Las bodas en tiempos de coronavirus: sin baile y con mascarilla o posponer a 2021

Carla Vega REDACCIÓN

ASTURIAS

Dos novios en el día de su boda
Dos novios en el día de su boda

Los novios que pretendían casarse en el Principado esta primavera han tenido que reorganizar todo el evento en función del comportamiento del virus

06 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde la llegada del coronavirus a nuestras vidas son muchos los planes que han tenido que cambiar, aplazarse, o incluso cancelarse: viajes, mudanzas, visitas…y bodas. Precisamente estas últimas aún están en el limbo, en tierra de nadie, y los novios continúan sin saber al 100% qué podrán y qué no hacer con respecto al que iba a ser el día más importante de sus vidas. En la gran mayoría de los casos, más que canceladas, están siendo aplazadas. Los más optimistas esperan poder celebrar el enlace en otoño, mientras que otros van sobre seguro y esperar al 2021. Todo esto arrastra a diferentes sectores detrás, que planifican con sus clientes esta nueva realidad. Restaurantes, floristas, fotógrafos o videógrafos son tan solo algunos de los negocios que bailarán al son de las parejas durante los próximos meses.

Los restaurantes, sin saber a qué atenerse

Son los primeros en enterarse cuando una pareja decide cambiar su fecha, y se encargan de ponerse en contacto con ellos para organizar cualquier nueva realidad. Los restaurantes están viviendo un completo giro de agenda, y es que todas las bodas previstas para primavera, y parte del verano, no han podido celebrarse por causa mayor. Ahora deben trabajar para buscar nuevas fechas para todos los novios, y sin embargo tampoco son conocedores de a qué deben atenerse exactamente. El Palacio de la Riega, en Gijón, es uno de los lugares más reservados para bodas en el Principado, y ahora mismo aún están «aterrizando» en esta nueva normalidad. «Se espera que para el mes de julio se publiquen nuevas normativas de cara a la última fase de la desescalada que nos permitan conocer cómo podemos organizarlo todo», explican desde el palacio.

«Estamos llamándonos entre todos los que organizamos bodas para ver si aclaramos ciertos conceptos y saber qué cosas se pueden o no hacer, e informamos a los novios a medida que nosotros nos enteramos. Por el momento, hasta finales de verano u otoño, no tenemos bodas, pero para entonces tenemos que tener muy claro todo. Lo que está en el BOE es genérico para clubs nocturnos, eventos, verbenas… pero no hay una normativa específica para bodas que nos aclare ciertos conceptos, como el tema baile, o la cantidad de invitados, por ejemplo», detallan desde La Riega.

Y es que esos son precisamente dos aspectos que causan preocupación ente los hosteleros. A falta de que se concreten las medidas especificas, el BOPA que regula la nueva normalidad no fija aforo máximo para los establecimientos de restauración, pero exige que se cumplan las medidas de distancia social, de al menos 1,5 metros, y las de higiene. En cuanto al baile, sucede al igual que en las discotecas, por lo que está prohibido. Estas son algunas medidas de seguridad, que se sumarían a otras como la necesidad de llevar mascarilla. A pesar de todas las limitaciones, y aunque todo apunta a que las bodas tardarán en volver a ser lo que eran, los novios se animan a aplazar el evento en lugar de a cancelar.

Fotógrafos y videógrafos, pendiente de nuevas fechas

La fotógrafa Cristina Cañibano también está pasando por un momento en el que la comunicación es clave. Tanto ella como su compañera Lara White realizan reportajes fotográficos en bodas, y se están poniendo en contacto con todos sus novios para encontrar una solución perfecta para cada pareja. «Muchas personas quisieron seguir adelante con las restricciones que fueran porque ellos lo que querían era celebrar su boda y que iban a hacerlo igualmente», explica Cañibano. Como profesionales, comprenden que las circunstancias personales de cada pareja han de determinar qué hacer, y en su caso hay quienes tienen plan B e incluso plan C. Muchos de sus novios que viven en Madrid, o que son sanitarios, han decidido aplazar al año que viene, mientras que esperan poder celebrar su enlace en otoño. 

