«Sin un apoyo real desde las instituciones, la cultura en Asturias no puede crecer»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Celia Viada Caso
Celia Viada Caso

«La Calle del Agua» es el primer largometraje de Celia Viada Caso. El documental recupera en el Festival Internacional de Cine de Xixón la figura de Benjamina Miyar, pionera de la fotografía asturiana que padeció la represión franquista

25 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La Calle del Agua es el primer largometraje de Celia Viada Caso (Madrid, 1991), graduada en Antropología y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Goldsmiths de Londres y Máster de Documental de Creación en la UPF de Barcelona. La película cuenta la vida y recupera del olvido la figura de Benjamina Miyar, de Corao, pionera de la fotografía asturiana que padeció la represión franquista. El premio OpenEcam Work-in-progress en el FICX 2019 le permitió disponer durante año y medio de las instalaciones de la de la Escuela de Cine de Madrid.

--La Calle del Agua cuenta la vida de Benjamina Miyar. Una vida, nunca mejor dicho, de película.  Fue una fotógrafa pionera, relojera, encarcelada en varias ocasiones por su militancia política de izquierdas… ¿cómo descubre a la apasionante, pero muy olvidada, vida de esta mujer?

--Se la nombra en libros sobre la Guerra Civil en Asturias. Hay uno en concreto, que se titula los Luchadores del Ocaso, en el que se habla de ella y hay referencias en diferentes bibliografías. En una de estas pasadas me mencionaron su nombre y me llamó la atención que fuera de Corao. Luego comencé a tirar del hilo y a construir su historia como si fuera un puzle.

--Más que un documental al uso, con testimonios o entrevistas, La Calle del Agua propone un diálogo con la propia Benjamina Miyar a través de sus fotografías y la narración en off, ¿por qué se decantó por esta manera de contar su historia?

--Empecé haciendo entrevistas a la gente de Corao que la conoció, tuvo trato con ella y quería hablar. Fueron esas entrevistas las que me dieron la pista de no ir al documental al uso. Y es que estamos hablando de casos de gente muy mayor, que en ocasiones se contradecían o se iban por las ramas… eran testimonios que, quizá, para hablar de la vida de esta persona cinematográficamente no aportaban tanto. Me di cuenta con esos testimonios que en esta historia siempre iba a haber un vacío muy grande y un montón de cosas que no iba a saber. Se trataba de contar la historia desde lo que desaparece y se olvida tras la muerte de una persona. Una mujer que, además, no ha dejado descendencia.

--La Calle del Agua comienza con una frase: Aquí siguen existiendo historias pequeñas, las que ya no se cuentan ¿Cree que hay aún muchas Benjaminas en Asturias y España esperando a ser reivindicadas o redescubiertas?

--Probablemente sí. La Calle del agua es una más de esas historias que van apareciendo de aquellos años. Ya fuera artista o no. En este caso es interesante que fuera fotógrafa por lo que aporta a la historia del lugar y la memoria colectiva. Pero sí, hay muchas historias que se han perdido y que se van a olvidar y están ahí por ser descubiertas. De mujeres, que han sido siempre las más negadas por la historia, pero también otras pequeñitas. En cada casa hay una historia fascinante, si miramos un poco atrás

--Precisamente en el documental se destaca que la mayor parte de los negativos de Benjamina acabaron en el río tras su muerte, ¿Cómo de complejo fue el proceso de documentación a la hora de recuperar su figura?

--En Corao, el historiador Paco Pantín ya hizo una gran labor de documentación. Había recuperado bastantes testimonios para hacerse una idea de la vida de Benjamina. Ya se había encargado de digitalizar muchas fotos que fue pidiendo, una a una. Había un trabajo gigantesco ya hecho por Paco. Ya tenía algo a lo que agarrarme. Lo que hice fue aprovechar todo ese material disponible a través de la asociación cultural Abamia y llevarlo a otro lugar. Al mismo tiempo, yo seguí encontrando más material que había en la calle del agua, como los daguerrotipos que aparecen en un momento dado. Todo esto se encontraba en su casa. También hallé material en el Archivo Histórico de Asturias y en el Museo del Pueblu d’Asturies. Por otro lado fue una labor de ir grabando por Corao, sentir el lugar, su ambiente y averiguar dónde estaba esta historia hoy.

--¿Cómo describiría a Benjamina, tras este proceso de investigación sobre su figura?

--Fue una mujer que, a pesar de todo, era libre. Siempre vivió como quiso e hizo lo que ella quiso. No llegaron a doblegarla, incluso metiéndola en prisión y sometiéndola a torturas. El olvido fue la última de las condenas a la que fue sometida, pero, aún así, ella fue una mujer fiel a sí misma y muy libre. Ahí estaba todo lo que más me interesaba.

 --¿Qué ha supuesto para usted este año de pandemia?

--Aquí estamos temblando en muchos sectores y la cultura es uno de los que está pasándolo bastante mal. Yo quiero decir que esta película la he hecho con un presupuesto muy bajito. Ha sido un trabajo muy intenso, de muchísimas horas en las que no he cobrado, ni tampoco la persona de montaje que ha colaborado conmigo. Ha sido un poco como ese mito del amor al arte. No me arrepiento de nada, pero el contexto ha hecho que avance más. La película avanzó realmente en cuarentena. Ahí me enfrenté realmente a las imágenes con una montadora con la que tuve que dejar de trabajar. El hecho de que este verano no se pudiera viajar, a su manera, también ha ayudado. Ha habido factores que han favorecido a la película en cuanto al tiempo. Pero para el resto la pandemia ha sido algo muy negativo, ya que estamos todos viviendo un año trágico.

--Obviando lo que ha sucedido este 2020, ¿cuál cree que es el estado de salud del audiovisual asturiano?¿Se puede hablar de una ‘escena’ como tal o sería necesario más apoyo a los creadores?

--Con o sin coronavirus hay que apoyar lo local. Aquí falta un poco de eso. Yo volví hace un año y medio y tampoco tengo una opinión tan formada acerca de lo que ocurre en Asturias. Lo que sí me da la impresión es de que se habla de un cine o mirada asturiana en construcción, pero sin un apoyo real desde las políticas culturales y las instituciones no puede crecer, a pesar de que hay mucha gente con muchísimo talento: jóvenes, asturianos que emigramos y ahora estamos volviendo… pero nos lo ponen muy difícil.