«Creo que el propio Garzón se dio cuenta ya de que la fusión fría en Podemos no es posible ni conveniente»

ASTURIAS

El coordinador general de IU de Asturias, Ovidio Zapico
El coordinador general de IU de Asturias, Ovidio Zapico Tomás Mugueta

El nuevo coordinador de IU de Asturias, Ovidio Zapico, apuesta por normalizar las relaciones con la dirección federal y destaca que se ha reivindicado la estrategia asturiana con el Gobierno de coalición

02 mar 2020 . Actualizado a las 08:29 h.

Ovidio Zapico fue elegido coordinador de IU de Asturias casi por aclamación, tras ser el único que presentó una candidatura en el proceso de primarias. Su nombre agrupó el consenso de una mayoría de corrientes en la organización pero el mandato se ha abierto con una disputa aún no resuelta con el sector crítico, partidario de confluencia con Podemos, que no reconoce la asamblea vigente y con una dirección federal que todavía debe concretar como armonizar las diferencias de estatutos entre ambas organizacines tras años de desencuentros intermitentes. Nacido en Laviana, su carrera política comenzó en Sobrescobio, donde fue concejal, hasta llegar a la Junta General donde cumple ahora dos legislaturas como diputado. Asegura que su prioridad será normalizar las relaciones con IU federal a la par que destaca que la entrada en el gobierno de coalición en Madrid da la razón a una estrategia de colaboración en gobiernos que Asturias defendió, a menudo en solitario, durante los últimos tiempos. 

-El hecho de que haya salido elegido en las primarias porque es la única candidatura que se presentó ¿es síntoma de fortaleza, de unidad en la organización, o de debilidad por falta de alternativas?

-Es síntoma de unidad del sector mayoritario en torno a una candidatura, la persona es lo de menos. Sólo refleja el marco unitario en torno a una línea política que se venía manteniendo durante los últimos años y que se plasma ya de forma rotunda en la asamblea que hacemos a finales de enero en Gijón y que se materializa cuando todo ese sector mayoritario decide que tengo que ser yo ese candidato; que ya está bien de divisiones en IU de Asturias. Tenemos una línea política muy clara trazada en el documento que se aprueba en la asamblea de Gijón y que, entre todos, de una forma colectiva, tenemos que salir de la situación en la que estamos, que reconocemos que es preocupante debido a unos cuantos años en los que nos están viniendo las cosas muy mal dadas en el ámbito interno y en las citas electorales.

-Sin embargo, sí hay un sector minoritario que ha puesto en cuestión el proceso y, en cierto modo, todo redunda en un conflicto latente con la federal desde hace años, ¿Qué solución va a tener?

