Por qué las curvas del coronavirus de la primera y la segunda ola no son comparables

Carmen Liedo REDACCION

ASTURIAS

Pacientes en el exterior del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA)
Pacientes en el exterior del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) Alberto Morante

De haberse aplicado los mismos criterios, la incidencia de los inicios «sería entre ocho y diez veces más alta de lo que fue», indican en la Plataforma de Bioestadística y Epidemiología de Asturias

08 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La Plataforma de Bioestadística y Epidemiología de Asturias hace públicos cada día los gráficos que reflejan la tasa de incidencia diaria de la covid-19, la incidencia acumulada de los últimos 14 días y las hospitalizaciones de casos confirmados de coronavirus por PCR. A simple vista, las curvan reflejan que la segunda ola de contagios está siendo mucho mayor a tenor de lo disparadas que están las líneas. Sin embargo, esas curvas «no se pueden comparar directamente» y hay una explicación.

Patricio Suárez Gil, coordinador de la Plataforma de Bioestadística y Epidemiología del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA), señala que los criterios establecidos en esta segunda fase han variado respecto a los de marzo y abril. En concreto, se refiere a que entonces sólo se diagnosticaban y computaban los casos moderados y graves porque era a los que se les hacía prueba PCR. «Al resto de gente con síntomas leves no se les hacía PCR porque no había capacidad para hacerla, con lo cual no aparecen en las estadísticas», indica.

El cambio, por tanto, está en que ahora se hacen pruebas PCR a cualquier persona con síntomas e, incluso, a personas sin síntomas que dan positivo o a contactos de casos asintomáticos. Es decir, que en marzo y abril se hacían menos cantidad de este tipo de pruebas que en la actualidad.

Teniendo en cuenta esto, Suárez Gil apunta que si se hubieran aplicado los mismos criterios y se hubieran reflejado todos los casos en la primera ola, «la curva sería entre ocho y diez veces más alta de lo que fue». «El protocolo de actuación es diferente. Antes la prioridad era atender los casos más graves, mientras que ahora desde atención primaria se pueden pedir PCR si un paciente tiene fiebre o tos. Esto no ocurría en marzo cuando la persona con síntomas se quedaba en aislamiento y se le hacía seguimiento», asegura.

Retardo en la curva de ingresos en la UCI

«Estamos midiendo cosas diferentes, por lo que no se pueden comparar las fases», manifiesta el coordinador de la Plataforma de Bioestadística y Epidemiología que indica que hay diferencias hasta en la forma de hospitalización. «El aumento de los ingresos va por detrás del aumento de la incidencia, el aumento de ingresos en la UCI se da después del aumento de las hospitalizaciones y a eso sigue el incremento de los fallecidos. El proceso es así», expone Patricio Suárez, que matiza que en la primera ola de la pandemia era más habitual que hubiera gente con COVID-19 que ingresara directamente en la UCI. «Ahora eso no es lo habitual, sino que primero están en planta, se les complica la infección y acaban en la UCI. Eso es lo que explica que la curva de ingresos en esta unidad vaya con retardo», explica.