3.350 euros de sanción por acosar a una vecina con mensajes y llamadas durante un año

La Voz

ASTURIAS

Juzgados de Oviedo.
Juzgados de Oviedo.

La víctima sufre inseguridad y estrés y ha llegado a recibir asistencia médica por una crisis de ansiedad.

16 sep 2020 . Actualizado a las 12:30 h.

El acusado de un delito de acoso por hostigar a una vecina con el envío de mensajes y llamadas anónimas durante un año pagará una multa de 1.350 euros y una indemnización a la víctima de 2.000 euros, después de que este miércoles alcanzara un acuerdo con la Fiscalía que le ha conmutado la pena de 20 meses de prisión tras reconocer los hechos.

La Fiscalía ha acordado hoy la sustitución de la pena de prisión que interesaba inicialmente por el pago de la multa, ante el reconocimiento explícito de los hechos por parte del acusado y ante su intención de reparar el daño causado a la víctima, según han informado a Efe fuentes del Ministerio Fiscal.

La juez de lo Penal 3 de Oviedo dictará una sentencia de conformidad donde se aplicará, siguiendo el criterio fiscal, la agravante de reincidencia y la atenuante de reparación del daño, al haber consignado el acusado el pago de 1.500 euros previamente a la vista oral.

El acusado ha admitido así que comenzó a hostigar a su vecina, en 2016, procurando mantener oculta su identidad, bajo el pretexto de un supuesto enamoramiento, e introducía en su buzón varias misivas anónimas donde le decía que le gustaba y que el suyo era un amor no correspondido.

El acusado pasó a enviarle cartas selladas anónimas, donde le transmitía que «la tenía controlada», pues le decía qué pendientes llevaba, cómo llevaba el pelo o tenía pintados los labios y posteriormente llamó a su trabajo e intentó conseguir su contacto.

Para tratar de identificar al autor, la víctima y una compañera llamaron desde el teléfono de esta última al número que había utilizado el acusado y él, creyendo erróneamente que el teléfono era de su vecina, se dedicó a partir de ese momento a realizar constantes llamadas a ese dispositivo y a enviar mensajes a través de la aplicación WhatsApp, en ocasiones hasta 30 diarios.

Finalmente, la víctima y su compañera bloquearon el número del acusado, que entonces empezó a mandar constantes mensajes vía SMS y a utilizar otros números de teléfono distintos.

Tras identificarle, la víctima acudió a un bar que él frecuentaba y le dijo terminantemente que la dejara tranquila, pero ese mismo día el acusado subió a la red social Facebook varias publicaciones en las que decía que estaba enamorado de ella, aportando datos de la ropa que ella solía vestir, dándole con ello a entender que seguía teniéndola controlada en sus movimientos.

Además, según la Fiscalía, subió un video del establecimiento donde ella trabajaba, con referencias a su vida sentimental.

El acusado mantuvo esa conducta hasta enero de 2018, lo que generó en la víctima inseguridad, estrés y ansiedad, llegando a recibir asistencia médica el 11 de enero por una crisis de ansiedad.