Así ha cambiado de chip el HUCA, el gran tractor sanitario de Asturias

Carmen Liedo

ASTURIAS

Personal sanitario del hospital Huca de Oviedo en mayo del 2020 agradeciendo los aplausos recibidos por su trabajo para atajar la pandemia del coronavirus.
Personal sanitario del hospital Huca de Oviedo en mayo del 2020 agradeciendo los aplausos recibidos por su trabajo para atajar la pandemia del coronavirus. Alberto Morante

Luis Hevia, gerente del área sanitaria IV, explica las claves de la reorganización ante la pandemia y el ejemplar comportamiento de la plantilla

03 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La pandemia de la Covid-19 que se ha vivido durante la mayor parte de 2020 ha puesto a prueba casi todo (por no decir todo) lo que se podía poner a prueba en los ámbitos personal y profesional de la gente, nos ha puesto a prueba como sociedad, en lo político, en lo económico, en lo educativo, en lo cultural pero, sobre todo, a puesto a prueba a la ciencia en la búsqueda de una vacuna y al sistema sanitario, que el pasado marzo tenía que afrontar la expansión del coronavirus de improviso y con la incertidumbre de cómo sería su evolución. Un sistema sanitario que desde que empezara a propagarse el virus ha tenido que irse reinventando, ajustando y reorganizando para mantener un servicio de calidad, no sólo a los pacientes con coronavirus, sino a toda persona que necesitara atención no demorable. 

Luis Hevia, gerente del área sanitaria IV, a la que está adscrito el HUCA y el hospital Monte Naranco, además de centros de atención primaria, ha sido una de las personas que ha estado en primera línea de gestión de la pandemia, tomando decisiones y reestructurando todo el espectro asistencial del área que más presión sanitaria está soportando desde hace diez meses. Él repasa y cuenta cómo ha sido vivir la pandemia desde dentro organizativamente hablando, y es que en las primeras semanas «hubo que cambiar toda la organización ante algo tan devastador».

Hevia explica que la eclosión de la pandemia en Asturias y en área sanitaria que dirige se produjo el 29 de febrero con el ingreso de la primera persona con Covid-19. «En aquel momento el planteamiento era distinto en cuanto a organización porque no se planteaba que hubiera muchos casos», comenta el gerente. Así, lo que se hizo fue utilizar la unidad de alta seguridad que se había confeccionado para casos de ébola y que tenía capacidad para dos pacientes. En aquel momento no se le pasó por la cabeza que en el HUCA podrían tener, como ha sucedido en esta segunda ola, 500 pacientes ingresados con Covid, cien en la UCI intubados y con respiración asistida por la gravedad con la que ha atacado a algunas personas. Por tanto, resume que la evolución de la pandemia «ha pasado por todos los niveles de expresión en las dos oleadas» que ya ha sufrido Asturias.

Solvencia en la fase diagnóstica

Una potencialidad que considera que se ha tenido en Asturias es haber sido resolutivos en la fase diagnóstica con la realización de pruebas PCR, unas pruebas que ya se realizaban en el laboratorio del HUCA para la detección de la gripe. «Esa solvencia se ha demostrado muy útil», señala Luis Hevia, que añade que fue «una herramienta clave para entender cómo acometer la primera oleada con garantías, porque en cuatro horas se daba respuesta». La evolución es que se pasó de realizar unas 100 PCR diarias en momentos álgidos de epidemias de gripe a hacer 4.000 diarias para detectar positivos de Covid-19. «El tiempo de respuesta es para destacar. Reportar resultados en cuatro horas ha sido una de nuestras mayores fortalezas», destaca.

En relación con esto destaca la relevancia que ha tenido el servicio de Urgencias porque «inicialmente no había rastreadores» y era el personal de ese servicio del HUCA el que comunicaba el resultado.

Un aspecto en el que incide el gerente del área sanitaria IV es que en el HUCA en aquellas primeras semanas críticas en las que se iban confirmando e ingresando a los positivos con peor pronóstico «nunca hubo escasez de material, sino racionalización del material» y que eso permitió dar los equipos de protección individual adecuados a cada unidad. A partir de ahí, explica que «lo que se determinó por parte de la consejería de Salud fue establecer un sistema para no tener dificultad de abastecimiento y contar con una reserva estratégica de material», por lo que asegura que «todos los profesionales han dispuesto de los EPIs».

El gerente del área sanitaria IV recuerda que aunque durante 25 días dejó de haber nuevos positivos en la región, lo cierto es que desde que empezara la pandemia siempre ha habido un número de enfermos por coronavirus que atender porque «El HUCA fue el único hospital que mantuvo unidades Covid ininterrumpidamente desde el momento inicial de la pandemia hasta la actualidad». Así, pone de relieve que en todos estos meses ha habido que ir modulando la organización para pasar de una dotación inicial de seis UCIs y dos unidades de reanimación a tener nueve UCIs. «Hemos tenido la capacidad para crear nuevos puestos de críticos con ventilación mecánica», comenta Luis Hevia, que añade que de los 162 puestos de críticos que se habilitaron se llegaron a utilizar 97 sólo con pacientes Covid.

A esto añade que en los hospitales que gestiona, el HUCA y el Monte Naranco, «nunca suspendimos toda la actividad quirúrgica, aunque sí la demorable». Afirma que en todo momento se ha intentado atender a los pacientes no Covid trabajando con previsión «por ser complejos de referencia». De hecho, destaca el «servicio ejemplar» que en todos estos meses ha prestado el hospital Monte Naranco, que llegó a tener tres plantas destinadas a infectados con coronavirus. «Estamos orgullosos del trabajo que se ha desarrollado allí, porque en proporción, ha superado una carga tremenda».

