«Pensé que vivía un mal sueño, ha sido una injusticia»

ASTURIAS

Carmen Piedralba
Carmen Piedralba TPA

Carmen Piedralba, anuncia acciones legales después de que el Sespa confirmara que cumplió el protocolo de vacunación correctamente

26 ene 2021 . Actualizado a las 17:52 h.

Durante cuatro días con sus 24 horas cada uno, Carmen Piedralba, auxiliar de enfermería en el hospital de San Agustín, también concejal socialista en Castrillón, y liberada sindical de la UGT, apareció de forma constante en medios, pero sobre todo en redes sociales, como una aprovechada que se había colado en el turno de vacunación; mientras el Sespa investigaba su caso fue suspendida de militancia por su partido y se marcaba con ella el mapa de Asturias en las televisiones nacionales cuando se hacían reportajes sobre escándalos en España al hilo de la administración de las dosis. Pero Piedralba no había hecho nada más que seguir el protocolo de su área sanitaria, acudió a recibir la aplicación cuando la llamaron y, de hecho, incluso había animado con una foto a otras personas a que fueran a inmunizarse sin temor. La FSA le ha levantado la suspensión cautelar de militancia, el Sespa ha corroborado que cumplió correctamente los parámetros de vacunación y su nombre y honor deberían quedar restituidos, pero una calumnia es como un almohadón de plumas que se dejan escapar al viento; es casi imposible devolver todas.

«A mí me llamaron el 8 de enero para preguntarme si quería vacunarme y me dieron cita para el 11 a las 9 y 20 de la tarde, dije que sí porque además si eres sanitario y te niegas a recibirlas puedes tener problemas después si te tienes que incorporar al servicio. Me hice una foto con el mensaje de 'yo me vacuno' porque entonces todavía había gente con miedo, para animar a inmunizarse. Puse la foto en dos grupos de Whatsapp y después empezaron las llamadas» que derivaron en la publicación de su caso y la su puesta en cuestión en la rueda de prensa del Consejo de Gobierno que terminó con la sanción temporal de su partido. Piedralba es enfermera en la UCI aunque no trabaja en el servicio mientras es liberada sindical (es secretaria de Organización de UGT en el centro) pero lo cierto es que en su área, la de Avilés, el ritmo de administración de las dosis es muy rápido y ya han recibido la primera allí todos los sanitarios, también otros liberados sindicales, todos los trabajadores sanitarios del Área III. La clave en su caso no es que fuera concejal, se la señaló por ser liberada sindical.

«Los conceptos de liberaciones no los tienen muy claros la gente, tenemos mala publicidad y va a por nosotros, pero como en todos los sitios los hay muy trabajadores y otros que no. Yo soy liberada sindical, no política, y mi nómina la paga el Sespa», explica la enfermera. Porque además, al comienzo de la pandemia, UGT ofreció el regreso al trabajo efectivo de todos sus liberados y, de hecho, se les realizaron pruebas PCR, no una sino dos, ante la posibilidad de que tuvieran que reincorporarse. Es una oferta, recalca Piedralba, que sigue en pie si lo exigieran los rigores de la tercera ola; «estoy a disposición del Sespa para reincorporarme ahora mismo».

La propia gerente del Sespa, Concepción Saavedra señaló el lunes que los liberados sindicales también han sido vacunados porque podrían ser activados de nuevo para su reincorporación a su puesto de trabajo en función de la evolución de la situación epidemiológica.

Además, ha recordado que el criterio establecido por el Ministerio establece igualmente la vacunación de los equipos directivos según su ámbito competencial, su papel en la logística y la planificación de la gestión de la pandemia y su grado de exposición «al igual que el resto de profesionales».

Pero a Piedralba se le quiebra la voz recordando lo que ha pasado en los últimos días, «estoy alucinada y me gustaría que la gente que dijo tantas cosas de mí en redes sociales rectificara»; destacó la concejal que, en todo caso, emprenderá acciones legales para restituir su honor «es verdad que el tiempo pone a cada uno en su sitio pero ese escarnio no se puede consentir». En este tiempo, asegura, que ha resultado crucial el apoyo de su familia «pero también de muchísimos trabajadores del hospital, del ayuntamiento, el sindicato y los vecinos».

«Cuando vi que me suspendían de militancia pensé que vivía un mal sueño, yo no quería que se enteraran mis padres, que son mayores, ha sido una injusticia, menos mal que tengo una familia detrás y gracias a su apoyo he salido adelante».

Aunque la FSA restituyó este martes su condición de militante se encuentra defraudada con la actitud del partido. «Estoy muy enfadada, yo no conocía el protocolo pero ellos sí o deberían conocerlo; deberían informase antes de criminalizar a nadie. Porque Barbón había dicho el día anterior que no se toleraría ni un caso, pero sin preguntar, me lanzaron a mí como 'ahí está lo que pide la ciudadanía'». Cabeza de turco, chivo expiatorio; en el caso de Piedralba han confluido la ira de muchas personas por los casos en los que efectivamente algunos privilegiados se han colado en la vacunación y también los prejuicios de muchas otras personas sobre los sindicalistas o los políticos.

«Durante el confinamiento tuve a mi tía en mi casa, que luego murió por covid. Si hubiera querido colarme ¿no la hubiera buscado para ella o para mis padres, que son mayores y no para mí?», insiste Piedralba.

La nota de la FSA  devolviéndole la condición de militante es escueta. «Tras la resolución técnica del Servicio de Salud del Principado de Asturias emitida en el día de ayer, ha quedado clarificado que la vacunación de Carmen Piedralba se ajustó, según el SESPA, al plan nacional de vacunación por su función de trabajadora sanitaria, aunque en este momento ejerza como liberada sindical, y no hubo, por tanto, ningún trato de favor derivado de sus responsabilidades institucionales».