La gran emergencia que ha supuesto la pandemia ha guardado en el armario político un montón de problemas de la vida diaria, ninguneados por la dinámica de partidos, egotista y delirante. Que Errejón fuese objeto de mofa por preguntar en el Congreso sobre el estado de la salud mental indica que algo huele a podrido en Madrid. Afortunadamente, el parlamento asturiano sigue abordando temas de interés real. El último ejemplo es el estado de las viviendas públicas de Vipasa, que convocó un agrio careo entre la portavoz del Gobierno Melania Álvarez y el diputado de Podemos Rafael Palacios. Este último lleva semanas denunciando que la empresa pública ha desahuciado a familias en situación económica vulnerable. Ayer, la consejera socialista negó la mayor y sacó a la luz un ejemplo que invita a la reflexión: el impago por una familia de 61 recibos de 24 euros mensuales. Es decir, cinco años sin pagar el alquiler. ¿Debe una administración pública desahuciar a esa familia o debe condonar el impago? Aquí chocan las dos maneras de abordar soluciones. Para la consejera de Derechos Sociales, los accionistas de Vipasa son todos los asturianos y el pago del alquiler es un deber; además la renta media de esos pisos públicos es de 78 euros mensuales y esa tarifa se calcula en base a los ingresos, siempre igual o inferior al 20% de los mismos. ¿Se debe mirar para otro lado si una familia no paga un alquiler de 24 euros durante cinco años? Melania Álvarez cree que no. La otra visión diametralmente opuesta es la de Rafael Palacios, que cree que Vipasa se comporta como la mafia italiana, que manda cartas amenazantes para tratar de cobrar la deudas, que la consejería lleva meses sin responder al Defensor del Pueblo, que Vipasa es el peor casero de Asturias. «Sabe usted que hay familias que no tienen nada y ustedes les mandan cartas de demanda de desahucio», denuncia Palacios. Melania Álvarez critica la demagogia de Podemos y defiende aplicar el rigor en la gestión de lo público. El debate tiene un trasfondo de importancia real, que seguiremos contando en La Voz (el estado físico de algunas viviendas es lamentable, como ha denunciado también el PP) y que permite que la Junta se aleje del espíritu viciado que domina la política capitalina.