«Hay quien tiene familia o amigos que vienen de fuera de Asturias o incluso de España, que quieren que esas personas importantes estén en su día, y sin embargo también hay quienes quieren compartirlo con las personas que quieren y que puede que el año que viene no estén, como pueden ser abuelos, o que tienen proyectos de vida en otros sitios y no puedan aplazarlo para el año que viene», argumenta la fotógrafa. Aunque si hay algo que Cristina Cañibano tiene claro es que, una vez todo esto pase, las bodas volverán a ser lo que eran. «Ahora mismo se están planteando cambios por el aforo y pequeños cambios que te limitan en ciertos aspectos, pero cuando todo pase… solo hay que ver las terrazas de los bares», cuenta.

Otro trabajador del sector audiovisual, el videografo Álex Fernández, también está viendo como los aplazamientos se están convirtiendo en lo común. «Actualmente, me quedan seis en pie de las catorce que tenía programadas», cuenta. En su caso, los novios que habían contratado sus servicios prefieren esperar a 2021 para librar los posibles rebrotes de octubre, algo tan comentado desde prácticamente el inicio de la pandemia. Sin embargo, el videógrafo mira más allá de los aplazamientos, y cree que es posible que muchas de las personas que estaban decididas a casarse próximamente, se lo estén replanteando.

«Creo que las parejas que quieran casarse el año que viene, hasta que no vean cómo funcionan las bodas en esta nueva normalidad, no van a empezar a animarse. Una boda es mucho dinero, y creo que al final para la gente que se casa, tener una buena celebración y un fin de fiesta decente, pasándoselo bien, sin restricciones, es algo importante», argumenta Fernández. «Además, si tienes familia fuera ya no te interesa tanto celebrarla ahora. Una pareja con la que trabajo tiene este mismo problema. Él es de aquí, pero la novia es de Madrid, y aplazaron a la misma fecha del año que viene, porque quizás casi la mitad vienen de fuera», explica.

Las flores se marchitan sin adornar ningún altar

María Callado, que regenta una floristería, también ha sufrido los golpes del Covid-19, y no solo con las bodas canceladas. «En primavera, tanto las bodas como las comuniones se cancelaron, y los arreglos funerarios, al no poder acudir a los tanatorios, también se han perdido. Prácticamente todos los puntos de beneficio que se pueden tener en este sector, y mira que dispares son, estuvieron afectados por esto», explica Callado. La florista también quiere dar voz a los productores de flor, que no solo han debido de frenar su producción, sino que han perdido tanto dinero como mercancía, al no poder frenar el desarrollo de las plantas.

«Sus cosechas estaban impresionantes y a finales de marzo, que fue cuando cerramos, siendo toda la flor producto perecedero, se perdió inevitablemente. Es un sector que se ve afectadísimo, el sector de flor y de planta, ya que no puede controlar su producción. Yo una boda puedo postponerla, pero la producción de plantas no. Tienen que cortar si o si, y no lo han vendido porque estábamos todos cerrados, y se ha echado a perder», lamenta la decoradora floral.

María Callado se encarga, además de alegrar las bodas asturianas con sus coloridas flores, de darle ese toque a muchas bodas internacionales. Trabaja en conjunto con una empresaria de California, que organiza bodas en infinidad de puntos del mundo. Durante el tiempo en el que hablábamos con ella para realizar este reportaje, Callado debería haber estado en Marrakech, en una boda organizada para una pareja norteamericana. De esta modalidad de bodas, si que ha visto como una a una se iban cancelando. «España es un destino que se esta poniendo de moda para casarse, pero ahora con esta situación la gente o bien están aplazándolas a bien entrado 2021 o cancelan este plan, dándole totalmente la vuelta a su idea de boda, y se casan en sus lugares de origen por lo civil, haciendo algo pequeño», lamenta.

Por el momento, y con las indicaciones establecidas para este tipo de eventos, parece que las bodas están comenzando a reactivarse. El pasado 29 de mayo se celebraba en el ayuntamiento de Oviedo la primera boda post coronavirus con menos de una docena de invitados, y el 27 de junio una pareja contrajo matrimonio en La Cueva, Piloña, con novios e invitados ataviados con mascarillas. Y aunque esta situación sea ahora una realida, si algo está claro es que para 2021, serán muchas las ocasiones en las que escucharemos el replicar de las campanas, el sonido de las gaitas, y los «¡Viva los novios!» en iglesias y ayuntamientos asturianos.