Organización engrasada en la segunda ola

Luis Hevia reconoce que con la contención del virus que se hizo durante el verano, la previsión no era una segunda ola tan potente. Sin embargo, apostilla que «nos cogió con la organización engrasada» y que eso les permitió tener «capacidad de respuesta asistencial sin quemar puentes». En el único sentido en el que apunta haber tenido limitación fue en la contratación de personal de enfermería porque la bolsa se quedó vacía, razón por la cual hubo que realizar una minuciosa labor de reorganización de ese perfil de profesionales sanitarios para cubrir necesidades. «Fue necesario movilizar desde otros hospitales y es de agradecer el apoyo que nos prestaron desde el resto de centros».

La solidaridad resalta que también se ha dado enormemente entre el personal médico, que, señala, ha tenido que realizar duras guardias para mantener la contingencia y la atención a los pacientes. También entre los distintos servicios, y es que asegura que hubo áreas cuyos profesionales contribuyeron a reforzar la atención a pacientes Covid o a atender a otros enfermos que llegaban, por ejemplo, por accidentes. «Hematología, nefrología, cardiología, médicos de atención a críticos pediátricos o anestesistas. Todos se sumaron a atender». Así, Hevia se decide a sacar, incluso, una lectura positiva y señala que «dentro de lo que ha sido esta mala experiencia, la pandemia ha servido para cohesionar a la plantilla y hacer un gran equipo». A eso contribuyó también el que desde la organización se plantearan reuniones semanales con los responsables de los distintos servicios para compartir información «siempre manteniendo todas las medidas de seguridad». A su entender, esas reuniones sirvieron para que todos supieran de las dificultades de los demás, «por lo que ese modelo de participación favoreció el entendimiento cuando hubo que reorganizar. No hemos tenido que imponer nada, todo el mundo era copartícipe».

Lo que quiere poner de relieve el gerente del área sanitaria IV es que la pandemia de la Covid -19 ha obligado «a adaptar las facetas más inverosímiles y a reorganizar todo el sistema sanitario», incluso a «duplicar y a triplicar servicios» para atender a pacientes Covid, a los no Covid y a los que teniendo una prueba PCR negativa presentaban síntomas. «Ha sido un reto organizativo», precisa Luis Hevia, que manifiesta que ha habido que hacer «un repaso profundo de todos los procesos asistenciales para adaptarlos» a la realidad que se estaba vivienda, «una reingeniería global de procesos que nos ha llevado a todos por delante y nos ha obligado a cambiar el chip». Es por ello que confiesa que la sensación a estas alturas es «que han pasado 40 años y esta pandemia ni siquiera llega al año».

Inmunización, una fase «ilusionante»

Aun así, Luis Hevia mantiene el pulso a la Covid -19 y ahora que la segunda ola remite plantea «recuperar la actividad quirúrgica y las consultas», además de tener planificada la vacunación contra el coronavirus. Su «meta» es llegar a las 92 residencias geriátricas del área IV y vacunar a 10.000 personas en diez días. Y es que después de lo pasado en los meses anteriores, señala que «trabajar para inmunizar es una fase ilusionante y gratificante» que contrarresta el que considera el día más duro psicológicamente hablando, que fue «aquel 11 de marzo en el que tuvimos el primer fallecido por Covid en el HUCA». Añade que «nos dejó muy impactados porque fue el comienzo de la pesadilla y ahí nos empezamos a dar cuenta de lo que se nos venía encima». No obstante, recuerda que fue un momento muy esperanzador cuando una mujer de 52 años salió de la UCI tras superar el coronavirus. «Era la visualización de la esperanza», recuerda, porque se demostraban que «había capacidad para salvar vidas, y eso era un acicate para trabajar duro».

Respecto a esta segunda ola de la Covid -19, el gerente traslada que pese a su virulencia tenían a favor «un mayor conocimiento de la enfermedad, ya sabíamos cómo se comporta y cuál es el tratamiento más adecuado». Aun así, resalta los números tan elevados que ha dejado de contagiados, fallecidos o ingresados. A modo de ejemplo, pone los casos que llegó a haber simultáneamente en la UCI. Mientras que en la primera oleada fueron 59 los pacientes críticos. En la segunda ola la cifra casi se duplicó al contabilizarse 97. «Ha tenido un mayor impacto en términos numéricos», apostilla.

En el ámbito personal y profesional, Luis Hevia espera no volver a tener retos de esta magnitud porque «aunque mantenemos la motivación porque vemos la luz al final del túnel con la vacuna, ya se acusa el cansancio. Esperemos que lo peor ya haya pasado y que con la inmunidad seamos capaces de contener este virus», desea el gerente del área sanitaria IV, que apunta también que quienes están vinculados al ámbito sanitario «psicológicamente sabíamos que iba a haber un remedio médico en el medio plazo». Por tanto, asegura que afronta esta nueva fase de la pandemia «con mucha ilusión y ganas de liderar este reto organizativo». 

No obstante, antes de concluir y consciente de que puede surgir algún repunte, Luis Hevia pide «corresponsabilidad a la población» para que el impacto de la Covid sea mínimo mientras se acomete la inmunización.