¿Se puede vivir bien con una enfermedad renal?

Nel Oliveira
Nel Oliveira REDACCIÓN

ASTURIAS

La donación de riñón entre vivos para trasplante es habitual, pero no siempre hay compatibilidad
La donación de riñón entre vivos para trasplante es habitual, pero no siempre hay compatibilidad ..

El lema del Día Mundial del Riñón, que se celebra este jueves, responde a la pregunta con el objetivo de concienciar sobre la importancia de los problemas renales y su prevención

11 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Viviendo bien con la enfermedad renal». Bajo este lema se celebra este jueves el Día Mundial del Riñón, que lo hace desde 2006 con el objetivo de concienciar sobre la importancia de los problemas renales. Según los últimos datos, de 2019, el Registro Español de Enfermos Renales (REER) muestra la diabetes como la primera causa de Enfermedades Renales Crónicas (ERC). Tanto Carmen Díaz, jefa de la unidad de nefrología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), como Emilio Sánchez, jefe de nefrología del Hospital Universitario de Cabueñes (HUCAB), advierten de que las ERC suelen ser asintomáticas hasta fases muy avanzadas. Por esta razón la prevención se antoja como el factor diferencial para combatir las enfermedades renales. La diabetes, hipertensión, obesidad, dislipidemia o tabaquismo pueden ser las principales causas de una ERC.

¿Es posible vivir bien con una ERC? «Como cualquier otra enfermedad hay que asumirla e intentar llevarla lo mejor posible», explica la nefróloga Carmen Díaz, que asegura que «haciendo las cosas bien, asumiendo la enfermedad, aprendiendo a convivir con ella y entendiéndola, se puede vivir bien». Una opinión que comparte su compañero Emilio Sánchez: «Se puede, siempre y cuando uno esté en disposición a tomar medidas. Para vivir bien uno tiene que invertir en cuidarse».

Evolución de la diabetes como causa de la Enfermedad Renal Crónica hasta 2019
Evolución de la diabetes como causa de la Enfermedad Renal Crónica hasta 2019 Sociedad Española de Nefrología

Los pacientes diagnosticados con una ERC con el paso del tiempo deberán someterse a un Tratamiento Renal Sustitutorio (TRS), que puede ser de tres maneras: Por un lado, la que sería la mejor opción clínicamente hablando pasaría por un trasplante de riñón. Lo ideal es que fuera de un donante vivo, aunque no siempre es posible. De no ser así, el paciente entraría en una lista a la espera de un órgano de cadáver compatible, mientras se somete a un tratamiento de diálisis, que pude ser de dos maneras: hemodiálisis o diálisis peritoneal. La primera, por regla general, se hace acudiendo al hospital unas tres o cuatro veces por semana, mientras que la segunda es desde el domicilio. Todos los pacientes con un TRS están a la espera de un trasplante que les mejore la calidad de vida. «Entorno al 20% de los pacientes que inician hemodiálisis o diálisis peritoneal son susceptibles de ser trasplantados. Hay que tener en cuenta que el trasplante es un bien escaso, por lo que no hay para todo el mundo», asegura la doctora Díaz.

Cabe destacar que las mejoras médicas en las técnicas de diálisis -como filtros, máquinas, líquidos utilizados en diálisis peritoneal, mejora en las medicaciones o en los diagnósticos- han mejorado la calidad de vida de los pacientes de TRS con el paso del tiempo. «Con respecto a hace un año no hay grandes avances pero sí los hay mirando atrás 20 o 30 años», celebra la nefróloga Carmen Díaz. Por su parte, el doctor Sánchez también asume con alegría el avance en los tratamientos. «Antes los pacientes que iban a diálisis igual fallecían en dos o tres años, ahora puede estar diez o quince sin que ocurra nada».

¿Por qué la incidencia en Asturias es mayor que en otras regiones?

La diabetes es la principal causa de las Enfermedades Renales Crónicas, teniendo más impacto a medida que la edad media de la población aumenta, como en el caso de Asturias, donde es muy elevada. Según los últimos datos de la Sociedad Española de Nefrología (SEN) la incidencia en España de ERC es de 151,9 pacientes por millón de población (pmp), situándose Asturias por encima de la media nacional con 169,1. «Probablemente influya ser una comunidad envejecida y la alimentación. Somos una comunidad en la que comemos con mucha grasa, sal, pocas verduras y poca dieta mediterránea», aclara la doctora Díaz. Son hábitos de los que «tenemos que preocuparnos porque están en nuestra mano cambiarlos. Llevar una vida sana no es algo que un médico o Sanidad te tenga que decir», apunta el doctor Sánchez.

