«A los celadores no nos tenían valorados. Ahora el clasismo ha aflorado aún más»

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Diana Hernández
Diana Hernández

Diana Hernández, celadora en el HUCA, denuncia las dificultades que tiene el gremio para que se les faciliten equipos de protección al ser considerados personal de bajo riesgo: «El clasismo de categorías ahora ha aflorado más»

27 abr 2020 . Actualizado a las 22:42 h.

La crisis sanitaria del COVID-19 está generando entre el personal que trabaja en los hospitales infinidad de vivencias, multitud de anécdotas, de experiencias y también de problemas, en buena medida laborales. La falta de previsión de la dimensión que iba a tener esta enfermedad conllevó que al comienzo de la pandemia el personal sanitario se quejara de la falta de equipos de protección. Esa reivindicación la mantiene hoy por hoy el gremio de celadores, que denuncia las dificultades que tienen para que les faciliten equipos de protección al ser considerados personal de bajo riesgo. Y «hay EPIs», asegura Diana Hernández, celadora del HUCA, quien manifiesta que «si a los celadores antes no nos tenían valorados, con la crisis del COVID-19 se nota mucho más por las formas de tratarnos».

Diana Hernández explica que en buena medida el agobio y el cansancio del personal que trabaja como celador es porque «ya vas al trabajo pensando: a ver con quien voy a tener un problema hoy para que me den un EPI», y eso que asegura que el estrés fue mayor en los primeros días de expansión del coronavirus. «Al principio eran días de locura, de no saber por donde te mueves, de miedo a lo desconocido, de miedo a contagiarte…», comenta la misma, que añade a esa tensión «la guerra para conseguir la protección».

Esta celadora, que durante los casi cinco años de trayectoria profesional ha pasado por diversas unidades del HUCA, pone de manifiesto que en muchas ocasiones los celadores están «boca con boca» con los pacientes cuando hay que hacer pruebas, cambios posturales o aseos. «Tosen, tocan con su mano tu cara, etc, y es muy estresante la situación cuando más si hay que hacerlo sin protección», pone de relieve. Diana señala que lo que quiere es «protegerme, proteger a mi familia, a mis compañeros, porque estamos mano a mano todos, pero el clasismo de categorías siempre lo hubo y ahora ha aflorado más». A esto añade que si bien «cada persona tiene una función, todos estamos expuestos», y que si los profesionales sanitarios disponen de un traje azul, «facilítamelo a mí también. No estoy pidiendo nada que no nos corresponda».

Diana Hernández reconoce que últimamente «ha mejorado la cosa», pero que ha sido «a base de quejas porque encargados y sindicatos se están moviendo». Aún así, indica que «todavía hay sitios donde todavía tenemos un poco de guerra cuando todos queremos lo mismo». En su caso dice que en los turnos que ha realizado en Urgencias se ha sentido bastante protegida, pero conoce casos de compañeros que hacen el servicio en alguna UCI y que están teniendo problemas cuando en esas unidades hay «un celador para diez boxes», mientras que al menos hay dos auxiliares y cuatro enfermeras.

«A algún compañero le han dicho que no se quitara el EPI y ha estado un montón de horas con él puesto sin descansar. Yo cuando estuve en UCI estuve encantada, pero te toca un turno particular y te pueden decir que aguantes con el EPI puesto» o, incluso, «como le pasó a una compañera, que tienes que venir meada de casa para que no tenga que quitarse el EPI para ir al baño», señala la celadora. Según añade, «todas estas quejas están presentadas ante quien proceda».

«No es difícil comprender que nosotros también enfermamos, que tenemos familia, hijos y personas mayores a nuestro alrededor, además del compañerismo, porque tú tienes tu EPI pero a mí me das otro porque no hay escasez. Hay EPIs», sentencia Diana Hernández, quien considera que se debería tener una visión de equipo o, en todo caso, «merecemos un respeto porque somos personas», ya que advierte que en no pocas ocasiones se les hace de menos por ser celadores, un trabajo con el que dice «estoy encantada porque me gusta».

«Te dan ganas de abrazar a los pacientes»

Diana Hernández incide en que el «clasismo ha aflorado más» desde el comienzo de la expansión del coronavirus y que eso genera preocupación en el gremio, una preocupación que se añade a las vivencias de cada turno de trabajo. «Llegas a casa preocupada, pensando en las situaciones que te han pasado, que te cuentan… Te acuerdas de los enfermos que te miran y lloran», traslada esta celadora del HUCA, que admite que «está muriendo tanta gente sola que cuando los pacientes te miran, te dan ganas de darles un abrazo». Reconoce que «son pacientes especiales» porque, aunque dice «los celadores no sabemos de la vida del paciente, igualmente sentimos pena e impotencia».

«Nadie estaba preparado para lo que vino y al principio se nos quedó grande, pero intentamos enfrentarlo al doscientos o trescientos por cien. Ante la adversidad hay que sacar fuerzas, porque como te rindas…», deja en suspenso Diana, para quien el objetivo ha de ser «que haya las menos muertes posibles».