¿Aumentaron los daños de la fauna salvaje en el confinamiento?

ASTURIAS

Un jabalí paseando por La Corredoria
Un jabalí paseando por La Corredoria

El Principado detalla los dispositivos desplegados para eludir a lobos y jabalíes durante el Estado de Alarma

25 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En los momentos más estrictos de la cuarentena, en el mes de abril, el extrarradio de las ciudades y pueblos de Asturias pudo parecer realmente un paraíso natural para los animales. Sin apenas movimiento de humanos, con el tráfico reducido a la circulación imprescindible, ni siquiera entonces estaban fijadas aún las franjas para pudieran salir a pasear, cada uno en su turno, los mayores y los pequeños. Si en circunstancias normales, normales de la vieja normalidad, en Asturias no era infrecuente encontrarse a jabalíes atreviéndose a recorrer el asfalto y a lobos acechando ganaderías ¿aumentaron su presencia o ataques durante el confinamiento?

Esta ha sido la pregunta parlamentaria dirigida por la diputada del PP en la Junta General Cristina Vega Morán al gobierno asturiano, en concreto cuestionando si se realizaron controles de daños provocados por la fauna silvestre durante el Estado de Alarma y los procedimientos de gestión de los animales en este periodo. En su respuesta, la Consejería de Desarrollo Rural destaca dos cuestiones principales, la primera que durante el confinamiento, la caza, al igual que una gran parte de las actividades habituales, estuvo prohibida; y la segunda que hay dos tipos de daños ocasionados por la fauna silvestre: por un lado a la cabaña ganadera fundamentalmente por el lobo y, respecto a los cultivos en su mayor parte por causa de jabalíes, venados o corzos. 

El control de los lobos compete a la Guardería del Medio Natural y, según indicó el Gobierno, «durante el Estado de Alarma se han seguido realizando las tareas» de seguimiento de población y evaluación de daños «siempre de acuerdo con las normas de seguridad e higiene y siguiendo los protocolos establecidos».

En lo que atañe a los cultivos, los controles competen a las sociedades cingeticas y, en este sentido, el Principado (que reclamó que se permitira ya desde la fase 2 de la desescalada) afirma que «se dispuso un procedimiento para agilizar los trámites» especialmente en los controles de jabalí con los cazadores y en colaboración con los ayuntamientos.

En concreto, la Consejería detalla que se haibilitaron iniciativas destinadas principalmente a disuadir a los animales de acercarse a los entornos habitados. Y cita que se dio permiso para ahuyentar a los animales con perros en los límites del concejo, además de instalar «comederos disuasorios, vallas o barreras electrificadas por pastor eléctrico» y también se dio luz verde a la realización de aguardos; es decir, que un cazador acompañado de un guarda espere a una determinada pieza de caza en una zona concreta donde se quiere evitar y se espera un daño.

La consejería concluye destacando que finalmente cuando Asturias pasó a la fase dos se incluyó en el decreto su demanda de que se permitiera la caza.