La vacunación del presidente del Montepío: «No hay nada que esconder»

La Voz REDACCION

ASTURIAS

El grupo recuerda que Juanjo Pulgar, como administrador de la residencia de Felechosa, es contacto estrecho por acudir de manera rutinaria cada semana para reunirse con trabajadores y residentes

25 ene 2021 . Actualizado a las 14:12 h.

La imagen que abre estas líneas, en la que puede verse al presidente del Montepío de la Minería Asturias, Juanjo Pulgar, recibiendo la primera dosis de la vacuna de Pfizer, fue publicada el pasado 30 de diciembre, tres días después de iniciarse la campaña de vacunación en España, en el perfil de Facebook de la propia mutualidad. Desde entonces, su vacunación ha sido cuestionada y, para zanjar lo que se considera una «polémica falsa y falseada», Montepío ha emitido un comunicado explicando que Pulgar, como administrador de la residencia de mayores que el grupo tiene en Felechosa, «acude de manera rutinaria cada semana» a estas instalaciones, manteniendo reuniones de trabajo con trabajadores y residentes y siendo, por tanto, contacto habitual en el colectivo del centro como también lo es el personal vinculado a servicios como limpieza, de trabajo social y mantenimientos y servicios externalizados, «pero de flujo semanal continuo».

Por ello, y atendiendo a la Estrategia de vacunación de las personas residentes y trabajadores/as de los centros residenciales de mayores, se explica que su inoculación estaba justificada en el criterio de protección de los residentes, que supuso vacunar en su momento a todo el personal de las residencias como la de Montepío, cuya movilidad exterior les confiere un papel de posibles agentes de transmisión del virus.

Desde Montepío también se recuerda que, aunque Pulgar fue en otra época secretario de Organización del SOMA, en la actualidad no tiene responsabilidades políticas ni es cargo público y se explica cómo fue el procedimiento para iniciar el proceso de vacunación en la residencia de Felechosa, anunciando asimismo que se adoptarán «las medidas legales necesarias para llegar hasta el final de esta campaña de desprestigio perfectamente orquestada y lanzada por perfiles con una orientación política muy concreta».

Respecto a cómo fue el procedimiento, se indica que «cuando el área sanitaria VII traslada en diciembre el aviso del inicio de este proceso, solicita la información de todas las personas que acceden y trabajan a diario o con frecuencia semanal en nuestras instalaciones y nuestra dirección elabora un listado completo que incluye trabajadores y residentes (mayores y de la unidad de discapacidad), explicando cada caso», indican desde la mutualidad, precisando que la autoridad sanitaria de la zona manifestaba en su circular que «el listado de trabajadores debe incluir todas las personas que trabajan en el centro, sean sanitarios o no» y además deben constatar «su aceptación o rechazo a la vacuna».

Asimismo, recuerdan que, en este proceso de vacunación y norma emitida por la Consejería de Salud, hay una criterio distinto para los sanitarios de los hospitales y para el personal de los geriátricos, que es esa defensa y protección de los residentes que supuso que primero se vacunara a los trabajadores por ser quienes entran y salen de las residencias, independientemente de que hayan sido positivos en covid con anterioridad como es el caso de Pulgar.

Desde Montepío, en ese sentido, se señala que los criterios del proceso de vacunación en las residencias afectaban de manera doble a Pulgar, por un lado «por la obligación moral y legal de vacunarse por su presencia en la residencia» y, por otro, «por la necesidad de hacerlo a pesar de haber padecido la covid en marzo y ante la falta de garantía hoy en día de estar inmune».

De hecho, se explica que, con las recomendaciones sanitarias, «negarse a poner la vacuna sería un mal ejemplo para los dudosos, pero mucho más grave poder ser el causante de un brote de covid en la residencia», que desde marzo es espacio libre de covid al no haberse registrado ningún caso.

También se explica que, debido a que la directora de la residencia no cumple las condiciones médicas para vacunarse con seguridad -por su intolerancia a los componentes de la vacuna de Pfizer y el consiguiente riesgo de shock anafiláctico-, la vacunación de Pulgar «suponía una mayor necesidad para garantizar su presencia diaria en las instalaciones si fuera necesario».

Además, se recuerda que, al publicar la fotografía de Pulgar y de otros trabajadores en sus redes sociales, no se escondía nada «porque sencillamente no hay nada que esconder, es más se toma esa decisión para colaborar en hacer frente a las dudas que en ese momento, en el inicio de las vacunaciones en España, existían en algunos sectores del personal de residencias de mayores en Asturias y en España. Y se hace para vencer recelos y apostar abiertamente por la vacunación como vía fundamental, primero, para proteger a las personas vulnerables y segundo para poder el final de la pandemia».

Por ello, se considera que los autores de la polémica sobre el supuesto privilegio de Pulgar por recibir la vacuna «persiguen una vez más descabezar al Montepío aprovechándose de un asunto tan sensible como es el sanitario y la pandemia en un intento de manipulación torpe y grosera».