Inicdencia por Comunidades Autónomas, medida en pacientes por millón de población
Inicdencia por Comunidades Autónomas, medida en pacientes por millón de población Sociedad Española de Nefrología

Por rango de edad, el grueso de la población «que hace entrecomillas las cosas mal», regaña la doctora Díaz, está entre los 65 y 74 años, seguido de los mayores de 75. «Esa es la gente que más se debería cuidar, mantener el peso, hacer deporte o cuidar la dieta». No solo la incidencia en Asturias va en aumento, también lo hacen la prevalencia de Enfermedades Renales Terminales (ERT), un dato que según ambos nefrólogos «puede ser hasta positivo» por el siguiente motivo: «El 55% de los pacientes en Tratamiento Renal Sustitutorio están trasplantados, y los trasplantados tienen una mortalidad menor que los pacientes en hemodiálisis o diálisis peritoneal. La prevalencia hay que mirarla también desde ese punto de vista, si cada vez hay más pacientes, pero no se mueren, la prevalencia sube», explica Carmen Díaz. Una opinión compartida por Emilio Sánchez, al que también le preocupa que «cada vez haya más asturianos en programas de diálisis y trasplantes, que tienen un alto coste, en lo personal y en lo económico».

Cómo prevenir las enfermedades renales

Para prevenir las enfermedades renales, ambos nefrólogos consultados recomiendan hacer una vida activa, estar en tu peso, dieta sana con poco consumo de sal y grasas y no fumar. «Básicamente la prevención de riesgo cardiovascular habitual». Además, para la gente mayor, «evitar consumo de fármacos que pueden dañar al riñón como los antinflamatorios no esteroideos». A pesar de que «no hay una nefropatía directamente por alcohol» conviene no excederse, ya que «contribuye a añadir factores de riesgo a todo lo demás».

«Puedes ser una persona joven, estar haciendo tu vida normal y corriente, que te hagan unos análisis y que te digan: usted tiene una ERCA, sin haber notado nada antes», explica el doctor Sánchez. Por ello, es importante prestar atención a los signos de alarma como aumento de la presión arterial, hinchazón en los tobillos, dificultades para respirar, más cansancio de la cuenta o pérdida de apetito. «La gente le pregunta al médico por el colesterol, por el azúcar, por el ácido úrico, pero no le pregunta al médico por la creatinina, el filtrado que tiene o cuánto le funcionan los riñones. Porque hasta que no casos muy avanzados no da ninguna sintomatología», señala la doctora Díaz.

Los datos en Asturias

Según los últimos registros de la Sociedad Española de Nefrología, del 31 de diciembre de 2019, en Asturias hay un total de 1.445 personas con Tratamiento Renal Sustitutivo, de las cuales 811 son pacientes trasplantados, 540 en hemodiálisis y 94 en diálisis peritoneal. En ese año, previo a la pandemia, en el Principado se batió un récord de trasplantes, con un total de 88. Un dato que se ha mantenido en 2020 con 82, según ha avanzado el nefrólogo Emilio Sánchez. Asimismo, se iniciaron en TRS 173 personas, una más que los anteriores datos de 2018.

Lista de espera estimada para un trasplante
Lista de espera estimada para un trasplante Sociedad Española de Nefrología

Se calcula que para atender al 0,15% de la población asturiana, que es la que está en los programas de diálisis y trasplantes, se gasta el 3% del presupuesto total destinado a sanidad en Asturias. «Hay una desproporción entre el número de pacientes y el gasto», asegura el doctor Sánchez, que explica que el gasto medio de un paciente en hemodiálisis es de 60.000 euros al año, siendo en diálisis peritoneal de 45.000 y el de los pacientes trasplantados -después de la cirugía, que es lo más costoso- de entre 18.000 y 20.000 euros anuales. «No solo es lo mejor en lo clínico, también en lo económico», subraya el nefrólogo.

Por último, cabe destacar que la espera por un trasplante en Asturias se sitúa en 152 días. Un dato que según la nefróloga Carmen Díaz «no sirve para mucho», ya que «hay pacientes que entran en lista de espera hoy y dentro de una semana se trasplantan y otros que tardan incluso hasta cuatro años.