-Tenemos, de forma prioritaria y como tarea principal, quienes conformamos los órganos de dirección y quienes estarás en las secretarías (que se van a determinar el sábado), normalizar IU de Asturias y normalizar también la situación con IU federal. Ahora mismo tenemos en cuestión una parte concreta del proceso que empezó con la asamblea y terminó con mi elección como coordinador, y es la elección del órgano, de la coordinadora, que esos compañeros dicen que habría que hacerla según determinan los estatutos federales y no según los estatutos de Asturias. La diferencia estriba en que nosotros elegimos la coordinadora mediante voto delegado y los estatutos federales dicen que hay que elegirla mediante sufragio universal del conjunto de la militancia. Pero es que, desde el punto de vista jurídico y según nuestros estatutos, hicimos el proceso de forma impecable, no hay ninguna tacha jurídica al respecto. Hay un problema de armonización estatutaria con IU federal, es un problema, entre comillas, de naturaleza jurídica, pero no política. ¿Cómo se soluciona? La federal nos dice que hay que buscar una solución a esa armonización estatutaria. La dirección anterior, como bien dice el coordinador saliente, Alejandro Suárez, fue una dirección fallida porque fue incapaz de solucionar, entre otras cuestiones, esta de la armonización, y nosotros lo tenemos que hacer ahora y además en un tiempo breve porque tenemos a las puertas la asamblea federal. Yo quiero lanzar un mensaje de tranquilidad al conjunto de la militancia y también a la sociedad asturiana de la izquierda, que está preocupada por esta situación, porque tanto la federal como nosotros tenemos la voluntad manifiesta de llegar a un acuerdo. IU federal no quiere prescindir de IU de Asturias, es consciente del arraigo social e institucional de nuestra organización, sabe que tenemos un centenar de concejales, que tenemos nueve alcaldes, que tenemos un grupo parlamentario y que tenemos una militancia de oro que mayoritariamente está en las posiciones que hoy yo represento. A su vez, nosotros queremos seguir formando parte de IU federal porque, con nuestras discrepancias, estamos a gusto en ese proyecto federal y más ahora que en ese proyecto federal hay un cambio de paradigma y de criterio muy importante. Se pasa a negociar y acordar presencia en ejecutivos con otras fuerzas de izquierda, y no sólo con Podemos, también con el partido socialista. Cuando nosotros, que históricamente lo hacíamos aquí, y que fruto de esa presencia nuestra en ejecutivos hubo medidas tan revolucionarias como la implementación del salario social en Asturias, pues se nos cuestionaba mucho desde diferentes ámbitos de la organización, minoritarios en Asturias pero más mayoritarios en el conjunto del Estado. Ahora, afortunadamente, esa gente se da cuenta de que para conseguir mejoras para las condiciones de vida de aquellos a quienes decimos representar, como la clase trabajadora, pues tuvo que haber una ministra de IU que se llama Yolanda Díaz que pudiera firmar en el BOE el incremento del salario mínimo interprofesional.; o que se empiece a desmontar legalmente la reforma laboral. Y tenemos un ministro, que es el coordinador federal Alberto Garzón, que yo estoy seguro de que el frente de Consumo va a intentar parar muchos de los atropellos que suceden por parte de compañías contra el usuario y sobre todo esa lacra que es el juego, a la que hay que poner coto porque se lleva por delante a familias y jóvenes fundamentalmente de barrios obreros.

-¿Se siente reivindicado por ese cambio de estrategia? ¿esa diferencia de línea política sobre la entrada en gobierno, no tiene relación con el conflicto que todavía vive ahora IU de Asturias?

-Nos sentimos plenamente identificados con el cambio de criterio y con nuestro acceso al gobierno de coalición del partido socialista y de Unidas Podemos bajo el mandato del presidente Pedro Sánchez. Porque por primera vez en la historia de la democracia hay dos ministros de la organización, dos compañeros en los ministerios. Y es fundamental porque van a poder hacer nuestras políticas y poder llevarlas a donde se debe, que es plasmarlas en el BOE. En cuanto a la otra pregunta, creo que el propio coordinador federal, el compañero Alberto Garzón, se dio cuenta ya de que esa creación que se teorizaba de un nuevo sujeto político y que no venía a ser otro que la fusión fría en Podemos, no es posible y tampoco es conveniente. Igual que en Asturias hay decenas de miles de asturianos y asturianas que se sienten reflejados política y culturalmente en IU de Asturias, a nivel del estado español también hay un conjunto muy importante de ciudadanos que querían que su papeleta fuera la de Izquierda Unida. Ante la necesidad de seguir manteniendo eso vivo, porque la sociedad lo demanda y porque es necesaria también, IU debe reforzarse y no cerrar las puertas ni a acuerdos con otras fuerzas pero con tres premisas fundamentales, que sean acuerdos desde el reconocimiento mutuo, desde la igualdad y desde el eje programático. Nunca tendremos ningún problema para defender eso en el marco federal y también en nuestras relaciones en Asturias.

-¿Por qué las relaciones con Podemos son más difíciles en Asturias? Es algo que se ha visto en la falta de acuerdo para que respaldaran los últimos presupuestos autonómicos.

