«En enero volveremos a cerrar, aunque esto ya es un cese encubierto»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

David Barroso, dueño del bar La Mina, preparando todo para reabrir las puertas de su local
David Barroso, dueño del bar La Mina, preparando todo para reabrir las puertas de su local

Hosteleros de Asturias reabren hoy sus locales con el miedo a los efectos de la tercera oleada y el convencimiento de que su único objetivo a día de hoy es el de «minimizar las pérdidas»

14 dic 2020 . Actualizado a las 11:52 h.

Hoy vuelven a abrir sus puertas muchos locales de restauración y hostelería en el Principado, tras la relajación de las restricciones impuestas por el Principado. Son muchos, sin embargo, los establecimientos que se han quedado por el camino. Los supervivientes retoman la actividad con firmeza, pero con prácticamente la certeza de que esta reapertura será un paréntesis de, con suerte, un mes antes de que la tercera oleada de la COVID 19 les fuerce a echar de nuevo el pestillo.

Gustavo González es el propietario del bar ovetense Montecristo. Este hostelero abría esta misma mañana la verja de su bar del barrio de El Cristo con la ilusión de la vuelta a la carga, pero también con la lógica incertidumbre de lo que puede suceder en los próximos meses e, incluso, semanas. Reconoce que «tras los últimos retoques en la cafetería parece que todo está en su sitio». «Nunca pensé que tendría tantas ganas de volver a trabajar», bromea.

Quiere creer que de esta «va a ir la vencida» y solo desea que los hosteleros vuelvan a «ser útiles a la sociedad y no una panda de propagadores de malos virus». Lamenta, no obstante, que «muchos colegas lo van a tener bien jodido», ya que «la criba ha sido grande».

Gustavo González, propietario de la cafetería ovetense Montecristo, justo antes de abrir su puerta
Gustavo González, propietario de la cafetería ovetense Montecristo, justo antes de abrir su puerta

Fernando Neira, dueño de la cervecería Morrison, en la calle gijonesa de Marqués de Casa Valdés, también reabre hoy su negocio. «No lo hacemos como quisiéramos, pero la situación y las medidas decretadas hacen que abramos con muchas limitaciones», indica. Recuerda que hosteleros como él han acatado «en todo momento lo que se pidió para contribuir con lo que el Gobierno dispuso como medidas de control de la pandemia». Lo hicieron, a su juicio, «sin el apoyo de ellos a nivel ayudas, exoneraciones de pagos o, simplemente, un gracias por el esfuerzo».

Insiste en apuntar que los hosteleros apoyan y reconocen «siempre la labor sanitaria y nos solidarizamos con cada uno de los implicados en esa materia». En su caso vuelve «diferente», con un local, de momento, «sin billar, futbolín ni diana; con mesas a 2 metros de distancia una de otra como se nos pide en esta nueva reapertura; sin atención en barra, con el sistema de ventilación y recambio de aire en perfecto funcionamiento. Y con todo lo ya agregado anteriormente, como alcohol en gel, desinfección...».

 También, «lamentablemente», esta reapertura se produce aún «con empleados en ERTE». «Volvemos con muchas responsabilidades y seriedad, por lo que la situación demanda Pero sobre todas las cosas volvemos con mucho rock and roll», afirma.

David Barroso, propietario del bar La Mina, en la calle Santa Lucía de Gijón, destaca que esta reapertura supone «una situación extraña, porque parece que nos dejan volver un poco para contentar a parte del sector que tenía ganas de abrir, a pesar de los datos sanitarios».

Vuelve con «tres mesas dentro y dos en terraza. Ahora mismo puedo tener a doce personas dentro del bar, y eso si te cuadran con respecto a las personas que vienen». Reconoce que «volver así no es rentable si van a mantener los gastos fijos al 100%, pero mientras sean estas las reglas del juego habrá que acatarlas y pensar en que lo que se puede hacer es minimizar las pérdidas y poco más».

Considera que «por parte de la gente que manda no hay ganas de legislar y hacer lo que países vecinos como Francia y Alemania». David Barroso no puede contar con su camarero en esta reapertura. «Antes de que nos cerraran de nuevo lo había tenido que mandar al ERTE, porque con el recorte de horas era inviable mantenerle», indica.

Y es que «los ERTEs empiezan a costar ya un tanto por ciento de la Seguridad Social, por lo que nos recortan por algo que nos están impidiendo ellos hacer». «Yo, sin trabajar, he pagado cuatro meses de alquiler a la SAREB, lo que supone casi 5.000 euros», añade. En una época de tan pocas certezas como la actual, la única cosa que da por segura este hostelero no es precisamente positiva. Y es que no duda que en enero la tercera oleada traerá consigo un nuevo cierre. «Me baso un poco en lo que pasó en EE UU después de Acción de Gracias, ya que a los 15 días tuvieron el máximo histórico de toda la pandemia», resalta. Cree que «entre el 10 y el 15 de enero haremos pico y cerraremos, aunque esto ya es un cierre encubierto».

Manuel Ojeda, dueño del bar y vinatería Calecho, en la calle Enrique III de Gijón, reabre «sin la barra y con dos mesas en vez de las cuatro de antes». En su caso, en la terraza no ha perdido tantas mesas «porque el local de al lado está cerrado y el dueño ha dado permiso» para ocupar parte de su espacio. Eso sí, reconoce que «dentro es una ruina» la pérdida de plazas impuesta por las normas de lucha contra la COVID 19.

En este local, en el que se emplean él y su mujer, acude mucha gente tradicionalmente a ver los partidos de fútbol, algo que, lógicamente, habrá que dejar aparcado hasta que lleguen tiempos mejores. Manuel Ojeda indica que, en circunstancias normales, las horas de más facturación para este establecimiento son «las que van entre las 20 de la tarde y la 1, los fines de semana», por lo que las restricciones horarias también suponen una merma significativa.

Cree que esta reapertura, anunciada «con unas tasas de positividad que aún eran superiores al 5%» se da «por las presiones de la patronal». En este sentido, no tiene duda de que tras las navidades «se van a ver los resultados de las reuniones, cenas y comidas», lo que redundará en una inevitable tercera oleada y un más que probable nuevo cierre de la hostelería.

Considera que la «criminalización» que se ha dado con este ámbito de actividad no se ha reproducido en otros muchos sectores en los que se están produciendo incumplimientos. Solo pide que «ayuden de verdad a la hostelería», si, como se teme, la tercera oleada de la pandemia fuerza a un tercer cierre del sector en Asturias y España.