Flórez Lozano: «El concepto de centro geriátrico como algo empresarial está laminado»

MARIA DIAZ OVIEDO

ASTURIAS

José Antonio Flórez Lozano. Catedrático de Ciencias de la Conducta del departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo.
José Antonio Flórez Lozano. Catedrático de Ciencias de la Conducta del departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo.

El catedrático de la Universidad de Oviedo afirma que se ha demostrado la necesidad de más formación en la asistencia a mayores y propone crear equipos multidisciplinares que acudan a los domicilios

16 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Cómo será la Asturias que salga del COVID-19? El coronavirus se ha instalado entre nosotros y nos ha alterado por completo la vida. ¿Cómo saldremos? Cada día asistimos a un recuento de muertos, la pandemia se ha cebado con nuestros mayores, ¿cambiaremos la forma de cuidarlos?, ¿miraremos diferente al otro por miedo al contagio?,¿cambiará el mundo? Vivimos inmersos en un mundo de incógnitas. Para el catedrático de Ciencias de la Conducta del departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo, José Antonio Flórez Lozano, la situación que vivimos y los efectos de la pandemia demuestra que «tiene que haber más formación en la asistencia a mayores». Se requerirá formación de especialistas en geriatría y gerontología, en grados de Medicina, Psicología, Enfermería, Psicoterapia «para lograr más calidad», afirma.

A su juicio, con todo lo ocurrido en estas semanas, «el concepto de centro residencial como algo empresarial está laminado». Por ello, Flórez Lozano considera que «hay que profesionalizar estos centros e implementar a estos profesionales que son capaces de dar lo mejor de lo mejor». Para este experto en temas como el envejecimiento se deben buscar otras alternativas en el cuidado de los mayores «más humanas y más centradas en la persona y en su domicilio». Concretamente, propone crear equipos multicisplinares que vayan a los domicilios y que «la persona en su ciclo vital acabe sin traumas porque para muchas personas es desenraizarse de su origen y de su paisaje».

Soledad dramática

En cuanto a cómo saldrá la generación más afectada por el coronavirus, como les afectará haber perdido a compañeros de residencia, de pasatiempos, señala que sin duda pasará factura. «Habrá personalidades muy afectadas, sobre todo, por la sobreinformación de muertos, hospitales, respiradores, que es un lenguaje muy clínico y traumático. Puede ser otro virus en el cerebro y llevar a la melancolía y a la depresión», explica. Pero aún más, añade, «puede afectar a personas vulnerables en una situación de soledad dramática», lo que puede suponer «un incremento significativo de depresiones, de miedo a la enfermedad y a la muerte».

Mecanismos frente al estrés

En cuanto al resto de la población, de diferentes edades, el catedrático considera que nos recuperaremos sin dificultad. «Dependerá de las circunstancias del propio individuo, pero biológicamente tenemos todos los mecanismos para enfrentarnos a un estrés agudo y crónico», asegura. En ese sentido, apunta que muchas personas «aprenden la lección de la vida de saber vivir mejor, es un impulso a la madurez cerebral, a la inteligencia emocional de la amistad, sencillez, colaboración, de la familia, laboral». Pero advierte que estamos pasando por «un estrés de naturaleza muy intensa, que la sociedad no conocía, porque vivíamos chapoteando en un estado de bienestar que ha sido laminado por la realidad». Frente a ello, nos queda estrechar más los lazos familiares, «nos queda el refugio del amor, el cariño, la amistad». En su opinión, «las oportunidades nuevas serán por un esfuerzo individual mientas que otros volverán a la rutina de antes».