-Posiblemente Podemos Asturies tenga unas características propias, diferentes a las de otras partes del estado y quizá eso lo tengan que contestar ellos mejor que nosotros. Aquí las relaciones fueron especialmente difíciles porque en su momento vivimos una OPA hostil contra nosotros. Y me estoy refiriendo a las elecciones generales del 2016, con aquel problema que fue horrible para la coalición con ellos, que se nos minimizó el espacio todo lo posible, se nos relegó en puesto número tres de la lista, se nos cuestionaba a quién teníamos que poner, así que fue un proceso muy difícil. Dificilísimo y lastró después el desarrollo de una relación normalizada y armonizada. No obstante, siempre tuvimos buenas relaciones con sectores concretos de Podemos y se demostró con el trabajo cotidiano en el propio parlamento o cuestiones concretas en las calle. Yo aspiro a que durante estos próximos meses seamos capaces a normalizar una situación en la que, insisto, debe haber reconocimiento mutuo, relación entre iguales y con un eje programático. Para afianzar en Asturias un espacio que es el que está a la izquierda del partido socialista y que tiene que entenderse porque es una demanda de nuestra base social.

-Es cierto que IU Asturias mantiene un relevante fuerza municipal, pero los resultados en la Junta General ha sido malos, pasaron de un grupo de cinco escaños a dos en este mandato ¿por qué cree que ha sido así?

-Tuve la suerte, porque fue una gran experiencia y aprendí muchísimo, de trabajar en un grupo parlamentario entre 2015 y principios de 2019 que era maravilloso. Fueron tres años y medio de un trabajo muy intenso en un grupo muy compacto y muy unido, en lo político y también en lo humano y lo personal. Fue un grupo que trabajó muy bien bajo la portavocía de una persona que es indudable su capacidad de trabajo, su capacidad política y su reconocimiento en Asturias y a nivel nacional, como es Gaspar Llamazares. Pero los dos meses finales de la legislatura fueron catastróficos. No en el trabajo parlamentario, que no se resintió, pero la marcha de Gaspar, la salida de Gaspar de esa forma precipitada hacia un nuevo proyecto federal que no tuvo el resultado esperado, todo eso nos debilitó enormemente. Las primarias no fueron fáciles tampoco, no logramos esa unidad que sí se logró ahora y la sociedad toma cuenta de estas cosas y apunta. En los ayuntamientos logramos buenos resultados y aquí tenemos un descenso. Pero, ojo, hay un dato más, no toda la culpa es nuestra. Seguimos siendo una comunidad autónoma en la que IU sigue teniendo diputados, hay también una envolvente nacional que es fruto de esa invisibilidad a la que se nos sometió durante dos años y de la que parece que ahora salimos. Porque, evidentemente, cuando tienes al coordinador federal situado como ministro eso te da un impulso. Esa invisibilidad que IU sufrió entre 2016 y los últimos meses de 2019 tuvo un coste electoral también en Asturias.

-Insisto ¿este conflicto actual no es como un segundo episodio de esa misma serie?

-Por eso la primera tarea que tiene esta nueva dirección encima de la mesa es lograr esa normalidad en las relaciones con la federal. Ya no estamos hablando, y esto es importante destacarlo, de algo esencial como nuestra personalidad jurídica. Aquí el debate ya quedó cerrado y zanjado. Tenemos personalidad jurídica propia, tenemos nuestro propio CIF, somos dueños y gestores de nuestro dinero y nuestro patrimonio. Lo que está en disputa ahora es que hay determinados principios de competencia federal que estamos haciendo de forma diferente, pero es que aquellos que están reclamando celeridad para resolver esto, parte de ellos, estaban en la dirección saliente y fueron incapaces desde mediados del 2018 hasta hoy de dejarlo resuelto. Nosotros lo vamos a hacer, en poco tiempo, pero lo vamos a hacer, desde el acuerdo y desde el consenso.

-Han mantenido grupo propio en la Junta General pero con un cambio en el reglamento que, de rebote, también ha permito que lo tengan Foro y Vox, ambos también con dos diputados.

