Envenenados, con lazos o a tiros: así mueren los osos cantábricos

Carla Vega REDACCIÓN

ASTURIAS

Oso pardo, especie en peligro de extinción
Oso pardo, especie en peligro de extinción Frank Tverran en Pixabay

Un estudio esclarece que la escasa población de este animal en la cordillera se debe principalmente al envenenamiento

05 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La población de osos en la cordillera Cantábrica se ha visto drásticamente afectada en los últimos años, y el ser humano tiene buena parte de la culpa de ello. Un informe elaborado por el abogado David de la Bodega, Carlos Cano, del Programa de Especies de WWF España, y Eva Mínguez¸ técnico superior de gestión y servicios comunes, así lo esclarece. Este trabajo, que lleva por nombre El veneno en España. Evolución del envenenamiento de la fauna silvestre (1992-2020), recoge la actual situación de diversas especies, entre ellas del oso pardo, catalogado ya como especie en peligro de extinción.

En el apartado que se dedica a este animal se afirma que los casos de envenenamiento en la zona afectan de forma crítica a la escasa población, y que la afección es aún más notoria si se suman las muertes por disparo. En total, han sido 41 los osos asesinados entre el 2000 y el 2018 en la Cordillera Cantábrica. Quince de ellos fallecieron víctimas del envenenamiento, y doce a disparos. Les siguen cuatro por haber caído en lazos, dos por atropello, y ocho más por causas desconocidas.

«Esta mortalidad elevada se viene reconociendo como la principal causa de que el oso no se recupere o lo haga de forma muy lenta en la zona oriental, a diferencia de lo ocurrido en la zona occidental. Es imprescindible y urgente incrementar las medidas preventivas y de vigilancia sobre el terreno y mejorar sustancialmente la gestión de la actividad cinegética, al ser el envenenamiento y la caza furtiva las principales causas de mortalidad no natural», especifican los expertos.

En el informe se esclarece que el uso de cebos envenenados es el método más utilizado para matar depredadores a nivel mundial, asociado principalmente a la gestión cinegética y la ganadería. Esta técnica pretende dar muerte a una serie de animales que considera dañinos para el ganado o para las especies de caza y que, en muchas ocasiones, termina afectando a otras especies a las que no iba dirigido.

Aunque este informe, con el respaldo de instituciones como SEO/BirdLife o WWF España, da un paso más allá y no se queda en las meras palabras, sino que pone sobre la mesa soluciones a los problemas que acontecen con diversas especies en todo el país. En el caso del oso pardo, señalan la particularidad de las reservas regionales de caza, recalcando que existe un llamativo número de envenenamientos de oso en la reserva regional de la montaña palentina, en la zona oriental. WWF España solicitó, en enero de 2020, en la información pública del anteproyecto de Ley de caza de Castilla y León, reforzar los sistemas de mejora de la gestión en estos espacios.

Han propuesto que se incorporen a un sistema de gestión cinegética sostenible certificada por tercera parte, con las mayores garantías posibles. «La idea es que la administración impulse una gestión transparente y muestre iniciativas de mejora que sean un ejemplo para toda la sociedad, comenzando, lógicamente, por aquellos lugares con gestión pública, como es el caso de las reservas regionales de caza», detalla este informe anual. Y es que en España, entre 1992 y 2017, se ha confirmado la muerte por consumo de cebos envenenados de 21.260 animales, en un total de 9.700 episodios de envenenamiento. A pesar de estos datos, y con respecto al anterior informe publicado en 2016, se observa un descenso progresivo en los casos detectados de envenenamiento de fauna, que puede estar reflejando el trabajo que durante años se viene haciendo para reducir la incidencia de este delito.

Para realizar este nuevo informe, han solicitado a cada comunidad autónoma una petición de información ambiental sobre los datos relativos a los casos de veneno registrados entre 2013 y 2017. Tras la evaluación de estos, se determina que Andalucía destaca sobre el resto en cuanto a mejoras en protección de la fauna salvaje, mientras que en el otro lado se encuentra Castilla y León, con el mayor número de casos. Del resto de las comunidades, ninguna roza aún el aprobado, si bien hay seis que se acercan, siendo más preocupante que diez de ellas estén en el grupo de mayores carencias. En base a esto, los expertos consideran que sería interesante conocer una evolución más detallada de la evolución de la mortalidad por especies y comunidades autónomas, comparada con indicadores poblacionales regionales, aunque esto deberá ser objeto de un estudio más detallado.