaria hasta 2027 y nos encontramos con que la propuesta que hacía el presidente del consejo era absolutamente inaceptable y España fue uno de los Estados que bloqueó esas cifras, vamos a ver en qué queda.

-Una de las esperanzas del arranque de la legislatura era la aprobación del estatuto de las electrointensivas. Una vez concretado, ¿es decepcionante?

-Tenemos preparadas las alegaciones y partimos de una cuestión: el estatuto supuso un paso adelante porque por lo menos tenemos un documento jurídico, técnico, sobre el que poder dialogar. Pero nosotros consideramos que se puede mejorar con nuestras alegaciones. Y son propuestas que hemos construido compartiendo información y trabajo con la Xunta y también con el gobierno cántabro. Es una cuestión razonable el acuerdo con comunidades que tienen cuestiones similares. Nuestras alegaciones inciden por ejemplo en que hay que hacer una discriminación en dos niveles, e insisto en esto: dos niveles y no tres. A Asturias le interesa que haya dos niveles, uno de ellos de grandes consumidores donde entrarían empresas como ArcelorMittal, Asturiana de Zinc o Alu Ibérica. Creemos que es importante discriminar porque hay empresas para las que el coste de energía supone el 20%, 30% o 40% del coste de funcionamiento. Y otras no. Y evidentemente también establecemos alguna aportación como que se lleve al máximo posible las bonificaciones que se establecen, que esas exenciones del 85%  se eleven hasta el límite permitido por la UE, o la compensación por derechos de emisión de CO2.

--El PP ha afirmado que se trata de un estatuto injusto.

--Cuando lo escucho me gusta recordar que el PP pagaba siete millones de euros de compensación de derechos de emisión y el Gobierno de España actual los ha elevado a 172. Aun así, creemos que puede elevarse todavía más por la cifra de los 280 o 290 millones con un porcentaje que tenemos que aplicar de acuerdo con la UE. Pero también quiero poner la guinda del pastel: el PP estuvo siete años al frente de gobierno sin política industrial, con un sistema de subastas que la UE ha advertido que es ilegal. Si se declaran ayudas de Estado supondría un drama aún mayor a las empresas, que tendrían que devolver todo lo recibido más la correspondiente sanción. Por eso es tan importante además que el estatuto, y esto es un elemento que consideramos clave, dé seguridad jurídica. Eso significa que responda a lo que establece la UE, que no sean consideradas ayudas de Estado y a las indicaciones de la CNMC.

--¿En ese borrador de Estatuto tuvo usted algún papel, hubo alguna conversación previa?

--Las comunidades no hemos participado. Ahora tenemos un papel que jugar, el de las alegaciones. Nosotros, sin aspavientos, sin postureos forzados, hacemos nuestras aportaciones que den respuesta a los intereses de la empresa asturiana.

--¿Se plantea la posibilidad que no se tengan en cuesta esas alegaciones? ¿Qué consecuencias tendría?

--Ahora empieza lo que conocemos como periodo de diplomacia discreta, la negociación y tenemos demostrado que puede dar frutos. No voy adelantar acontecimientos. Espero y deseo que se incorporen elementos de nuestras propuestas.

--Le veo optimista.

--Creo que el resultante mejoraría mucho con nuestras propuestas.

--En el caso de Alu Ibérica, la empresa aduce que para adquirir la compañía se les había dado el compromiso de una tarifa eléctrica que ahora ha variado. Hay una sensación de engaño. 

--Vamos a esperar al resultante del estatuto. Ni unos ni otros debemos contaminar más el debate. Sería positivo que el Gobierno y las comunidades se puedan sentar en los plazos razonables y acordar cómo queda finalmente el estatuto. Más que opinar sobre posiciones de la empresa que no me corresponde a mí juzgar, yo creo que lo razonable es ver cómo evoluciona la aprobación final del estatuto.

--¿Qué papel tiene Adriana Lastra respecto a las reivindicaciones que plantea usted? Es una persona muy relevante dentro del partido y también en el parlamento, con peso cuando se escuchan sus opiniones dentro del Gobierno central.

--Con Adriana siempre hemos contado con una aliada las regiones del Noroeste y particularmente Asturias. Es lógico porque tiene una querencia hacia Asturias, Ella tiene influencia por su labor discreta pero resolutiva a la hora de alcanzar el acuerdo de coalición. Lo dije el otro día en el parlamento ante la pregunta que hizo el portavoz de la catástrofe, el profeta del desastre, el señor Blanco [portavoz de Vox en Asturias] sobre mi relación personal. Yo estoy muy orgulloso porque es una dirigente de primer nivel, la asturiana con más responsabilidad e influencia en la historia reciente, y porque si algo tiene Adriana es que a la extrema derecha la pone en su sitio y le tienen un auténtico pavor. La obsesión del señor Blanco por preguntar por Adriana Lastra en el parlamento demuestra que en el fondo le tienen  miedo. Porque Adriana no tiene dobleces y dice las cosas como son. Dicho esto, quien defiende los intereses de Asturias es el Gobierno de Asturias. Quien está trasladando la situaciones de Asturias y utilizamos nuestra influencia en todas partes y a todos los agentes necesarios con quien podemos hablar es el Gobierno de Asturias y particularmente yo como presidente.