-Se llega, desgraciadamente, a la reforma del reglamento porque los grupos mayoritarios del parlamento asturiano no son valientes para abordar lo que de verdad hay que hacer aquí, que es una reforma de la ley electoral. Una reforma que dé a cada cual lo que la sociedad en la urna traslada. Aquí, con un sistema electoral perverso, siempre sistemática e históricamente se ha castigado primero al Partido Comunista y después a Izquierda Unida; se hizo esta ley electoral precisamente para que en la primera legislatura no hubiera un grupo comunista fuerte que garantizara la gobernabilidad de Asturias y no hubiese consejeros comunistas en 1983. Con esta ley, con tres circunscripciones, a nosotros nos cuesta 18.000 votos un diputado y hay otros ahí sentados con 9.000 votos. Con una ley electoral justa no hubiese sido necesaria esta reforma del reglamento, hay que ir a la raíz del problema. Con esta paradoja, el grupo mixto representaba el tercer grupo de la cámara y la friolera de un 20% de los votos, estando ahí desde nuestro grupo a la extrema derecha. Ante esa situación, los propios grupos parlamentarios se dieron cuenta de que algo había que hacer para intentar normalizar el desastre que la ley electoral produce.

-¿Cómo se plantea esa política de colaboración en la gobernabilidad del Principado? Ya ha habido choques importantes en materia de industria.

-Yo reivindico la política de acuerdos, en cuanto en tanto sirvan para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora, de la gente más vulnerable, si sirven para preservar el medio ambiente o para el conjunto de la sociedad; el salario social o la política de vivienda me parecen dos ejemplos. Todavía hoy agradecen en el mundo rural la presencia del compañero Aurelio Martín en aquellos años como consejero. En la medida de nuestras posibilidades tenemos que seguir siendo la izquierda influyente, queremos seguir influyendo en la acción del gobierno. La semana pasada comenzó a debatirse en el parlamento algo tan importante como la Ley de los Derechos y Garantías vitales básicas y eso es fruto de la negociación y del acuerdo entre el partido socialista y esta fuerza que represento. Hay otras cuestiones que tenemos que ir desarrollando, que son vitales para Asturias durante los próximos años y en las que hay que mantener una posición firme, cohesionada de las fuerzas políticas, para defenderlas tanto en Madrid como en Bruselas. La transición energética es una prueba palpable. Un día Teresa Ribera tuvo una frase desafortunada, dijo que en este proceso habrá territorios perdedores, y a nosotros nos puso la etiqueta automáticamente de perdedores. Y eso es intolerable. No puede haber territorios perdedores y mucho menos Asturias puede ser uno de ellos fruto de una transición energética exprés que no se está haciendo de una forma ni consensuada, ni ordenada ni está siendo justa y el gobierno, el conjunto del gobierno, la parte nuestra y la parte del partido socialista, tiene que saber eso. El gobierno de Asturias tiene que ser el que catalice esa posición que yo creo que en el marco del parlamento es muy mayoritaria y ahí están las propuestas de resolución que aprobamos hace un mes en el pleno extraordinario que IU promovió sobre la industria. El gobierno de Asturias tiene que trasladar y defender con el respaldo, por supuesto, de los agentes sociales y de la mayor parte de grupos parlamentarios de la sociedad asturiana, la necesidad de que en materia de energía, en materia de transición energética, hay que hacer las cosas de otra manera.

-¿Ese será un asunto de choque con el gobierno central?

-Nosotros vamos a seguir siendo exigentes con el gobierno central en esta materia. En una pregunta al presidente, Ángela Vallina creo que lo dejó bien claro. No nos satisface para nada que Teresa Ribera esté al frente de ese ministerio, sus políticas no nos gustan. Insisto mucho en esa etiqueta de territorios perdedores porque nos parece algo lamentable y siempre seremos exigentes ante la reivindicación de que sea una transición energética justa, ordenada, consensuada, pautada y que se plasme en la realidad en que no se destruya tejido industrial en Asturias; que vayamos creando puestos de trabajo en torno a esa alternativa verde que van diciendo pero que se plasmen en la realidad antes de que se produzca un cierre. No queremos más desiertos industriales que, al final, sabemos también que acarrean desiertos demográficos en Asturias.