El reivindicativo discurso de Rodrik: se pregunta por qué la Unicef no es tan poderosa como el FMI

La Voz

ASTURIAS

El economista, premio de Ciencias Sociales, pone a la pandemia como ejemplo «devastador» de cómo se priorizan intereses sobre personas

16 oct 2020 . Actualizado a las 20:27 h.

El economista Dani Rodrik, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2020, considera que es factible idear una globalización que ayude a las sociedades a gestionar sus desafíos tanto económicos como no económicos, dejando de lado el nativismo visceral y la xenofobia.

La cuestión a la que se enfrenta actualmente la sociedad no es si debe irse a una mayor o menor globalización, o si se está a favor o en contra de ella, sino «saber a quiénes se debería tener en cuenta mientras definimos quiénes conforman ese nosotros», ha señalado Rodrik (Estambul, 1957) en un mensaje grabado con el que ha querido estar presente en la entrega de los Premios Princesa que han presidido hoy en Oviedo los reyes Felipe y Letizia.

Para este profesor de economía política en Harvard, experto en globalización y considerado uno de los cien economistas más prestigiosos del mundo, la actual pandemia en sí «es un ejemplo devastador de lo sesgadas que estaban las prioridades de los diseñadores de la globalización».

Para Rodrik, las reglas globales priorizan los motivos económicos y comerciales, pero también podría haberse construido una globalización de la salud pública, destinada a prevenir y mitigar las pandemias a través de bienes públicos globales tales como sistemas avanzados de alerta, investigación médica o vacunas.

«Podríamos haber construido un régimen ambiental global, abordando el cambio climático a través de políticas de descarbonización y transferencias adecuadas de recursos al mundo en desarrollo», ha añadido, antes de advertir de que también se podría haber hecho a organizaciones internacionales como la UNESCO o la UNICEF tan importantes y poderosas como el FMI, la OMC y la OCDE.

Tras advertir de que el jurado del Premio Princesa destacó que su trabajo aborda la cuestión de cómo se puede hacer que la globalización sirva a la sociedad, Rodrik ha destacado que en las últimas décadas la globalización se ha convertido en un fin más que en un medio.

Así, ha apuntado, en lugar de preguntarnos cómo diseñar acuerdos económicos internacionales para que cada nación pueda disfrutar de los frutos de la prosperidad y la seguridad económica inclusivas, nos hemos preguntado qué debería hacer cada nación para fomentar el comercio y las finanzas internacionales.

La derecha y la izquierda se han mostrado de acuerdo en que la globalización era inevitable y solo discreparon sobre los detalles de lo que cada nación tiene que hacer para prepararse para ella, pero, en ambos casos, «fuimos nosotros los que nos ajustamos a las fuerzas económicas globales, y no al revés», ha afirmado.

«Es como si la globalización nos cayera del cielo ya formada e incontrolable», ha subrayado antes de aclarar que todos los aspectos de la globalización, como los acuerdos comerciales y las regulaciones bancarias que la moldearon, fueron ideados por grupos de interés particulares y que los bancos, corporaciones y tecnócratas que la lideraron fueron «los grandes beneficiados».

Rodrik, que no pudo trasladarse hasta la capital asturiana para recibir el galardón, ha mostrado su «profundo agradecimiento» por el premio que, considera un reconocimiento a que la globalización que el reclama «es realmente factible». EFE