«Tengo sentimiento de culpa por haber podido contagiar a mi madre»

ASTURIAS

La ansiedad por la soledad, por problemas de convivencia o el miedo a la enfermedad copan la mayoría de consultas del teléfono de atención psicológica de Asturias

03 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay dos grandes tipos de llamadas al teléfono de atención psicológica puesto en marcha en Asturias desde una semana para acoger consultas en medio de la epidemia de coronavirus: unos tienen relación con el temor a padecer la enfermedad, a sus consecuencias directas para quien hace la llamada pero sobre todo por el impacto que pudiera tener en los demás, en su entorno cercano, en sus familiares si ellos llegaran a contagiarse. El otro bloque corresponde a la preocupación por los efectos del confinamiento, por choques durante la convivencia en un espacio pequeño y también por el temor a la soledad, al aislamiento, de personas que han perdido el contacto con el resto.

El telefono de Asturias, el número 900 925 112, hizo balance este miércoles de sus primeras 227 llamadas, las que recibe en tres turnos, con diez líneas abiertas por la mañana, otras diez por la tarde, y tres durante la madrugada, para poder dar un servicio las 24 horas del día, todos los días de la semana, de forma ininterrumpida.

«Tengo sentimiento de culpa por haber podido contagiar a mi madre, y yo estoy pendiente de que la prueba me dé positivo», es el ejemplo de una de las llamadas que se han recogido en los seis primeros días del servicio, tal coo explica Purificación Saavedra, la coordinadora de la atención telefónica psicológica. El telefono asturiano es pionero en el Estado, de forma más reciente se ha puesto en marcha a nivel nacional, y para su desarrollo se ha contado con el esfuerzo de decenas de trabajadores de los servicios de salud mental del Principado que han cambiado sus agendas, se han organizado en turnos y han ofrecido su colaboración para que pueda recibir consultas en cualquier momento del día o de la noche.

«Hay gente que realmente está muy preocupada por los contagios y tiene miedo, también porque en muchos casos son personas de riesgo o los son sus familiares. Puede ser por su profesión, porque son policías o sanitarios, o porque tienen patologías previas; y ahí los niveles de estrés o de preocupación aumentan. Es una enfermedad, pero además estamos en una situación en la que aunque no seas población de riesgo o no tengas familiares estás confinado y tienes dificultades. También llama gente que está perdiendo sus ingresos económicos o que los ve peligrar»; explicó Saavedra.

Algunos de los testimonios de las llamadas recogidas dan muestra de cómo los asturianos sufren la angustia del encierro y de las consecuencias de la epidemia en la salud. Está el caso de una persona que llama después de que porque el medico del hospital le dijera que su marido está gravisimo y «no puede ni verlo, no puede hacer nada y está sola y no sabe a quien recurrir». También el de personas solas con movilidad reducida, que no pueden apañarse en casa en solitario y que sienten pánico por tener que salir a la calle; el caso de una mujer cuyo esposo se ha reincorporado al servicio en un trabajo de riesgo y cuenta sus temores porque está embarazada y tiene otro niño pequeño y no deja de darle vueltas a la posibilidad de que se contagien. «Llamó la madre de una mujer que está sola, su marido está ingresado, su otra hija también está ingresada. La primera tiene dos niños pequeños, pero está muy preocupada, no come y llora mucho. Se ha mudado con su hija para acompañarla y ayudarla pero le preocupa contagiarles», destaca Saavedra.

Los psicólogos del servicio destacan que han también ha recibido consultas por problemas de convivencia en el confinamiento, situaciones de estrés y agresividad en pisos compartidos, de adolescentes que por su comportamiento empiezan a preocupar a los padres y piden consejos para orientarles. Hay un grupo sobre el que Saavedra y los psicólogos están especialmente pendientes y a los que quisieran llegar de forma más intensa: los trabajadores sanitarios, los que están en primera línea cada día atendiendo a los enfermos en los centros hospitalarios.

«Tenemos que estar ahí para prestar apoyo a nuestros compañeros, tenemos que difundir esto entre los profesionales sanitarios que estén en contacto directo con el covid-19, es importante porque tenemos el empeño de hacer una labor preventiva ante  síntomas de malestar. La mayoría de nosotros podemos experimentar emociones que, en realidad son normales, lo que es anormal es la situación y más en un sanitario que puede tener que estar tomando decisiones complicadas y nos interesa prevenir, que sepan que estamos aquí y pueden recurrir a nosotros, después de un turno, antes de un turno, cuando sea».

De momento las cifras del balance arrojan algunos datos, una amplia mayoría de quienes llaman, un 60%, son mujeres, los mayores de 65 años son pocos, apenas un 12%, y frente al propósito de servir de apoyo a la población general pero singularmente a los profesionales sanitarios, todavía son pocos y quieren llegar más a ellos. Algo más de un tercio, un 36%, son pacientes que ya eran usuarios de los servicios de salud mental en Asturias. Con el confinamiento mucha atención presencial ha sido suspendida y el teléfono les sirve para mantener el contacto «muchos usuarios son vulnerables a situaciones de estrés y pueden aumentar patologías miedos ansiedad dificultades familiares».

Todos los que se ocupan en este teléfono tienen también una preocupación a largo plazao, la de las secuelas del confinamiento y de los efectos de la epidemia dentro de unos meses o de un año. Y precisamente por eso alertan de que quieren llegar más a quienes lo sufren de forma más directa, los sanitarios.

«Todo el mundo habla de volver a la normalidad pero no sabemos a qué normalidad, qué duelos vamos a tener que afrontar después de esto», destacó Saavedra.