El registro de testamentos se desploma durante la pandemia

L.O.

ASTURIAS

En Asturias sólo se inscribieron algo más de 5.000 en los seis primeros meses del año

10 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El estallido de la pandemia tuvo un defecto demoledor, que varía en función de el grado de expansión de la enfermedad entre las comunidades, tanto en el número de fallecimientos respecto a la cifra esperada de muertes y también en el número de testamentos registrados en el primer semestre del año. Así lo recoge al menos el Registro de Actos de Última Voluntad, dependiente del Ministerio de Justicia, que en el balance presentado este jueves revela que durante los seis primeros meses del año, tres de años al menos marcados por los contagios del covid-19, en Asturias se inscribieron un total de 5.578.

Se trata de una cifra pequeña. Si bien Justicia no ofrece una estadística que permita comparar semestres, los datos por comunidades puestos a disposición del público en la web del ministerio señalan que en el conjunto de un año, los testamentos que se inscriben en Asturias son un número que casi triplica lo que en esta ocasión se ha registrado en la mitad del año. A finales de 2018, en Asturias se habían registrado 16.080. En el balance correspondiente al todo el 2019, en el Principado se contaban a final del año 15.915.

Ha habido dificultades para registrar los testamentos en una situación en la que las estrictas medidas de confinamiento han resultado un obstáculo insuperables para muchos trámites administrativos. El Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo por sus siglas en inglés) recoge que en Asturias hubo más muertes que las esperadas durante el pico de la pandemia, especialmente entre las últimas semanas de marzo y las primeras de abril, aunque en un porcentaje mucho más bajo que territorios como Madrid donde las diferencias son abismales entre las cifras de muertes registradas y las esperadas en función de los datos de años anteriores.

La tendencia a la caída en el resgistro de últimas voluntades ha sido general en el conjunto del país. Así, según recoge la agencia Efe, durante el primer semestre de este año se registró un descenso del 30 por ciento en el número de testamentos inscritos respecto al mismo periodo de los dos años precedentes.

De todos modos, a pesar de los meses de confinamiento y las restricciones de movilidad impuestas por la pandemia del coronavirus, un total 241.433 personas inscribieron su testamento durante ese periodo, de los que 5.578 corresponden a Asturias.

Cataluña (41.417), Andalucía (38.852) y Madrid (27.362) fueron las comunidades autónomas con más inscripciones, mientras que Melilla (155), Ceuta (265), La Rioja (1.825) y Cantabria (3.074) registraron las cifras más bajas.

La misma tendencia registró el número de testamentos procedentes del extranjero, consulares y militares, -se graban directamente en el Registro de últimas voluntades-, ya que se redujo a 73.

Durante los dos años anteriores las cifras fueron muy similares: en 2019, 692.336 ciudadanos registraron su testamento, frente a los 687.584 que lo hicieron en 2018. Cataluña también fue la comunidad autónoma que más inscribió en esos dos años.

El testamento en la cuarentena

El pasado 15 de marzo, un día después de decretarse el estado de alarma, la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública, del Ministerio de Justicia, dictó una instrucción que contenía las medidas necesarias para garantizar la adecuada prestación del servicio público notarial durante la pandemia.

Así, debido a las restricciones a la movilidad, los notarios solo tenían obligación de atender aquellas actuaciones notariales de carácter urgente, por teléfono o a través de un escrito presentado telemáticamente en la página web del Colegio del Notariado.

El interesado debía acudir personalmente a la oficina notarial en el día y hora indicado por el notario, cumpliendo con todos aquellos medios de autoprotección que garantizaran la seguridad sanitaria.

Sofía Puente, directora general de Seguridad Jurídica y Fe Pública subrayó que «dadas las circunstancias, ni se ha producido el desbordamiento de testamentos que algunos alarmistas anunciaban, ni en absoluto se ha parado el servicio: ha prevalecido la coordinación, el sentido común y la prudencia de los ciudadanos».